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17 de Noviembre,  Salta, Centro, Argentina
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VIDEO. Caos recurrente para embarcar en el aeropuerto: es vital que concluyan las obras

Las largas filas, los cuellos de botella y la imposibilidad de avanzar hacia los controles expusieron nuevamente esta mañana un problema que ya dejó de ser circunstancial. El aeropuerto Martín Miguel de Güemes quedó chico, y mientras las obras avanzan a ritmo lento, miles de pasajeros enfrentan un verdadero viacrucis cada vez que deben embarcar.
Lunes, 17 de noviembre de 2025 08:33
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Este lunes volvió a mostrar la misma postal que se repite desde hace meses, tres vuelos coincidieron en el horario de embarque y el sistema colapsó. Las colas se extienden más allá de los puestos de control, el hall quedó desbordado y el malestar crece entre los pasajeros obligados a esperar mientras la PSA habilitaba un solo acceso con scanner operativo. Según fuentes aeroportuarias, otro de los equipos destinados a revisar valijas estuvo nuevamente fuera de servicio, lo que generó un cuello de botella crítico.

Familias, turistas, trabajadores y estudiantes atrapados en un circuito lento, sin información y atravesando un proceso de embarque que, en Salta, se parece cada vez menos a una terminal internacional y cada vez más a una estación congestionada. Un caos que ya es recurrente.

 

Mientras los funcionarios destacan la modernización y los plazos proyectados, el usuario aéreo de Salta convive día a día con demoras, colas interminables y controles saturados. ¿Cuánto más deberá esperar la provincia para contar con un aeropuerto que funcione con normalidad?

En un contexto donde la conectividad es clave para el turismo, el comercio y el desarrollo regional, tener una terminal colapsada no es un detalle menor, sino un problema estructural que exige soluciones inmediatas. Porque mientras la obra avanza sobre los planos, el caos sigue avanzando sobre los pasajeros.

Obras necesarias, pero muy lentas

La ampliación y modernización del aeropuerto Martín Miguel de Güemes promete, sobre el papel, duplicar la capacidad operativa de la terminal. Pero mientras los render muestran un futuro prometedor, el presente continúa atado con alambres.

Los datos oficiales indican que la segunda etapa de ampliación finalizará en el primer trimestre de 2026. En tanto, las obras complementarias -portal de acceso, subestación eléctrica, sala de cisternas, caseta de medición- deberían concluir totalmente este fin de año.

Se proyecta un aumento del 65% en la superficie total, unos 5.700 m2, incluyendo un nuevo hall de check-in, un sector de embarque doméstico renovado y una manga adicional.

La demolición total será de 3.900 m², se completaron fundaciones y está montado poco más del 70% de la estructura metálica central. Las obras avanzan, pero los inconvenientes continúan.

Un aeropuerto que quedó atrás

Hoy el aeropuerto concentra vuelos nacionales e internacionales -San Pablo, Lima, Asunción y Panamá-, pero su capacidad real no acompañó la expansión. Cuando coinciden operaciones, la terminal no puede absorber el flujo de pasajeros. La PSA trabaja con un solo acceso, los espacios son insuficientes y cada desperfecto técnico, como el scanner de equipaje que falló hoy, provoca un efecto dominó que paraliza todo.

Si bien se insiste contantemente que se trata del “aeropuerto más importante del norte argentino” y se asegura que la obra “avanza a buen ritmo”, la experiencia de los pasajeros cuenta otra historia, la de una infraestructura que no está a la altura de la demanda actual.

 

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