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En Salta, la economía doméstica y el comercio atraviesan una situación complicada. Las familias sostienen su nivel de consumo con tarjetas de crédito, pero sin poder afrontar los pagos totales. En muchos casos, sacan varias tarjetas para pagar un bien o un servicio y se dan con que solamente una posee margen para hacerlo. Mientras tanto, los comercios enfrentan un escenario de costos fijos en aumento y ventas que no alcanzan a compensar los gastos.
La manera de comprar ha cambiado drásticamente. El efectivo dura apenas unos días después del cobro de los sueldos, y luego todo se paga con tarjeta de crédito. Gustavo Herrera, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Salta, describió la situación: "La venta está estable, pero con cambios en el estilo de compra. Hasta el día 10 con suerte hay efectivo, y después, todo es con tarjeta. Hubo un leve aumento en ventas, pero el ticket promedio no creció. Los costos subieron: impuestos, tasas, luz y alquiler, pero los precios no pudieron ajustarse de la misma manera".
Los pequeños comerciantes son los más afectados. Luisa, dueña de un negocio en la zona sur de la capital, expresó: "Estamos cada vez peor. La gente está endeudada hasta la cabeza. El Gobierno dice que la inflación bajó al 2,4%, pero cuando repongo mercadería me encuentro con aumentos de hasta el 15%". En la misma línea, María, también comerciante, sostuvo: "Los sueldos están planchados. Hace dos meses parecía que todo iba a reactivarse, pero no. Para mí, seguimos en recesión".
El principal problema radica en que muchas personas financian sus gastos con varias tarjetas sin poder afrontar los resúmenes completos. Herrera advirtió: "Antes se hipotecaba la casa, ahora se hipoteca el sueldo con la tarjeta. La gente usa cinco tarjetas y solo una tiene saldo. Aprendieron a administrarse a los golpes. Nunca se debe pagar el mínimo de la tarjeta, porque se vuelve una bola interminable. Si comprás comida, no la dividas en tres cuotas, porque antes de la primera cuota ya te la comiste".
Una falsa estabilidad
Para el economista Lucas Dapena, el endeudamiento con tarjetas es la única opción para muchos. "Hubo una recomposición de tarifas y servicios públicos sin que los sueldos se acomodaran igual. Hoy, una tarifa de electricidad o agua consume el 10% del sueldo, lo mismo la prepaga, el colegio y el supermercado".
Dapena señaló que en vez de ajustar su presupuesto, la gente optó por endeudarse, pero esto tiene un límite: "Podés vivir con tarjeta dos, tres, cuatro meses, pero luego hay que pagar. Ahí se dan cuenta de que hay que achicarse". Explicó el mecanismo: "Quisimos mantener el mismo nivel de consumo en una economía distinta. Pero después de tres o cuatro meses, la tarjeta está saturada y la deuda hay que pagarla. Nunca le vas a ganar a la tarjeta de crédito. Es una excelente herramienta para financiarte, pero siempre a favor del banco. Si no pagás el total, te cobran intereses. Y mucha gente piensa que sacando un adelanto de una tarjeta para pagar otra le va a ganar al sistema, pero nunca se le gana. Hay que usar la tarjeta con cuotas sin interés y aprovecharla solo para compras que valgan la pena".
Los comercios
El comercio tampoco escapa a la crisis y se endeuda para sobrevivir. Herrera explicó que los costos fijos suben sin freno, mientras los ingresos se estancan: "Hay que hacer promociones y ofertas para atraer clientes, pero los impuestos, la luz y el alquiler siguen subiendo. Además, el Estado carga las tasas municipales en la factura de la luz, lo que la hace impagable. Estamos pidiendo que la boleta refleje solo el consumo de electricidad, pero hasta ahora no hay cambios".
Luisa confirmó esta situación: "Cada vez que repongo mercadería, me enfrento a aumentos que no se reflejan en los índices oficiales. No puedo trasladar esos aumentos a los clientes porque no tienen plata, así que mi margen de ganancia se achica y apenas cubro costos". María agregó: "Parecía que la situación iba a mejorar, pero no. Cada mes vendemos menos. La inflación oficial dice una cosa, pero en la calle la realidad es otra".
Las moratorias impositivas también preocupan: "Este lunes tendremos una reunión con el agente de Rentas para conocer los programas vigentes. Muchas veces los planes no son claros y los comercios no se adhieren. Es fundamental regularizar las cuentas para sobrevivir", concluyó Herrera.
Consejo
Dapena enfatizó que la mejor estrategia es utilizar la tarjeta como un soporte y no como una solución financiera: "Usá la tarjeta para compras que valgan la pena, como un electrodoméstico o algo que te capitalice. No la uses para gastos cotidianos. Nunca le vas a ganar al sistema. La tarjeta es útil si la usás bien, pero si pensás que con dos o tres tarjetas podés ganarle al banco, tarde o temprano te vas a encontrar con una deuda impagable".
Por último, advirtió sobre la pérdida de percepción del gasto: "Con la inflación del año pasado, perdimos dimensión de los precios. Hoy se gastan treinta o cuarenta mil pesos en dos patadas. La gente siente que gasta mucho más, pero el sueldo no acompañó de la misma manera". Concluyó: "El desfasaje entre ingresos y gastos se está notando. No queda otra que ajustarse y usar las herramientas financieras con criterio".
Uso de la tarjeta
Las tarjetas de crédito son un medio de pago que permite a los usuarios realizar compras y acceder a financiamiento. Funcionan bajo un sistema de crédito otorgado por entidades financieras, con límites y tasas de interés que varían según el perfil del cliente y el emisor. Son una herramienta útil para administrar gastos y acceder a beneficios como promociones o acumulación de puntos, pero también pueden generar endeudamiento si no se usan con responsabilidad. En algunos países, fueron objeto de regulaciones para limitar tasas de interés y fomentar la transparencia.