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Aguilar: "No pensemos que la vacuna nos va a salvar a todos, no se sabe qué efecto tendrá"

El doctor Francisco Aguilar confirmó, al cabo de la última reunión del Comité Operativo de Emergencia (COE), que dejaba la conducción del órgano creado para el control y seguimiento de la pandemia por COVID-19 en Salta.
Domingo, 20 de diciembre de 2020 01:59

En diálogo con El Tribuno repasó lo actuado a lo largo de su gestión, evaluó la situación frente a la pandemia y anticipó que, si sigue el relajamiento, el rebrote llegará mucho antes de lo esperado. Anticipó además que no es momento de bajar la guardia porque la vacuna, sobre la que aún no se sabe qué incidencia real tendrá en el control del coronavirus, estará aplicándose en el país en plena segunda oleada de la enfermedad.

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En diálogo con El Tribuno repasó lo actuado a lo largo de su gestión, evaluó la situación frente a la pandemia y anticipó que, si sigue el relajamiento, el rebrote llegará mucho antes de lo esperado. Anticipó además que no es momento de bajar la guardia porque la vacuna, sobre la que aún no se sabe qué incidencia real tendrá en el control del coronavirus, estará aplicándose en el país en plena segunda oleada de la enfermedad.

¿Qué balance hace de la pandemia?
La situación de la pandemia claramente está mejor. Estamos en una situación estable, de bastante tranquilidad, pero sabiendo que podemos tener un brote en algún momento del verano y una segunda ola para el otoño. Eso está claro. Ojalá que no, pero nadie puede asegurar lo que pasará porque todo lo que ocurre es inesperado. Es muy complejo porque el parámetro de comportamiento del virus es ilógico. Europa no esperaba este segundo brote tan fuerte, de hecho Alemania tuvo que suspender las clases.

¿Se va satisfecho con lo hecho por el COE?
Sí, porque se hicieron muchas cosas. Seguramente hubo muchos aciertos y muchos errores. El tiempo va a ir diciendo cuánto hay por corregir, pero hay cosas a favor que se destacan porque hubo acciones muy importantes. Se organizó el sistema sanitario para atender una pandemia, que no sabíamos cómo hacerlo, Europa tampoco lo sabía.
Nosotros aprendimos rápidamente de lo que pasaba en Europa y empezamos a preparar un sistema sanitario que estaba relativamente olvidado, con 40 años con pocas inversiones.
Se logró no solo invertir recursos para insumos, respiradores, más camas de terapia, habitaciones con oxígeno en Capital y el interior, sino también capacitar recurso humano rápidamente para que pueda cubrir ese sistema. 
Se podría decir que logramos armar esa estructura y tuvimos un tope, el del recurso humano. El cuello de botella de esta pandemia fue el recurso humano. Llegó el momento en que decidimos no poner más camas en terapia porque no había quién las atienda.
También se preparó muy bien el sistema de traslado de pacientes. Se logró duplicar en una semana la capacidad del Samec, pero no solo con ambulancias. Había vehículos en el ámbito del Estado que estaban rotos y se arreglaron, otros fueron recuperados del narcotráfico. El Samec pasó de 12 móviles a 24.
También el área de modernización desarrolló un plan para conocer a toda hora en los hospitales públicos y privados de capital y el interior la disponibilidad de camas para COVID de manera online, cuando antes había que preguntar por teléfono.
Además, implementaron el sistema (telefónico) del 148 y 136 para liberar el 911 y atender a los pacientes. Aún sigue funcionando, aunque pasó de 900 llamados por día en septiembre a unos 15 a 30 hoy.
Y en esa misma oficina funcionaba el área de los telemédicos, que fue otro acierto del COE. Eran más de 70 médicos que estaban de licencia por ser personas de riesgo pero se ofrecieron a trabajar y seguían telefónicamente el estado de los pacientes. En esto colaboraron médicos jubilados que también se ofrecieron ad honorem.
Viajamos mucho al interior para conocer la situación de los hospitales clave; lo que nos permitía conocer cómo estaban y trabajaban para definir cuándo debíamos derivar pacientes a Salta.
Sobre los errores, que seguramente también cometimos muchos, dejan enseñanzas para enfrentar la segunda ola.

¿Por qué se aleja del COE?
Yo hace 15 días le transmití al Gobernador (Gustavo Sáenz) que ya estaba haciendo una tarea no médica, que cualquier administrativo puede resolver. Y además yo soy jefe del Servicio de Cirugía de Tórax, tengo cada vez más pacientes para operar y no quiero abultar la lista de espera; y además está mi consultorio particular que, si bien nunca los abandoné, sí les quité tiempo.
Entonces consideré que ya es el momento de apartarme y dedicarme a lo que sé hacer.

¿O sea que ante un eventual rebrote volverá a su cargo?
Sí, el Gobernador me preguntó si ante la eventualidad de una segunda ola podían contar conmigo a lo que respondí que iba a estar a disposición. Si puedo ser útil, voy a volver.

¿Cree que habrá rebrote?
Sí. Hay un relajamiento que llama la atención. Llama la atención la indiferencia de la gente, la inconducta, la inmadurez. Preocupa, como sociedad, porque es gente que está informada, pero actúa como si esto (la pandemia) ya hubiera pasado. Todos queremos volver a nuestra vida normal, pero esto no pasó, todavía hay enfermos, todavía hay circulación viral. Mucho menos por suerte, pero hay.
Este relajamiento puede generar un rebrote en el verano y además está la posibilidad de la segunda ola en el otoño, que es cuando empieza a bajar la temperatura y la gente empieza a tener más actividad en espacios cerrados. Eso genera una transmisión viral mayor.

¿Cree que cuando llegue la segunda ola será fácil convencer a la gente de volver a aislarse?
Creo que va a ser muy difícil porque en la Argentina se cometió un error. En realidad se cometieron varios, todos los cometimos, pero el Gobierno nacional cometió el error, por supuesto que no fue voluntario, de encerrar a todos durante tanto tiempo y de manera tan anticipada. Y después se terminó viendo que la tasa de mortalidad fue igual de alta que los países que no cerraron. Fue un error, pero claro que es fácil decirlo cuando ya pasó. Hay que estar en el momento y tomar la decisión.
Creo que en una segunda ola, si nos pega fuerte, va a ser difícil transmitir mensajes y que la gente tome las mismas medidas que se tomaron al principio, con la misma conducta. 
Pero hubo mucha gente que hizo las cosas bien, y no hay que ser injustos con ellos. Muchísima gente que usaba el barbijo correctamente, que no dejaba salir a sus hijos, muchos comerciantes y gastronómicos que respetaron las distancias y los horarios. Si no fuera por ellos, Salta no hubiera logrado el descenso tan firme de casos que experimentó.

¿La vacuna es la solución definitiva para la pandemia?
No sabemos, porque con la vacuna pasan dos cosas: primero que no sabemos cuándo, cuales ni cuántas llegan. Estoy casi convencido, y ojalá me equivoque, de que si llega una segunda ola en otoño vamos a estar en el medio de la vacunación, con lo cual no vamos a haber alcanzado una población masiva inmunizada. Vamos a estar lejos de eso.
En segundo lugar, no sabemos si la vacuna va a tener un efecto superador (en el sentido de que ayude a superar la pandemia) o solo va a disminuir la mortalidad global a partir de la disminución de neumonías.

¿Cuánta gente debería vacunarse en Salta?
Estimamos que unas 350 o 400 mil personas.
 

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