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Asesinos silenciosos

Sabado, 26 de noviembre de 2022 02:49

En forma sutil, silenciosa, los asesinos asechan, a veces en nuestros hogares y otras muchas en los lugares de trabajo. Son los productos y sustancias peligrosas que se han venido utilizando, indiscriminadamente, desde comienzos de la revolución industrial. En algunos casos se trata de materia prima sofisticada como el "n-hexano", del que ni Ud. ni yo hemos oído hablar, pero que provocó que cientos de obreros en China se intoxicaran por fabricar el iPhone. La exposición a altos niveles de n-hexano puede causar daño al sistema nervioso periférico y, finalmente, a la médula espinal, provocando debilidad muscular, infertilidad masculina e incluso parálisis. Parece que el efecto pernicioso del iPhone también quedó demostrado cuando los propietarios de Samsung se atragantaron ante la presentación del último modelo de este acreditado móvil telefónico.

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En forma sutil, silenciosa, los asesinos asechan, a veces en nuestros hogares y otras muchas en los lugares de trabajo. Son los productos y sustancias peligrosas que se han venido utilizando, indiscriminadamente, desde comienzos de la revolución industrial. En algunos casos se trata de materia prima sofisticada como el "n-hexano", del que ni Ud. ni yo hemos oído hablar, pero que provocó que cientos de obreros en China se intoxicaran por fabricar el iPhone. La exposición a altos niveles de n-hexano puede causar daño al sistema nervioso periférico y, finalmente, a la médula espinal, provocando debilidad muscular, infertilidad masculina e incluso parálisis. Parece que el efecto pernicioso del iPhone también quedó demostrado cuando los propietarios de Samsung se atragantaron ante la presentación del último modelo de este acreditado móvil telefónico.

Están en la comida, en el agua que bebemos y en el aire que respiramos. La lista de productos potencialmente cancerígenos con los que convivimos diariamente se engrosa. La última se nutre de 228 sustancias, asegura un informe realizado por varios centros de investigación de Estados Unidos. En la lista aparecen desde disolventes utilizados en pinturas y plásticos, tintes para el pelo, sartenes antiadherentes y potentes medicamentos, hasta 10 aditivos alimenticios para mejorar el aroma y el sabor de la comida; 35 son contaminantes ambientales y 29 se fabrican de forma masiva. Solo en Estados Unidos son producidos a un ritmo de 500.000 kilos al año. De los dos centenares de carcinógenos identificados, 73 se encuentran en productos habituales de consumo. Entre otras causas tradicionales del cáncer, nuevamente listadas, se encuentran: la luz ultravioleta, tanto la generada por el sol como por fuentes artificiales; el polvo o serrín de la madera, que se crea cuando se corta o se modela la madera; los compuestos de níquel (empleados como catalizadores y en baterías, pigmentos y cerámica) y el berilio y sus derivados, comúnmente empleados en la industria.

Algunos de los carcinógenos más comunes son el benceno, incorporado en los combustibles de los coches, y otros que requieren infinidad de productos de uso cotidiano, como las lentes de contacto, detergentes y cosméticos…; sustancias químicas que recubren alfombras, textiles y muebles, para evitar la combustión por fuego; materiales utilizados en la construcción como el PVC de las ventanas modernas, plásticos, barnices…

Etimológicamente, amianto proviene del griego "amiantos", que significa impoluto e incorruptible. El término "asbesto" se originó también en el griego y significa indestructible, incombustible, inextinguible. Debido a sus múltiples usos, el asbesto también es conocido como "el mineral mágico" y ha sido incorporado en más de 3.000 productos usados en la industria o en el hogar, principalmente en materiales de construcción, productos de fricción (embrague de automóviles, frenos, componentes de la transmisión), materias textiles termo-resistentes, envases, paquetería y revestimientos, equipos de protección individual, pinturas, productos de vermiculita o de talco, etc. También se lo encuentra como contaminante en algunos alimentos. El asbesto se esconde en edificios públicos o privados. En estructuras, pisos, paredes y techos de casas y edificios, en calderas y tuberías de calefacción. Nuestras casas (construidas hace más de 20 años), nuestros techos, nuestras cañerías, nuestros tanques de agua, nuestras viejas planchas, calefones, tostadoras, contienen amianto o fibrocemento. En motores y estructuras de barcos, y refinerías de hidrocarburos. En talleres de reparación y desguace de automotores, trenes y naves. Precisamente hace varios años los trabajadores de subterráneos de Buenos Aires vienen reclamando el "desamiantado" de los vagones importados de España (construidos en los 80) y que ya habría provocado numerosas muertes.

 

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