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No siempre los operativos más llamativos son los que terminan resolviendo las situaciones pendientes con la Justicia. A veces, la detección se da en medio de un recorrido habitual, en una esquina cualquiera o en un control que, a simple vista, no promete grandes hallazgos. Así ocurrió en las últimas horas en Salta, donde dos personas quedaron detenidas tras verificarse que tenían órdenes de captura activas por hechos de robo.
El primer caso se registró en Villa Estela, en la ciudad de Salta, cuando personal de Seguridad Urbana identificó a un hombre en situación de calle. La consulta de sus datos reveló un pedido de captura por robo, motivo por el cual se iniciaron las actuaciones correspondientes. El caso quedó en manos del Juzgado de Garantías 1, que llevará adelante los próximos pasos del proceso. Se cree que el detenido tiene varios iliícitos cometidos en el centro de la Ciudad que podrían quedar resuelto en las próximas horas cuando se le tome declaración.
Horas después, en barrio 9 de Julio, en Tartagal, otro control rutinario terminó con un resultado similar. Efectivos del Distrito de Prevención 4 y del destacamento Villa Güemes demoraron a un joven de 20 años, que presentaba un pedido de captura por robo calificado. Una vez verificada la información, fue puesto a disposición del Tribunal de Juicio 1.
Ambos procedimientos, separados por más de 200 kilómetros pero unidos por la misma lógica operativa, muestran cómo los patrullajes preventivos -aun sin despliegues especiales ni alertas previas- pueden derivar en la detección de personas con causas pendientes. En un contexto donde cada intervención suma para aliviar el mapa delictivo, estos hallazgos funcionan como recordatorio: a veces, el movimiento más silencioso es el que termina desactivando una deuda abierta con la Justicia.