Pese a que en la presente temporada de la Liga Profesional de Fútbol, por decisión del presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, no habrá descensos a la Primera Nacional, y los equipos que pelean la tabla “de abajo”, si bien siguen sumando o restando en el promedio, en el corto plazo no tienen que lidiar con esa presión agobiante que otorga la puja por mantener la categoría, lo cierto es que el fútbol argentino está más histérico que nunca, y siguen primando la urgencia y el resultadismo por sobre las apuestas largoplacistas y la tolerancia al sostenimiento de los proyectos.
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Pese a que en la presente temporada de la Liga Profesional de Fútbol, por decisión del presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, no habrá descensos a la Primera Nacional, y los equipos que pelean la tabla “de abajo”, si bien siguen sumando o restando en el promedio, en el corto plazo no tienen que lidiar con esa presión agobiante que otorga la puja por mantener la categoría, lo cierto es que el fútbol argentino está más histérico que nunca, y siguen primando la urgencia y el resultadismo por sobre las apuestas largoplacistas y la tolerancia al sostenimiento de los proyectos.
La prueba más cabal de esta tendencia es que en apenas 12 fechas de torneo en la Liga Profesional, con las recientes salidas de ayer de Juan Manuel Azconzábal de Unión de Santa Fe y de Leonardo Madelón de Platense, dos equipos que pululan en la vigésimo segunda y vigésimo tercera colocación en la tabla de posiciones, ya van rodando nueve cabezas de entrenadores, quienes suelen ser el hilo más delgado a la hora de tomar decisiones radicales. Y mientras de la boca para afuera se habla de bancar los procesos, la realidad es que ante la primera de cambio, y frente a dos o tres resultados adversos, aquel discurso pregonado termina quedando en la nada.
La salida del Vasco Azconzábal de Unión se dio luego de tres derrotas de manera consecutiva del equipo tatengue, por lo que los dirigentes decidieron despedir al técnico, quien tenía contrato hasta diciembre de este año. El candidato a reemplazarlo es Sebastián Méndez, casualmente, otra víctima de la “guillotina” en este torneo.
Los antecedentes
El primer entrenador en el actual torneo en ser víctima de la urgencia fue Juan Antonio Pizzi, quien se marchó de Racing después de la derrota 1-0 ante Independiente en el clásico de Avellaneda de la quinta fecha.
Luego le llegó el turno a Miguel Russo en Boca, la dupla Messera-Martini en Gimnasia y Esgrima de La Plata, Sergio Rondina en Arsenal, Gustavo Coleoni en Central Córdoba (el ferroviario volvió a meter en el torneo a Rondina) y el Gallego Méndez en Godoy Cruz.