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Silvio, el robot que limpia la escuela

Miércoles, 23 de diciembre de 2015 01:30
“Silvio”, el robot que limpia los pasillos de la escuela, es la estrella del taller de robótica que está a cargo del profesor Carlos Ríos y que se dicta los sábados de 9 a 12 en un aula que le presta la Técnica 3106, ingeniero Maury de Campo Quijano. “El próximo año a Silvio le agregaremos módulos para ponerle una aspiradora y también una cortadora de césped para que haga el mantenimiento de la cancha de fútbol que tiene la escuela, además de ponerle una batería solar”, contó orgulloso el docente.
Este quijaneño, que no recibe un peso por lo que hace, es el alma mater que moviliza a estos chicos “curiosos” que todos los sábados viajan desde distintas localidades hasta el Portal de los Andes para participar de este encuentro lúdico y científico a la vez. Así, desde Salta, llegan Francisco Cayo, Carlos Luciano, Enzo Mamaní y Oliverio Katz; de La Silleta Jorge Oropeza y Manuel, Paula Ramos de Guachipas, Fabricio Guerrero y William Ortega de Coronel Moldes, Aaron Alfaro de El Encón; Sergio Lamas y Matías Yonar de Rosario de Lerma y Luciano Arjona, Sergio Soriano, Erik Pistán, Nicolás Lozano y Marcos Chocobar de Campo Quijano.
El mimado
El robot que limpia, Silvio, nació de una conversación entre Carlos y el director del colegio que generosamente los aloja, Rafael Sángari. “Estábamos en el pasillo con el director, mientras observábamos a la señora Silvia pasando la mopa una y otra vez por el largo pasillo de la institución, entonces le ofrecí hacer un robot con los chicos que hiciera el mismo trabajo. Al principio me dijo que no, y después aceptó”, dijo Ríos. Y agregó: “La cooperadora de la escuela nos ayudó a comprar los elementos. El robot tiene un chásis de hierro, dos motores, está controlado con la placa arduino, tiene sensores de movimiento y funciona de dos maneras: sigue una línea pintada en el piso y trabaja solo. La otra forma de funcionar es controlado por un celular”.
Escasos recursos, mucha pasión
El problema con que se enfrenta este taller es que necesitan materiales específicos para poder realizar sus trabajos y “no tenemos el dinero para comprarlos”, dijo el profe Carlos en conversación con El Tribuno. Sin embargo, y a pesar de que el profe Carlos golpeó numerosas puertas, siempre lo recibieron muy bien y le dijeron que era muy interesante lo que hacía pero nadie colaboró. Así ocurrió por ejemplo, con el intendente y los concejales de Campo Quijano.
Pero, a pesar de todo, este año, que concluyó a fines de noviembre, fue sumamente fructífero. El profe Carlos lamenta que de los 30 talleristas que se inscribieron en marzo, a mediados de año ya habían desertado alrededor de una decena. “Lo que sucede es que los chicos no tienen los recursos suficientes como para comprarse sus propios insumos y quedaron los que se las arreglaron para adquirirlos”, dijo Ríos. En septiembre, la Secretaria de Ciencia y Técnica de la Provincia les donó unas placas arduinos y otros elementos, como motores, sensores, etc. “La pena es que ya habían dejado varios chicos, pero bueno, no queremos bajar los brazos, agregó.
Con muchas ganas
En el taller los chicos llevan a cabo una serie de pasos, aprenden a programar, realizan los planos, construyen los brazos en madera porque la impresión en 3D es muy cara, por lo tanto, inaccesible para ellos, ensamblan y echan a andar los mecanismos, entre otras cosas.
La limitación de los recursos condiciona lo que pueden hacer, sobre todo porque el docente tiene que perder tiempo buscando apoyo económico, pero eso no les hace bajar los brazos: “Tenemos varios proyectos que nosotros mismos construimos incluídos los planos. Preparamos unos kit de trabajo a fin de entregarles a otros chicos para que puedan ensamblarlos. Nosotros hacemos los brazos robóticos con madera que es más barato y se hace más rápido. El profesor Sángari, se ofreció a comprarnos una impresora 3D para el año que viene”. La idea que tienen en el taller de Robótica, es transformarlo en autosustentable.
El Taller de Robótica tiene su propia página web www.quijanobots.com
Creativos e inquietos
Los integrantes del taller han tenido oportunidad de mostrar sus creaciones en la Universidad de Jujuy y la Técnica 2 de Salta entre otras instituciones. “No salimos a competir. No nos parece mal que otros chicos lo hagan, pero a nosotros lo que nos interesa es mostrar lo que podemos hacer. Muchos de los chicos que vienen al taller no van a escuelas técnicas, por lo tanto tienen que aprender todo desde un principio, por ejemplo a soldar, a usar los taladros, etc”, agregó.
En septiembre realizaron el Primer encuentro de software libre del Valle de Lerma. Participaron más de 300 personas, y contaron también con el apoyo de los ingenieros Miguel Tolaba, Juan Montellanos, licenciado Abdon Torres, profesor Antonio Sángari, programador Ariel Ramos y el doctor Juan Pablo Carbajal. “La gente que participó nos pidió que lo hagamos de nuevo. Esperamos que se pueda”, culminó.

Carlos Ríos tiene 31 años, es profesor de Tecnología y estudiante avanzado en ingeniera en Informática. Se especializó en neumática e hidráulica.Además, es técnico electrónico y tutor en robótica con tecnología Dwengo. Es casado y padre de un bebé de un año y medio .




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“Silvio”, el robot que limpia los pasillos de la escuela, es la estrella del taller de robótica que está a cargo del profesor Carlos Ríos y que se dicta los sábados de 9 a 12 en un aula que le presta la Técnica 3106, ingeniero Maury de Campo Quijano. “El próximo año a Silvio le agregaremos módulos para ponerle una aspiradora y también una cortadora de césped para que haga el mantenimiento de la cancha de fútbol que tiene la escuela, además de ponerle una batería solar”, contó orgulloso el docente.
Este quijaneño, que no recibe un peso por lo que hace, es el alma mater que moviliza a estos chicos “curiosos” que todos los sábados viajan desde distintas localidades hasta el Portal de los Andes para participar de este encuentro lúdico y científico a la vez. Así, desde Salta, llegan Francisco Cayo, Carlos Luciano, Enzo Mamaní y Oliverio Katz; de La Silleta Jorge Oropeza y Manuel, Paula Ramos de Guachipas, Fabricio Guerrero y William Ortega de Coronel Moldes, Aaron Alfaro de El Encón; Sergio Lamas y Matías Yonar de Rosario de Lerma y Luciano Arjona, Sergio Soriano, Erik Pistán, Nicolás Lozano y Marcos Chocobar de Campo Quijano.
El mimado
El robot que limpia, Silvio, nació de una conversación entre Carlos y el director del colegio que generosamente los aloja, Rafael Sángari. “Estábamos en el pasillo con el director, mientras observábamos a la señora Silvia pasando la mopa una y otra vez por el largo pasillo de la institución, entonces le ofrecí hacer un robot con los chicos que hiciera el mismo trabajo. Al principio me dijo que no, y después aceptó”, dijo Ríos. Y agregó: “La cooperadora de la escuela nos ayudó a comprar los elementos. El robot tiene un chásis de hierro, dos motores, está controlado con la placa arduino, tiene sensores de movimiento y funciona de dos maneras: sigue una línea pintada en el piso y trabaja solo. La otra forma de funcionar es controlado por un celular”.
Escasos recursos, mucha pasión
El problema con que se enfrenta este taller es que necesitan materiales específicos para poder realizar sus trabajos y “no tenemos el dinero para comprarlos”, dijo el profe Carlos en conversación con El Tribuno. Sin embargo, y a pesar de que el profe Carlos golpeó numerosas puertas, siempre lo recibieron muy bien y le dijeron que era muy interesante lo que hacía pero nadie colaboró. Así ocurrió por ejemplo, con el intendente y los concejales de Campo Quijano.
Pero, a pesar de todo, este año, que concluyó a fines de noviembre, fue sumamente fructífero. El profe Carlos lamenta que de los 30 talleristas que se inscribieron en marzo, a mediados de año ya habían desertado alrededor de una decena. “Lo que sucede es que los chicos no tienen los recursos suficientes como para comprarse sus propios insumos y quedaron los que se las arreglaron para adquirirlos”, dijo Ríos. En septiembre, la Secretaria de Ciencia y Técnica de la Provincia les donó unas placas arduinos y otros elementos, como motores, sensores, etc. “La pena es que ya habían dejado varios chicos, pero bueno, no queremos bajar los brazos, agregó.
Con muchas ganas
En el taller los chicos llevan a cabo una serie de pasos, aprenden a programar, realizan los planos, construyen los brazos en madera porque la impresión en 3D es muy cara, por lo tanto, inaccesible para ellos, ensamblan y echan a andar los mecanismos, entre otras cosas.
La limitación de los recursos condiciona lo que pueden hacer, sobre todo porque el docente tiene que perder tiempo buscando apoyo económico, pero eso no les hace bajar los brazos: “Tenemos varios proyectos que nosotros mismos construimos incluídos los planos. Preparamos unos kit de trabajo a fin de entregarles a otros chicos para que puedan ensamblarlos. Nosotros hacemos los brazos robóticos con madera que es más barato y se hace más rápido. El profesor Sángari, se ofreció a comprarnos una impresora 3D para el año que viene”. La idea que tienen en el taller de Robótica, es transformarlo en autosustentable.
El Taller de Robótica tiene su propia página web www.quijanobots.com
Creativos e inquietos
Los integrantes del taller han tenido oportunidad de mostrar sus creaciones en la Universidad de Jujuy y la Técnica 2 de Salta entre otras instituciones. “No salimos a competir. No nos parece mal que otros chicos lo hagan, pero a nosotros lo que nos interesa es mostrar lo que podemos hacer. Muchos de los chicos que vienen al taller no van a escuelas técnicas, por lo tanto tienen que aprender todo desde un principio, por ejemplo a soldar, a usar los taladros, etc”, agregó.
En septiembre realizaron el Primer encuentro de software libre del Valle de Lerma. Participaron más de 300 personas, y contaron también con el apoyo de los ingenieros Miguel Tolaba, Juan Montellanos, licenciado Abdon Torres, profesor Antonio Sángari, programador Ariel Ramos y el doctor Juan Pablo Carbajal. “La gente que participó nos pidió que lo hagamos de nuevo. Esperamos que se pueda”, culminó.

Carlos Ríos tiene 31 años, es profesor de Tecnología y estudiante avanzado en ingeniera en Informática. Se especializó en neumática e hidráulica.Además, es técnico electrónico y tutor en robótica con tecnología Dwengo. Es casado y padre de un bebé de un año y medio .




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