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29 de Octubre,  Salta, Centro, Argentina
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La reforma requiere instrumentos más sofisticados

Miércoles, 29 de octubre de 2025 01:13
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La fuerte reducción en el gasto público permitió equilibrar las cuentas públicas. Pero la continuidad en la baja choca con el hecho de que más de la mitad de las erogaciones están indexadas por inflación. Para avanzar en el ordenamiento de las finanzas públicas es imprescindible cambiar estrategias y mejorar la gestión pública.

Por eso es clave que, con el avance logrado en las elecciones legislativas, el gobierno genere las condiciones para acuerdos políticos amplios, no sólo parlamentarios, sino también con los gobernadores para avanzar en las reformas enumeradas en el Acta de Mayo.

Cambio de etapa

El fuerte ajuste en el gasto en 2024 permitió equilibrar las finanzas públicas nacionales. La nueva situación rompió con una larga tradición de déficits fiscales financiados con emisión monetaria que alimentaban la inflación. La principal consecuencia de este proceso fue una rápida y persistente reducción del crecimiento de los precios. La reversión en el resultado financiero del sector público es el principal logro del gobierno de Milei.

De cara al futuro los desafíos pasan por darle sostenibilidad al equilibrio fiscal. La incertidumbre que viene prevaleciendo en el mercado cambiario, incluso en el marco de un inédito y potente apoyo de los EEUU, pruebas cuán arraigadas están las dudas respecto de la viabilidad y solidez del equilibrio fiscal. Se trata de un tema medular ya que, si se enfrentaran dificultades que llevaran a apelar nuevamente al financiamiento del gasto público con emisión monetaria, se retornará al desorden y la inestabilidad macroeconómica. En esta situación es recomendable observar la composición del gasto público y los espacios que subsisten para darle continuidad a su reducción.

Para ello, resulta pertinente analizar cuáles son los grados de libertad existentes para manejar el gasto público. Según datos del Ministerio de Economía acumulados a setiembre del 2025 se observa que:

* El 45% del gasto primario corresponde a jubilaciones y pensiones que, por la regla de movilidad, se ajustan automáticamente por inflación.

* El 8% del gasto primario corresponde a asignaciones familiares que también se ajustan automáticamente por inflación.

* El 3% del gasto primario corresponde a universidades que, según la reciente ley, también se deberían ajustar automáticamente por inflación.

Estos datos muestran que el 56% del gasto primario se ajusta automáticamente por inflación. Esto implica que más de la mitad del gasto público tiene una importante rigidez. Los números fiscales del 2025 reflejan las consecuencias de esta realidad. El gasto público total se mantiene en términos reales a niveles similares al del año pasado. Este es resultado de una combinación en la que los gastos indexados crecieron por encima de los precios al consumidor (porque en un escenario de baja de la inflación la indexación lleva a crecimiento en términos reales) pero fueron compensados con bajas en el resto de los gastos.

Las inercias y rigideces en el gasto público muestran el enorme desafío que se enfrenta en la administración del Estado. Por ejemplo, dos impuestos nacionales muy distorsivos, cuya eliminación de cara al objetivo de mejorar la competitividad es urgente, son los impuestos al cheque y derechos de exportación. Entre ambos generan recursos equivalentes al 18% del gasto primario. Si el gasto primario flexible es 44% y el impuesto al cheque y derechos de exportación equivalen a 18% del gasto primario, quiere decir que para generar el espacio fiscal que permita eliminar estos dos impuestos habría que reducir el componente de gastos flexibles a casi la mitad. Semejante ajuste tiene muy baja viabilidad.

Nuevas estrategias

La principal conclusión es que para darle sostenibilidad al equilibrio fiscal es imprescindible adoptar nuevas estrategias. El ajuste inicial fue muy importante porque permitió equilibrar las cuentas públicas. Pero los próximos pasos requieren transformaciones más disruptivas e integrales. Por ejemplo, el ordenamiento del sistema previsional para moderar el crecimiento del gasto en jubilaciones y pensiones. Un acuerdo de coordinación fiscal entre la Nación y las provincias que clarifique con precisión responsabilidades permitirá bajar gastos operativos y mejorar la calidad de los servicios que ofrece el Estado. La reforma tributaria que haga que los mejores impuestos sustituyan a los peores impuestos es el camino más rápido para ganar competitividad sin comprometer el equilibrio fiscal.

En la primera etapa la motosierra permitió ajustar rápidamente el gasto público, cortar con la emisión monetaria espuria y así contener la inflación. La etapa siguiente demanda instrumentos más sofisticados.

*) El economista Jorge Colina es el presidente de IDESA (Instituto para el Desarrollo Social Argentino), centro de estudios, especializado en mercado laboral, sistema educativo y capacitación laboral; seguridad social, salud y asistencia social

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