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Viernes de boxeo eran los de antes

Jueves, 22 de noviembre de 2012 23:08

Hoy es viernes... Vaya novedad, dirá usted. Lo que yo quiero es recordar que en otras épocas los viernes salteños eran muy especiales para los amantes del deporte, y en especial para los seguidores del boxeo. Eran tiempos cuando el Salta Club se vestía de fiesta con sensacionales combates. Era toda una ceremonia asistir a ese estadio, más bien diríamos una costumbre porque significaba descomprimir la tensión de toda la semana.

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Hoy es viernes... Vaya novedad, dirá usted. Lo que yo quiero es recordar que en otras épocas los viernes salteños eran muy especiales para los amantes del deporte, y en especial para los seguidores del boxeo. Eran tiempos cuando el Salta Club se vestía de fiesta con sensacionales combates. Era toda una ceremonia asistir a ese estadio, más bien diríamos una costumbre porque significaba descomprimir la tensión de toda la semana.

 Desde las tribunas se gritaban genialidades y se armaban los duelos de inspiración, especialmente cuando alguna pelea resultaba aburrida. Claro que esas genialidades casi siempre eran con doble sentido. ¿Por ejemplo?, dirá usted. Yo recuerdo que una noche el estadio estaba repleto y reinaba un gran silencio, desde el tablón gritaron: “¡Qué pasa que están mudos, quién se ha muerto!”. Del otro lado le respondieron: “Tu hermana”. Otro ocioso se sumó: “¿Dónde la van a enterrar?”. Desde lo alto otro grito: “En la casa de tu mama”. 

 Y ni les cuento cuando se la agarraban con el animador, mi amigo Carlos Morales, y le gritaban: “Morales... cambiá el traje”. La infaltable cargada era para el famoso árbitro Elio Torres, desde todos los costados entonaban con tono muy fino en coro: “Elio... Elio... Elio”, la popular sabía que le molestaba y, además, joder y reírse de cualquier tontera era parte del festival. 

Ahh, pero cuando las papas quemaban y estaban los púgiles en el toma y traiga no volaba una mosca. Por supuesto que no faltaba el “acuso” y algún acentativo para macerarlo. El choripán o una tirita de asado a la entrada o la salida era parte de la ceremonia. Eran viernes folclóricos con boxeadores salteños que hacían roncha a nivel nacional e internacional. Carlos Campos, “el caminador de la noche”, me hizo acordar de algunos: Polo Núñez, Genaro Brizuela, Hugo Vicente, Víctor Cárdenas, Rubén Condorí, Puma Arroyo, Hugo Vilte, Ignacio Gorriti y Víctor Hugo Paz, entre otros. ¿Cómo se extrañan esas veladas? Y los changos del diario la rematábamos en el club Comercio, donde se comía y se jugaban hermosos partidos de truco.

 
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