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La víctima, oriunda de Jujuy pero residente en Embarcación, relató que el llamado comenzó de manera cordial. El supuesto empleado le ofrecía beneficios y descuentos en combustibles. Sin embargo, la conversación derivó en una maniobra cuidadosamente armada: el estafador la guió para que ingresara a la aplicación de su banco y luego, mediante una videollamada, le pidió que exhibiera el plástico de su tarjeta.
Minutos después, la conexión se cortó abruptamente. Al revisar su celular, la mujer advirtió que la app bancaria había desaparecido. La sorpresa fue mayor al ingresar nuevamente a su cuenta: descubrió que se había realizado una transferencia de 1.500.000 sin su autorización.
Tras el shock inicial, la jubilada radicó la denuncia en la comisaría local, dando inicio a una investigación judicial. Las autoridades trabajan para rastrear el destino del dinero y advierten que este tipo de fraudes se multiplicaron en los últimos meses en la región.
Desde la Policía recordaron que ninguna empresa solicita datos personales o bancarios por teléfono, mucho menos que se muestren tarjetas o claves frente a la cámara. Además, subrayaron que estos estafadores suelen aprovechar la confianza de personas mayores para llevar adelante sus engaños. “Es clave desconfiar, cortar la llamada y comunicarse directamente con la empresa a través de los canales oficiales”, remarcaron los investigadores.