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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Cara a cara con el Ucumar: un hombre asegura haberlo visto en varias oportunidades

Juan Ramos es un baqueano de El Jardín, en el departamento La Candelaria. Lo cruzó en tres oportunidades y está preparado para un cuarto encuentro.
Jueves, 01 de septiembre de 2022 02:29

En El Espinal, ubicado a pocos kilómetros de El Jardín, en el departamento La Candelaria, vive don Juan Ramos de 59 años edad, quien asegura haberse cruzado  en tres oportunidades con el Ucumar, aquel mítico ser, mitad hombre y mitad mono, que según las leyendas acecha en la selva de yungas del territorio salteño. Los avistamientos se dieron durante tres años consecutivos.
Lo que más lamenta el baqueano, es que no tenía un celular ni ningún otro tipo de dispositivo para poder filmarlo y registrar al menos una imagen, por eso, está convencido que tendrá un cuarto encuentro y allí podrá lograr su objetivo: fotografiar al temido Ucumar.
“La primera vez que lo ví, estaba de cacería y fue un encuentro sorpresivo. Justo estaba en la quebrada y escuchaba que algo o alguien venía caminando detrás de mí. Cuando me di vuelta, había unas cañas, y el Ucumar salió entre medio de ellas”, relató Juan.
“A cinco metros mío, vi un bulto negro que venía y no sabía qué hacer. Lo único que atiné es a meterme atrás de un árbol y le apunté con mi arma, pero no sabía si dispararle o no; pensaba que si le disparo y no lo volteo, acá fracaso. Entonces esperé y el bicho, él solo, empezó a
retroceder, sin quitarme la mirada de encima”, recordó.
El hombre indicó que, “mientras yo le apuntaba con el arma, él no me quitaba la miraba e iba retrocediendo de manera muy lenta, corriendo las cañas con sus enormes brazos”.

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En El Espinal, ubicado a pocos kilómetros de El Jardín, en el departamento La Candelaria, vive don Juan Ramos de 59 años edad, quien asegura haberse cruzado  en tres oportunidades con el Ucumar, aquel mítico ser, mitad hombre y mitad mono, que según las leyendas acecha en la selva de yungas del territorio salteño. Los avistamientos se dieron durante tres años consecutivos.
Lo que más lamenta el baqueano, es que no tenía un celular ni ningún otro tipo de dispositivo para poder filmarlo y registrar al menos una imagen, por eso, está convencido que tendrá un cuarto encuentro y allí podrá lograr su objetivo: fotografiar al temido Ucumar.
“La primera vez que lo ví, estaba de cacería y fue un encuentro sorpresivo. Justo estaba en la quebrada y escuchaba que algo o alguien venía caminando detrás de mí. Cuando me di vuelta, había unas cañas, y el Ucumar salió entre medio de ellas”, relató Juan.
“A cinco metros mío, vi un bulto negro que venía y no sabía qué hacer. Lo único que atiné es a meterme atrás de un árbol y le apunté con mi arma, pero no sabía si dispararle o no; pensaba que si le disparo y no lo volteo, acá fracaso. Entonces esperé y el bicho, él solo, empezó a
retroceder, sin quitarme la mirada de encima”, recordó.
El hombre indicó que, “mientras yo le apuntaba con el arma, él no me quitaba la miraba e iba retrocediendo de manera muy lenta, corriendo las cañas con sus enormes brazos”.

El segundo y el tercer encuentro.

Juan aseguró además que si bien no sintió temor en ese primer encuentro, a partir de ahí, no pudo sacar la imagen de su cabeza, hasta que logró verlo nuevamente. “No sentí miedo al verlo, pero después de eso, tenía el presentimiento que lo iba a ver de nuevo y todo el tiempo lo tenía en mi mente. Por eso es que volví para ver si es que estaba en el mismo lugar y así fue; realmente estaba ahí y lo ví”, afirmó
muy seguro. “En esa oportunidad lo vi pero mucho más lejos, casi a cincuenta metros mío y no lo quise molestar más”.


 En cuanto al aspecto físico, Juan describe a “un animal grande, similar a un mono, pero muy parecido a un ser humano. Tiene cerdas negras que son muy grandes y los ojos colorados. Yo lo sé porque lo vi muy de cerquita” sostuvo.
Cabe agregar que la cadena montañosa que recorre el Ucumar es de muy difícil acceso para el ser humano y solamente los baqueanos, pueden acceder a ella. En ese sentido, don Ramos señaló que “es una quebrada que tiene un bajo, y hay muchos helechos, ramas y es muy montoso. El para justo ahí”.
La tercera vez que lo vio también fue casi en la misma zona y muy cerca de unas antiguas cuevas. “La tercera vez logré encontrar vestigios de él. En el interior de una cueva había piedras grandes y se notaba que allí era su guarida, ya que había una especie de cama de pasto, como si la hubiese hecho un humano”.


En otras de sus vivencias, contó que fue testigo de un ataque del ucumar hacia uno de sus compañeros de pesca. “Por suerte las veces que lo vi, nunca me hizo daño, pero yo sé de otras personas que también lo vieron y el Ucumar sí les hizo daño y de hecho, soy testigo de eso”.
“En una ocasión estábamos de pesca con otros muchachos e íbamos caminando a la orilla del río. En esos momentos vimos un animal muy grande sentado en una piedra en medio del río.
Seguimos caminando despacito y al principio pensé que era un oso, o un león. Luego claramente nos olfateó e inmediatamente brincó atrás de una piedra. En esos momentos le avisé al otro muchacho, pero se asustó, salió corriendo y el ucumar lo espantó, porque el bicho también salió corriendo, trepó con mucha habilidad unas lajas y desde allí, de arriba, le lanzó unas piedras y casi lo mata”, rememoró.
“Luego de eso, fui atrás del Ucumar pero a mí no a me hizo nada. Por eso es que yo digo que quien lo molesta, es a quien ataca”, aseguró.
Además recordó que al regreso de la pesca, vieron las huellas del extraño ser. “Tiene unas patas de grandes dimensiones y si bien no pudimos verlo, sí lo escuchamos gritar y grita igual que un ser humano, y eso lo puedo confirmar porque tengo un compañero que es baqueano y me contó que en varias oportunidades, en medio del monte, escuchó los gritos pero no de uno, sino de varios. Mi amigo me comentó qué él vio y escuchó los gritos de varios Ucumar, ya que no siempre andan solos, sino en grupos”.
Finalmente Ramos, confirmó que la última vez que vio al Ucumar fue en el año 2008, en el límite de El Espinal y Guachipas. Ahora tiene la oportunidad de tener un celular e internet en medio de las yungas, lugar al que conoce como la palma de su mano y está seguro que próximamente lo volverá a encontrar y podrá reconfirmar sus vivencias.
“Ya tengo internet en mi casa y leo mucho acerca del Ucumar, y la verdad que todo lo que leí e investigué, coindice con lo yo que ví. Ahora tengo un celular y por eso en las próximas semanas voy a ir a ver si lo encuentro y le voy a sacar una foto, porque siempre que fui no llevaba nada, pero ahora voy a ir preparado para demostrarles a todos aquellos que dicen que es mentira y que no existe, que sí es real porque yo y varias personas lo hemos visto”, concluyó.

 

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