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La poderosa credibilidad de los anónimos

Jueves, 18 de julio de 2019 00:00

La campaña electoral se inició, una vez más, con pocas novedades en piezas comunicacionales. Y nuevamente la innovación quedó del lado de Cambiemos.

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La campaña electoral se inició, una vez más, con pocas novedades en piezas comunicacionales. Y nuevamente la innovación quedó del lado de Cambiemos.

La "novedad" es que el principal sujeto de la comunicación en Cambiemos es un anónimo. En realidad, muchos anónimos, de todo el país, que contaron a lo largo de los últimos años, con su propia voz, las obras que está llevando adelante el Gobierno nacional. Son testimonios de sujetos que están viviendo una experiencia y la están observando con sus propios ojos.

El hallazgo está en la selección y la edición de las palabras de sujetos que podrían ser cercanos a cualquier ciudadano común que decide compartir su experiencia en un audio de Whatsapp similar a los que recibimos diariamente.

En el caso de las piezas de las fórmulas de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner como en las de Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, se recurre a las palabras de los candidatos y/o a guiones para locutores y actores. En esos spots no hay imágenes de personas comunes, de carne y hueso como suelen decir, ni testimoniales que acerquen el mensaje al votante. Los creadores de las piezas eligen profesionales de la comunicación o de la actuación que interpretan guiones redactados que, en el caso del kirchnerismo, apelan como eje principal a presentar al pre-candidato a presidente, algo entendible por su bajo nivel de conocimiento y la confusión que existe en algunos casos en que el candidato es Aníbal, y, en segundo lugar, a señalar que antes de Macri se vivía mejor. En el caso de Lavagna-Urtubey, se utiliza a un locutor que, fundamentalmente, apela a superar la grieta.

Con respecto a estos spots, el diferencial de Cambiemos (que competirá en este proceso electoral bajo el rótulo del frente "Juntos por el Cambio") en esa primera tanda de avisos es que sus realizadores entienden que, siempre se gana en credibilidad, cuando te lo cuenta un par y sobre todo si el que lo cuenta es un trabajador o una madre en lugar de actores que hacen de trabajadores y de madres.

Un mensaje siempre es más potente si te lo cuenta otro parecido a vos.

En esos casos, por intermedio de la identificación, se multiplica el nivel de credibilidad sin la necesidad de tener que recurrir a alocuciones del tipo "soy un tipo común y de barrio". Algo que, además de no ser creíble, no es esperable para un líder, ya sea con rasgos de conducción horizontal y mucho menos vertical.

La gran fuerza de los spots con personas anónimas de las que no se conoce su cara ni su nombre reside en la voz de los testimonios.

En estos casos solo alcanza con escuchar las voces para romper con los problemas de desconfianza y poca credibilidad que suelen tener los mensajes emitidos por identidades anónimas.

En los tiempos que corren, ser confiable es muy difícil.

Hoy la credibilidad reside más en los pares que en políticos, jueces, empresarios, periodistas o autoridades religiosas.

En este contexto, el discurso político necesita adoptar formatos y lenguajes (verbales y no verbales) más cercanos a los actores comunes de la sociedad, aun cuando el protagonista deje de ser el candidato.

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