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Una investigación con grietas y "agujeros negros"

Los nuevos pesquisas observaron una serie de falencias en la tarea del fiscal Pablo Paz.
Domingo, 28 de julio de 2019 00:03

Las veladas sospechas que se ciernen en torno al "caso de Jimena Salas" se potencian con las grietas y los "agujeros negros" que se advierten en la investigación. En ese sentido los nuevo responsables de la acción penal detectaron marcadas falencias en la tarea realizada por el fiscal Pablo Paz durante los dos años y medio que tuvo a su cargo la causa.

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Las veladas sospechas que se ciernen en torno al "caso de Jimena Salas" se potencian con las grietas y los "agujeros negros" que se advierten en la investigación. En ese sentido los nuevo responsables de la acción penal detectaron marcadas falencias en la tarea realizada por el fiscal Pablo Paz durante los dos años y medio que tuvo a su cargo la causa.

En ese sentido observaron que se omitió la detención e incomunicación inmediata de quien encontró el cadáver de la mujer (Cajal) y que no se haya dispuesto un "operativo cerrojo" para evitar la fuga de los autores materiales del crimen. También cuestionaron la demora del secuestro del auto del viudo, lo que se concretó varias horas después del suceso.

De igual manera, a los fiscales, Salinas Odorissio y Torres Rubelt les llamó la atención la prematura entrega del cuerpo de la víctima, con el agravante del proceso se cremación, con las consecuencias que ello implicó a los efectos de la investigación que el caso requería. De igual manera se omitió verificar, a través de las cámaras de seguridad pública y privada, el recorrido y las actividades que realizó Cajal en su trabajo el día del hecho. Tampoco se corroboraron los dichos del acusado de que, entre las 11 y las 11.30 estuvo en el Correo Argentino, como tampoco el recorrido que hizo entre las 13.10 y las 13.40 cuando retornó a su domicilio en Vaqueros.

Otro detalle no menor fue la entrega prematura a Cajal de la vivienda donde mataron a su mujer, sin haber agotado de manera exhaustiva la búsqueda de elementos de interés, más allá de los rastros dejados por los autores del homicidio. Con la misma celeridad, el fiscal Paz resolvió, además, la devolución del teléfono celular al viudo. Según las constancias de la causa, el Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) no extrajo la información de los mensajes, comunicaciones y fotos de whtsapp y que solo registró la agenda de contactos, llamadas entrantes, salientes y SMS. A juicio de los fiscales, no se agotaron las averiguaciones tendientes a establecer las otras líneas que usaba Cajal.

Dentro de las batería de irregularidades, Salinas Odorissio y Torres Rubelt advirtieron que se omitió proceder al secuestro de los equipos de comunicación de personas que, en vida, habrían amenazado, agredido o acosado a Jimena. Entre ellos se cita a Marcos Bottaro, el primer esposo de Salas. Sobre esta cuestión también surgen sospechas a tenor de lo que declaró Cajal. El viudo señaló que la mujer estuvo casada con este hombre durante 10 años, que se divorciaron entre 2007 y 2008 y que Jimena siempre dio buenas referencias de Bottaro, al que describió como un ser "amable y respetuoso".

En consonancia con las anomalías descriptas, los fiscales observaron que no se haya dispuesto la detención y el allanamiento de la vivienda de Sergio Vargas durante su primera declaración cuando se verificó la conducta sospechosa desplegada por esta persona, en forma simultánea homicidio. Una testigo declaró que un hombre de su fisonomía llegó a su domicilio y le preguntó dónde vivía Jimena con el argumento que debía entregarle unas zapatillas que le había encargado para las nenas.

Además de lo expuesto, para los representantes del Ministerio Público existen constancias y declaraciones que refieren que Cajal y personas de su entorno ingresaron de manera irregular a la vivienda donde asesinaron a Salas, en busca de pertenencias o para alimentar a los perros. Todo esto sucedió en los días en que la propiedad, por disposición de la Justicia, se encontraba con consigna policial y que con ello se puso en riesgo la preservación del lugar.

Cotejo de los ADN

Respecto a las pruebas recogidas en la escena del crimen, los nuevos fiscales observaron que se descartaron líneas de investigación ante la no coincidencia de las muestras de ADN, sin considerar la posibilidad de que uno o algunos de los autores pueda no haber dejado rastros genéticos en el lugar. Además se omitió su verificación y cotejo en las instituciones del país que tienen registros o bancos de datos sobre la materia. Tampoco se transcribió ni se analizaron las escuchas autorizadas para la valoración de otras hipótesis. También se cuestiona la entrega de pruebas digitales a terceros, como la abogada de una aseguradora para el cobro del seguro por la muerte de Jimena Salas.

La versión de Cajal no fue corroborada 

No se verificaron las cámaras de seguridad públicas ni privadas.

Según el relato de Cajal, el 27 de enero de 2017 salió de su domicilio a las 8.30 en su auto Toyota Corolla, junto a su mujer, y que las dos pequeñas hija de la pareja quedaron al cuidado de la niñera. Dijo que luego de dejar a su mujer en un gimnasio dejó su auto en una playa de estacionamiento céntrica y se dirigió a su trabajo en la empresa Garbarino, en la peatonal Alberdi. Relató que a las 11 fue hasta el Correo Argentino para retirar un bolso que compró Jimena y que a las 11.22 lo dejó en el auto. En ese lapso intercambiaron mensajes de texto con Jimena, el último lo envió a las 11.34 para avisarle que iría a almorzar y volvió a su trabajo. Sus dichos no pudieron ser corroborados porque el fiscal del caso no pidió la verificación de las cámaras de seguridad pública, las del Correo y Garbarino. Una vecina de Vaqueros, contó que a las 12 de ese día vio a Cajal cuando realizaba una maniobra con su vehículo frente a su casa. La mujer aseguró que no tiene duda que era él porque lo veía todos los días cuando salía o llegaba de su trabajo, además de describir el color del auto (marrón). 

Respecto al perro caniche con el que Jimena se fotografió minutos ante de su muerte hay dos testimonios coincidentes. Una vecina reveló que a las 12.30 Salas llamó a la puerta con el animalito en brazos y que le preguntó si era de ella. Habló de un chico que le dijo que casi lo atropella. Otra mujer relató que casi a la misma hora un joven de unos 30 años, bien vestido, delgado, de tez blanca, llegó con un caniche similar al descrito por la anterior vecina y le preguntó si el perrito era suyo. Le explicó que casi lo atropella y que a unos 10 metros vio un auto marrón con el baúl abierto en su totalidad. 

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