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China e India: el siglo de Asia

Jueves, 03 de mayo de 2018 00:00

La reunión de cancilleres de los países integrantes de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), realizada la semana pasada en Beijing, realzada por la incorporación oficial a ese grupo de India y Pakistán, permitió focalizar la atención internacional en la tendencia estructural más relevante del siglo XXI: el irrefrenable ascenso de Asia, liderada por China e India, como principal protagonista del escenario mundial.

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La reunión de cancilleres de los países integrantes de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), realizada la semana pasada en Beijing, realzada por la incorporación oficial a ese grupo de India y Pakistán, permitió focalizar la atención internacional en la tendencia estructural más relevante del siglo XXI: el irrefrenable ascenso de Asia, liderada por China e India, como principal protagonista del escenario mundial.

El cónclave, que congregó a los cancilleres de China, India, Rusia, Pakistán y de las repúblicas centroasiáticas de Tayikistán, Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán, contó también con la activa participación de Yevgeniy Sysoyev, Director del Comité Ejecutivo de la Estructura Antiterrorista Regional. Dicha presencia revela que, más allá de la cooperación económica, la organización se propone asumir un creciente protagonismo en las cuestiones vinculadas con la seguridad global, un tema que incluye ante todo el desafío del terrorismo islámico. La incorporación de India y Pakistán implica un salto cualitativo en el desarrollo de la OCS, creada en 2001 por China, Rusia y las exrepúblicas asiáticas de la Unión Soviética. Porque lo que originariamente fue una expresión del deshielo entre Beijing y Moscú, que reducía la histórica rivalidad geopolítica por el control del Asia Central, pasa a erigirse ahora en la base de un bloque político, económico y militar del continente asiático.

Economía poderosa

Este bloque, todavía incipiente, reúne ahora a ocho países que representan cerca del 40% de la población mundial y tienen en conjunto un producto bruto superior al de EEUU o la Unión Europea. Incluye también a cuatro potencias atómicas (China, Rusia, India y Pakistán), por lo que puede actuar como un contrapeso regional a la OTAN. Pero su integración tiende a ampliarse; Irán, Afganistán, Bielorrusia y Mongolia ya son "miembros observadores" y otros países de la región, como Azerbaiyán, Armenia, Camboya, Nepal, Turquía y Sri Lanka, son considerados "socios de diálogo".

Asia protagoniza un efervescente proceso de integración regional, con varias iniciativas independientes, y en cierta medida superpuestas, que van desde la Unión Económica Euroasiática (UEE), patrocinada por Rusia, hasta la nueva Ruta de la Seda, propuesta por China. Sin embargo, hay una tendencia a que todos estos procesos terminen articulándose en algún tipo de organización continental y la OCS es la que más probabilidades tiene de serlo.

De hecho, todos los estados miembros de la OCS ya están involucrados en la iniciativa del Cinturón Económico y la Ruta de la Seda Marítima, tal como fue rebautizada la iniciativa china en sus dos vertientes (terrestre y marítima), cuya implementación supone la construcción de carreteras, vías férreas, puentes, oleoductos, gasoductos y otras obras de infraestructura en más de 60 países de Asia, Europa y África. Casi todos forman parte también del Banco Asiático de Inversión e Infraestructura (BAII), una institución financiera que pretende competir con el Banco Mundial.

Para dimensionar la importancia de este nuevo reagrupamiento regional, corresponde mencionar las previsiones de un reciente informe del Centro de Investigación Económica y Empresarial de Londres.

Este año, India superará a Gran Bretaña y Francia para convertirse en la quinta potencia económica mundial. En 2027 desplazará del cuarto lugar de ese ranking a Alemania y en 2030 del tercero a Japón. En 2032, las cuatro principales potencias económicas serán China, EEUU, India y Japón, en ese orden. Esto implica que entre las cuatro mayores economías del mundo tres serán asiáticas. En la lista de las diez primeras, habrá que computar para entonces a Corea del Sur e Indonesia y entre las veinte primeras a Malasia y Vietnam.

¿Nace Chindia?

En coincidencia con la reunión de la OCS, el presidente chino, Xi Jinping, y el primer ministro indio, Narendra Modi, escaparon a la rigidez del protocolo diplomático para enclaustrarse durante dos días consecutivos en la lejana Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en el centro de China, para mantener un diálogo informal sobre la situación mundial y analizar las perspectivas de cooperación estratégica entre ambos países. Este prolongado cónclave entre los líderes de los dos países más poblados de la Tierra, que en conjunto suman un 35% de la población mundial, protocoliza un giro geopolítico en el vínculo tradicionalmente tenso entre ambas civilizaciones milenarias. China e India, históricos rivales regionales, aparecen decididos a aunar esfuerzos para fortalecer su protagonismo en el escenario mundial. Algunas viejas fantasías académicas sobre el nacimiento de "Chindia" pueden tornarse más próximas a la realidad. En un momento en que EEUU amaga con un giro proteccionista y la Unión Europea (salvo Alemania) atraviesa una profunda crisis estructural, China e India, dos de los países con más elevado ritmo de crecimiento en las últimas décadas, impulsado por sendas vigorosas políticas de apertura internacional, se sienten en condiciones de ocupar esa vacancia y ocupar el pelotón de vanguardia de la globalización de la economía. Una alianza estratégica entre China y la India tiene para Asia una importancia equivalente a la que tuvo el entendimiento entre Alemania y Francia, que hace medio siglo fue el punto de partida de la unificación europea, o al acuerdo entre Brasil y la Argentina, que a principios de la década del 90 determinó el surgimiento del Mercosur.

Giros impensados

El poder de atracción económica y político de un eje semejante influirá sobre Rusia, una potencia euroasiática que históricamente cabalga entre ambos continentes, y también sobre Japón, que por sus características insulares juega en Asia un rol semejante al papel desempeñado por Gran Bretaña en Europa. Para China, una convergencia política y militar con India y Rusia, insinuada económicamente hace unos años con la aparición de los BRICS pero mucho más cerca de materializarse a partir de la consolidación de la OCS como una organización regional con atribuciones en materia de seguridad, constituye una necesidad fundamental para cimentar su enrevesada estrategia de competencia y cooperación bilateral con Estados Unidos. Casualmente, o no, el diálogo entre Xi Jinping y Modi coincidió en el tiempo con la histórica entrevista entre el presidente norcoreano, Kim Jong-un, y su colega de Corea del Sur, Moon Jae-in, previa a la "reunión cumbre" que sostendrá el líder norcoreano con Donald Trump. Por su influencia sobre el régimen comunista de Pionyang, China se dispone a erigirse en garante de un probable acuerdo de paz en la península coreana. ¿Será Corea del Norte el próximo miembro de la OCS?

 

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