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29 de Septiembre,  Salta, Centro, Argentina
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El contrabando de caña de azúcar a Bolivia sigue sin frenos

La banda del río Grande de Tarija espera presencia efectiva de fuerzas federales.Analizan una vinculación vial con Cornejo para romper el aislamiento.
Lunes, 29 de septiembre de 2025 00:00
Una de las plantaciones ilegales de caña de azúcar que tiene la zona de Trementinal en la banda del río Grande de Tarija.
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En la banda fronteriza del río Grande de Tarija el contrabando de caña de azúcar a Bolivia desde plantaciones ilegales establecidas en suelos invadidos en el departamento San Martín, sigue sin freno. Pobladores aba guaraní, que sufren los atropellos de cañeros bermejeños año tras año, ven cruzar hasta 30 camiones diarios hacia un ingenio del vecino país y se preguntan cuándo tendrá esa aislada y desprotegida zona selvática del norte salteño una presencia efectiva y estable de fuerzas federales.

Desde fines de 2024 ese borde internacional está entre los objetivos críticos del Plan Güemes, pero la intransitabilidad de la ruta provincial 144 es un obstáculo que solo narcos y contrabandistas parecen tener resuelto para introducir drogas a Argentina o cruzar a Bolivia unas 150.000 toneladas de caña de azúcar por zafra desde plantaciones clandestinas que empezaron crecer hace más de dos décadas atrás y ya cubren cerca de 2.500 hectáreas de áreas pedemontanas usurpadas y desmontadas al más puro estilo del Far West.

La ruta 144 es la única vinculación vial que tienen los parajes de Trementinal, Churqui, San Telmo, Volcán, Algarrobito, Media Luna, Aujoncito, Baúles, Porcelana, Polvareda y Chuschal con Orán. Esa ruta, además de su falta de mantenimiento, tiene pasos sobre el río que la tornan intransitable la mayor parte del año. Para la población aba guaraní de General Mosconi el aislamiento se traduce en penurias y violentos atropellos de derechos. Para las docencias de las escuelas de Media Luna y Trementinal el encuentro con los alumnos es un odisea, ya que deben cruzar a Bermejo desde Aguas Blancas, transitar por rutas de Bolivia y reingresar a los aislados parajes salteños en precarias embarcaciones. Las mismas dificultades enfrenta el personal de salud para llegar a los puestos sanitarios.

Desde hace largo tiempo la población originaria y productores de la zona esperan por mejoras básicas en la ruta 144, que se desprende de la ruta nacional 50 a la altura del arroyo Solasuti y se extiende sobre la margen este del Río Grande de Tarija hacia el Norte hasta Trementinal.

Un viejo anhelo es también un cierre vial que permitiría acceder a esa zona de selváticas serranías desde Coronel Cornejo. En esa localidad del municipio de General Mosconi se desprende desde la ruta nacional 34 hacia el oeste la ruta provincial 141. Es un camino bien consolidado que llega hasta el yacimiento de Ramos, en la serranía de San Antonio. Desde allí, con un corto camino en pendiente, que según fuentes entendidas podría abrirse con solo dos semanas de topadora, la ruta 141 quedaría enlazada con una antigua picada que ejecutó la Standard Oil hasta Trasfondo de Algarrobito, finca que tiene un camino que la conecta con la 144 en las cercanías de la escuela de Media Luna.

De esa forma, sin mayores esfuerzos presupuestarios, la banda del río Grande de Tarija podría tener una conexión vial directa con Coronel Cornejo. Los propietarios de Trasfondo de Algarrobito ofrecieron al Estado la donación de las superficies necesarias para ese cierre vial, de modo que no se requerirían expropiaciones.

Semanas atrás, funcionarios del Ministerio de Seguridad de la Nación, Gendarmería y Vialidad de la Provincia recorrieron el área, porque la vinculación vial de la banda del río Grande de Tarija con la ruta nacional 34 se considera estratégica para poder consolidar una presencia estable y efectiva de las fuerzas de seguridad integradas en el Plan Güemes en ese permeable frente fronterizo.

La duda no está en la relevancia que tendría ese camino para romper con años de aislamiento y ausencia del Estado, sino en los tiempos que tardarían los organismos nacionales y provinciales en desenvolver las respuestas que el aislado borde fronterizo aguarda frente a sus urgencias sociales, educativas, sanitarias, de seguridad e integridad territorial.

Borde caliente

El pasado 25 de junio, contrabandistas que atravesaban el río Tarija sobre unos bultos en formas de jangadas fueron sorprendidos por una patrulla de gendarmes. En su huida, abandonaron el cargamento que incluía 38 kilos de cocaína, 390 kilos de hojas de coca, 8.750 atados de cigarrillos y una pistola 9 mm cargada. El 17 de agosto último, en la misma zona, otro grupo escapó dejando abandonados 109 kilos de marihuana, 2.684 kilos de hojas de coca y 18.000 paquetes de cigarrillos.

 

En la escuela de Media Luna se reflejan las críticas urgencias 

En la escuela de Media Luna se resumen muchas de las urgencias que requieren atención y respuestas en la banda fronteriza del río Grande de Tarija. Ese establecimiento, que supo tener una matrícula de más de medio centenar de niños y niñas de las comunidades aba guaraníes de Baúles, Algarrobito, Volcán y otros parajes de la zona, hoy tiene 24 alumnos en primaria presencial y secundaria virtual (conectados al sistema del Huaico mediante antena Starlink).

La escuela albergue de Media Luna, paraje fronterizo de General Mosconi.

Este mes los chicos quedaron sin clases porque el pozo de agua de la escuela quedó sin caudal y la bomba se rompió. El pozo alternativo que tenían fue tapado hace cinco años. Los pozos de agua de la zona presentan un alto contenido de arsénico. La directora, Karina Leguizamón, expuso las dificultades en informes que llegaron a distintos organismos competentes.

El puesto sanitario de Media Luna funciona parcialmente con la visita de un enfermero dos veces por semana y, en ocasiones, una vez al mes. Aunque cuenta con un agente sanitario, ese puesto no tiene pozo de agua. Las familias de la zona -mayoritariamente aba guaraní- disponen de pozos que, en general, presentan un alto contenido de arsénico.

Una de esas notas llegó al Ministerio de Seguridad de la Nación, porque a las críticas situaciones descriptas se suma el hecho de que el establecimiento escolar carece de cerramiento y seguridad. Se advirtió a la cartera nacional sobre "ingresos de ciudadanos bolivianos que destruyen y roban dentro del predio escolar". El albergue funciona con dos maestros de grado, docentes itinerantes y dos ordenanzas que hacen patria en esos suelos olvidados e invadidos. Lo menos que merecen es tener respuestas urgentes a sus ruegos. El aporte económico por alumnos es allí de $2.500 en régimen de albergue y de $1.250 en media jornada.

La distancia a Aguas Blancas es de alrededor de 20 kilómetros. Cuando el río Grande de Tarija está bajo se puede cruzar los pasos que tiene la ruta provincial 144 en camionetas. En los meses con lluvias y crecidas, alumnos y familiares deben caminar largas distancias para llegar a la escuela. La odisea de sus docentes es incluso mayor. Para llegar, deben salir por Aguas Blancas a Bermejo y reingresar desde el territorio boliviano, donde hay un portón con candado que impide el paso para acceder a suelo argentino. Para poder reingresar a los parajes del departamento San Martín, se debe tener una copia de la llave, por la que exigen $40.000.

 

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