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Los restos de el intrépido coronel, en Payogasta

Hace 50 años, se le impuso a la Escuela Nacional 42, el nombre de Coronel Bonifacio Ruiz de los Llanos
Domingo, 27 de septiembre de 2020 02:19

En un día como hoy, pero de 1970, a la Escuela Nacional N° 42 del pueblito de Payogasta se le impuso el nombre de Coronel Bonifacio Ruiz de los Llanos. Fue su padrino don Mario Ruiz de los Llanos, bisnieto del ilustre militar. Al día siguiente, lunes 28 de septiembre, se cumplía el centenario de la muerte de este patriota cuyos restos descansan en la iglesia de ese pueblo. Por sus valores personales y militares, y como guerrero de la Independencia, en reiteradas oportunidades se sugirió que sus despojos descansasen en el Panteón de las Glorias del Norte, en la Catedral de Salta, pero una respetable decisión de sus descendientes impidió que ello ocurra.
De todos modos, aquella resolución del Consejo Nacional de Educación de imponer el nombre de Coronel Bonifacio Ruíz de los Llanos a la Escuela Nacional N° 42, fue un tardío reconocimiento a este Héroe de la Independencia, cuya vida militar trataremos de transcribir muy sucintamente. 
Don Bonifacio Ruiz de los Llanos nació en Salta el 15 de junio de 1791. Fueron sus padres don Ventura Ruiz de los Llanos y Berdeja y Petrona Villada y Ríos. En 1811, se sumó en calidad de soldado raso al regimiento Patricios de Salta 11, cuando solo contaba con 20 años de edad. Al incorporarse al cuerpo de Patricios, quedó bajo las órdenes del entonces teniente Rudecindo Alvarado, otro destacado soldado salteño. En su primer año de vida militar, logró dos meritorios asensos, primero a sargento segundo con grado de teniente, y luego, a sargento primero con idéntico grado, cuando ya trascurría noviembre de 1811. Previo a ello, en octubre, fue enviado a Humahuaca y desde allí a Orán, en calidad de escolta de los caudales que don Martín de Pueyrredón transportaba desde Potosí. Y como lo destaca un parte militar, “debió hacerlo junto a un reducido grupo que, a fuerza de coraje, se abrió paso entre las fuerzas realistas”. 
El 12 de enero de 1812 fue su bautismo de fuego. Lo hizo bajo las órdenes de Eustaquio Díaz Vélez, en el Combate de Nazareno, donde las fuerzas patriotas fueron derrotadas por los realistas cuando una imprevista crecida del río Suipacha dejó aisladas a las fuerzas que comandaba Dorrego. De esta derrota, que dejó 26 muertos, 107 heridos y un prisionero, Ruiz de los Llanos logró evadirse en tanto Dorrego fue herido en la garganta.
Luego del contraste de Nazareno, junto a otros patriotas, Ruiz de los Llanos se dirigió a Jujuy donde se pudo sumar al Ejército del Norte que en esos momentos retrocedía hacia Yatasto, sitio donde el general Manuel Belgrano recibió el mando en jefe. Y cuando el creador de la bandera reorganizó el ejército, don Bonifacio fue destinado a integrar la segunda compañía del regimiento 6 de Infantería, bajo el mando del capitán Francisco Antonio Sempal. De ese cuerpo pasó a la artillería con el barón de Holmberg, y junto a él, luchó con singular denuedo el 24 de septiembre de 1812, en la decisiva Batalla de Tucumán. Y así fue que por su meritorio accionar, el 1 de febrero de 1813, fue ascendido a subteniente efectivo, grado con el que el 13 de ese mes participó, a orillas del entonces río Pasaje, del juramento de fidelidad a la Asamblea del Año XIII. También, con ese grado combatió el 20 de febrero en la Batalla de Salta.
Meses después, el 1 de junio de 1813, Ruiz de los Llanos fue ascendido a teniente, grado con el que marchó en la segunda expedición al Alto Perú, y donde el 1 de octubre y el 14 de noviembre de ese año, participó de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma. Luego de aquel desastre, regresó a Tucumán “con los soldados que seguían leales a su bandera”, ya que muchos otros, habían desertado de la lucha. En 1814 participó activamente de las avanzadas del Ejército del Norte, bajo las órdenes del sargento mayor José Apolinario Saravia en Guachipas, hasta que las fuerzas realistas fueron desalojadas de Salta. Al año siguiente, el 1 de marzo de 1815 fue ascendido al grado de teniente.

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En un día como hoy, pero de 1970, a la Escuela Nacional N° 42 del pueblito de Payogasta se le impuso el nombre de Coronel Bonifacio Ruiz de los Llanos. Fue su padrino don Mario Ruiz de los Llanos, bisnieto del ilustre militar. Al día siguiente, lunes 28 de septiembre, se cumplía el centenario de la muerte de este patriota cuyos restos descansan en la iglesia de ese pueblo. Por sus valores personales y militares, y como guerrero de la Independencia, en reiteradas oportunidades se sugirió que sus despojos descansasen en el Panteón de las Glorias del Norte, en la Catedral de Salta, pero una respetable decisión de sus descendientes impidió que ello ocurra.
De todos modos, aquella resolución del Consejo Nacional de Educación de imponer el nombre de Coronel Bonifacio Ruíz de los Llanos a la Escuela Nacional N° 42, fue un tardío reconocimiento a este Héroe de la Independencia, cuya vida militar trataremos de transcribir muy sucintamente. 
Don Bonifacio Ruiz de los Llanos nació en Salta el 15 de junio de 1791. Fueron sus padres don Ventura Ruiz de los Llanos y Berdeja y Petrona Villada y Ríos. En 1811, se sumó en calidad de soldado raso al regimiento Patricios de Salta 11, cuando solo contaba con 20 años de edad. Al incorporarse al cuerpo de Patricios, quedó bajo las órdenes del entonces teniente Rudecindo Alvarado, otro destacado soldado salteño. En su primer año de vida militar, logró dos meritorios asensos, primero a sargento segundo con grado de teniente, y luego, a sargento primero con idéntico grado, cuando ya trascurría noviembre de 1811. Previo a ello, en octubre, fue enviado a Humahuaca y desde allí a Orán, en calidad de escolta de los caudales que don Martín de Pueyrredón transportaba desde Potosí. Y como lo destaca un parte militar, “debió hacerlo junto a un reducido grupo que, a fuerza de coraje, se abrió paso entre las fuerzas realistas”. 
El 12 de enero de 1812 fue su bautismo de fuego. Lo hizo bajo las órdenes de Eustaquio Díaz Vélez, en el Combate de Nazareno, donde las fuerzas patriotas fueron derrotadas por los realistas cuando una imprevista crecida del río Suipacha dejó aisladas a las fuerzas que comandaba Dorrego. De esta derrota, que dejó 26 muertos, 107 heridos y un prisionero, Ruiz de los Llanos logró evadirse en tanto Dorrego fue herido en la garganta.
Luego del contraste de Nazareno, junto a otros patriotas, Ruiz de los Llanos se dirigió a Jujuy donde se pudo sumar al Ejército del Norte que en esos momentos retrocedía hacia Yatasto, sitio donde el general Manuel Belgrano recibió el mando en jefe. Y cuando el creador de la bandera reorganizó el ejército, don Bonifacio fue destinado a integrar la segunda compañía del regimiento 6 de Infantería, bajo el mando del capitán Francisco Antonio Sempal. De ese cuerpo pasó a la artillería con el barón de Holmberg, y junto a él, luchó con singular denuedo el 24 de septiembre de 1812, en la decisiva Batalla de Tucumán. Y así fue que por su meritorio accionar, el 1 de febrero de 1813, fue ascendido a subteniente efectivo, grado con el que el 13 de ese mes participó, a orillas del entonces río Pasaje, del juramento de fidelidad a la Asamblea del Año XIII. También, con ese grado combatió el 20 de febrero en la Batalla de Salta.
Meses después, el 1 de junio de 1813, Ruiz de los Llanos fue ascendido a teniente, grado con el que marchó en la segunda expedición al Alto Perú, y donde el 1 de octubre y el 14 de noviembre de ese año, participó de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma. Luego de aquel desastre, regresó a Tucumán “con los soldados que seguían leales a su bandera”, ya que muchos otros, habían desertado de la lucha. En 1814 participó activamente de las avanzadas del Ejército del Norte, bajo las órdenes del sargento mayor José Apolinario Saravia en Guachipas, hasta que las fuerzas realistas fueron desalojadas de Salta. Al año siguiente, el 1 de marzo de 1815 fue ascendido al grado de teniente.

Guerra gaucha

En 1815, al crear Martín Miguel de Güemes, el Regimiento de Dragones Infernales, de inmediato el teniente Bonifacio Ruíz de los Llanos se sumó a ese cuerpo y, el 1 de noviembre es designado como ayudante mayor. En marzo de 1816 es ascendido a capitán y con ese grado participa del conflicto suscitado entre Güemes y Rondeau y que culminó el 22 de marzo de ese año con el Pacto de los Cerrillos. También, como ayudante mayor, don Bonifacio revistó en el regimiento Peruano del Orden, cuerpo con el que lucho en Colpayo y Yavi.
En Yavi ayudó con sus gauchos al comandante de la Puna, el Marqués de Yavi, coronel mayor Juan José Feliciano Fernández Campero. Lo hizo, al desempeñárse como jefe de avanzadas de las tropas patricias. Fue en esas circunstancias que un domingo después de misa, la caballería realista de Guillermo Marquiegui sorprendió a los patriotas. En la huida, Ruiz de los Llanos cedió a Campero su caballo para que pudiera evadir la emboscada pero al parecer, para los patriotas la suerte estaba echada. En la ocasión, los realistas tomaron prisionero al Marqués de Yavi, a su segundo, el coronel Isidro Quesada, treinta oficiales y trescientos gauchos, mientras que otros tantos lograron evadirse, entre ellos Ruiz de los Llanos, quien primero lo hizo a pie y luego, montado en una mula, salvando así el pellejo. 

En Cachi

El 1 de noviembre de 1816, Ruiz de Llanos se retiró a Cachi donde organizó una fuerza gaucha, hasta que en enero de 1817 fue designado segundo comandante de las milicias de Cachi. Con ellas avanzó hasta Salta para de hostilizar a las fuerzas realistas de De la Serna. Y lo hizo hasta lograr desalojarlas y ocupar la Pampa del Rosario de los Cerrillos. Por esa actuación, en el parte de guerra que Güemes elevó a Belgrano, destaca el valor militar y la conducta de Ruiz de los Llanos.

Pero don Bonifacio parecía ser un combatiente todo terreno, pues también luchó en la inhóspita región de la Puna. Y lo hizo con tal arrojo que allí se ganó el mote de “el Intrépido”. Lo hizo en Acoyte en 1818 bajo las órdenes del coronel José Gregorio López, quien al destacar su valor en los combates hizo figurar en los partes el citado apelativo.

El 1 de enero de 1819, don Bonifacio, que solo contaba con 28 años de edad, fue ascendido a teniente coronel, y luego designado comandante del 2° Escuadrón de Gauchos del Valle de Cachi. Al año siguiente, el 15 de agosto de 1820, Martín Güemes en su carácter de general en jefe del Ejército de Observación del Perú” le otorgó los despachos de coronel graduado cuando aún no había cumplido 30 años.

En los años 1820 y 1821 participó de los combates que rechazaron las invasiones realistas de aquellos años. Y cuando el general Güemes fue herido en la noche del sábado 7 de junio de 1821, Ruiz de los Llanos fue uno de los oficiales que lo acompañó en su lecho de muerte hasta que días después, el 17 de junio, se produjo el desenlace fatal.

Después de Güemes

Luego de la trágica desaparición del general Güemes, el coronel Ruiz de los Llanos continuó en el servicio militar activo hasta la finalización de la Guerra de la Independencia, recibiendo en 1826 los despachos de coronel efectivo del ejército.

Años más tarde se involucró, como la mayoría de los militares de la época, en las guerras civiles, tomando partida por la línea federal que lideraba don Juan Manuel de Rosas.

 

Los últimos tiempos


En 1841, al ser tomado prisionero por las fuerzas unitarias, fue reemplazado por el coronel Florentín Santos de León. 
Luego de ello solicitó su retiro del servicio activo hasta que en 1852 pidió la baja definitiva, después de que el presidente de la Confederación Argentina, general Justo José de Urquiza le entregara el decreto que lo ascendía a coronel mayor y pasaba a la Plana Mayor Pasiva. En 1855 la Confederación lo reincorporó con el grado de coronel mayor y asumió al Estado Mayor hasta que en 1862 cuando solicitó la baja definitiva del Ejército. Terminada su actividad militar, se retiró a Payogasta, Cachi, donde falleció el 28 de septiembre de 1870, es decir hace 150 años.
Don Bonifacio Ruiz de los Llanos estaba casado con doña Buenaventura San Roque Solaligue y Plaza.
 

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