Durante los días 5 y 6 de junio, la Universidad Católica de Salta fue sede del VIII Taller Latinoamericano de Lonergan, un espacio académico internacional que reunió a investigadores de diferentes países de la región para reflexionar sobre los desafíos contemporáneos que plantea el avance tecnológico desde una perspectiva humanista.
Bajo el título “El reto del posthumanismo”, el encuentro abordó cuestiones clave como ser la irrupción de la inteligencia artificial; el análisis se realizó desde el pensamiento del filósofo y teólogo jesuita Bernard Lonergan.
Organizado por el Instituto para la Integración del Saber de UCASAL y el Movimiento de Lonergan en Latinoamérica, el taller contó con la participación y disertación de especialistas en filosofía, educación, astronomía, ciencia y tecnología.
“Cómo conozco la realidad me permite entender también cómo la conoce el otro”, analizó la Lic. Verónica Figueroa Clerici. Bajo esta premisa, la directora del Instituto para la Integración del Saber en UCASAL separó las capacidades del hombre de las de la IA.
Uno de los expositores destacados fue el Dr. Francisco Vicente Galán Vélez, profesor de Filosofía en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, quien propuso recuperar el enfoque de Lonergan para revisar críticamente la intersección entre lo humano y lo tecnológico, preservando la dignidad y la comprensión de la persona.
Desde una mirada científica, el astrónomo jesuita José Gabriel Funes, investigador del CONICET y docente en la Universidad Católica de Córdoba, planteó una pregunta central: “¿Cómo entrenar a la inteligencia artificial?”, y advirtió que los objetivos de esta tecnología deben estar alineados con valores humanos. “No es para tener miedo, pero sí para ser prudentes”, expresó. “Es una inteligencia que nos habla y que tiene un impacto psicológico en nosotros”.
Por su parte, el investigador Francisco Tamarit (UNC – CONICET) subrayó que, por ahora, la inteligencia artificial “solo sabe hacer lo que le enseñan los humanos”, aunque no descartó cambios disruptivos en el futuro. Alertó sobre los riesgos laborales que conlleva la automatización y remarcó la importancia del rol social en la regulación de la tecnología: “depende mucho de las sociedades el hacer un uso responsable”.
Otro de los puntos destacados fue el abordaje del Dr. Allan Christian Covarrubias, de la Universidad Anáhuac (México), quien advirtió sobre la dificultad para procesar tal cantidad de información: “La inteligencia artificial nos permite llegar a la información de un modo más rápido, expedito y eficiente; esto trae como consecuencia que podamos percibir los datos de manera sintética, pero a veces con incapacidad para ejercer labor crítica”.
La mirada empresarial estuvo representada por el Dr. Luis Galeazzi, director ejecutivo de Argencon, quien reflexionó sobre la necesidad de democratizar el acceso a los beneficios de la inteligencia artificial. “Este cambio impacta a todos. Tenemos que encontrar formas para que nadie quede excluido de este movimiento”, dijo, y llamó a un diálogo abierto sobre los riesgos de exclusión y desigualdad que puede generar una tecnología sin regulación ética. Su aporte vinculó a la IA directamente con la Torre de Babel, la historia bíblica, puesto que ambas representan la ambición humana de superar límites y alcanzar logros extraordinarios, a veces con consecuencias imprevistas.
El VIII Taller Latinoamericano de Lonergan no solo fue una oportunidad para profundizar en los aportes del método empírico generalizado de Lonergan, sino también para construir puentes entre disciplinas, creencias y culturas, con el objetivo de responder a los desafíos contemporáneos desde una mirada integradora y humanista.
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