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27 de Noviembre,  Salta, Centro, Argentina
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Un salteño en África: Daniel Coronel y su vida en la mina de cobre Kansanshi, en Zambia

En la mina de cobre Kansanshi, en Solwezi, un argentino de 45 años ocupa un rol clave como superintendente de Mantenimiento en la planta concentradora de First Quantum. El Tribuno lo encontró de manera inesperada durante un recorrido por la operación africana.
Jueves, 27 de noviembre de 2025 18:45
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El calor seco, el polvo rojizo que se levanta con cada pasada de los camiones y el zumbido constante de la maquinaria pesada componían la escena habitual en Kansanshi, una de las operaciones de cobre que First Quantum Minerals tiene en Zambia y la que está ubicada en la ciudad de Solwezi. El Tribuno avanzaba por las pasarelas metálicas de la planta concentradora y ascendía a un punto elevado desde donde se observa la enorme zona de excavación, el movimiento incesante de equipos y la escala industrial de la operación, cuando ocurrió un momento inesperado: entre órdenes en inglés y comentarios en español dentro del grupo, apareció una voz con una tonada imposible de confundir.

El Tribuno frenó en seco y giró la cabeza. No hubo duda, sino certeza. “¿Vos sos de Argentina? ¿Sos salteño?”, preguntó de inmediato. La respuesta llegó con una sonrisa amplia, franca. Así se presentó Daniel Coronel, superintendente de Mantenimiento del área S3 de la planta concentradora, un salteño de Rosario de la Frontera que desde hace un año trabaja en Solwezi y que es muy apreciado por sus compañeros. Y, para completar la identidad, hincha del Cuervo, Central Norte, orgullo que no abandona ni en África.

Coronel, de 45 años, lleva siete años en First Quantum. Los primeros cinco fueron en Cobre Panamá y el último en Zambia, adonde fue trasladado para acompañar la puesta en marcha de la nueva planta concentradora. “Tenía muchas expectativas. Era mi primera vez cruzando el charco y no sabía con qué me iba a encontrar, si la cultura iba a ser muy distinta o si el idioma podría complicar algo. Pero desde el primer día me recibieron con mucha calidez”, relató mientras guiaba al equipo por distintos sectores que él conoce en detalle, desde sistemas de molienda hasta áreas de mantenimiento y control.

Antes de su etapa internacional, trabajó en Veladero, en San Juan, y en Cerro Negro, en Santa Cruz. Esa experiencia, combinada con la magnitud operativa de Kansanshi, le permite proyectar un futuro para la minería del norte argentino. “Me encantaría volver y trabajar en Taca Taca con First Quantum. Imagino estos monstruos operando en Salta. Son equipos de los más grandes del mundo y genera mucha expectativa pensar en eso”, dijo.

La cultura de trabajo es otro aspecto que destaca. “La seguridad y el medioambiente son primero. Muy enfocados en el cuidado de las personas y del entorno. Todos aportamos un poquito cada día para que ese cuidado sea sostenible”, explicó, subrayando un principio que atraviesa todas las áreas de la operación.

La convivencia diaria en Solwezi es profundamente diversa. “Durante el precomisionado llegamos a contar catorce nacionalidades distintas en una sola oficina: Zambia, Argentina, Venezuela, República Dominicana, Australia, Mauritania. Fue una experiencia enriquecedora; aprendimos un poco de todas nuestras culturas”, recordó. Ese intercambio multicultural impregna las charlas técnicas, las rutinas y hasta los momentos de descanso.

Fuera de lo técnico, Coronel cultiva una pasión que lo acompaña desde hace años: la fotografía. El mes pasado retrató las celebraciones por los 61 años de independencia de Zambia y publicó las imágenes en su cuenta de Instagram. Sus fotos capturan escenas cotidianas de Solwezi, colores vivos, gestos espontáneos y festividades que revelan la vida del país más allá de la operación minera. “Los zambianos son muy pacíficos, muy amenos, muy agradables”, aseguró.

El clima tampoco le representa un desafío. Al contrario, lo toma como parte natural de su oficio. “No tendría problema de cambiar el calor africano por el frío de la Puna. Ya trabajé en Veladero; con muchos grados bajo cero de sensación térmica no me asustan”, dijo entre risas.

Su historia personal también tiene un hilo firme. Coronel vivió en Rosario de la Frontera hasta 1997. En 1998 se mudó a Tucumán para estudiar en la Universidad Nacional de Tucumán, donde se graduó en 2005. Desde entonces sumó experiencias en distintos proyectos dentro y fuera del país, hasta que la minería lo llevó primero al Caribe y luego al corazón del continente africano.

Antes de despedirse, dejó un saludo lleno de pertenencia. “Mis viejos están en Rosario de la Frontera, mis hermanos y mis tíos en Salta capital. Básicamente toda mi familia está allá”, dijo con emoción.

Una voz salteña emergiendo entre el inglés africano y el ruido de la maquinaria en una mina de cobre a miles de kilómetros terminó revelando algo más que una coincidencia. Fue el punto de encuentro entre dos mundos: la identidad profunda de un salteño y el trabajo de escala global que hoy lo tiene en el corazón minero de Zambia.

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