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Decir Valerio Gutiérrez es abrir comillas para rescatar la incansable y silenciosa labor de los enfermeros de la Quebrada del Toro, quienes se enfrentan a muchas batallas en terreno escarpado y a distancias a pie y a caballo, que no se calculan en kilómetros, sino en horas o días de andar arriesgando la propia vida para llegar a asistir a los enfermos.
Valerio sirvió con el ímpetu propio de un guerrero durante 43 años en la Quebrada del Toro. Se jubiló en 2017 con cierta resistencia a la pasividad, pero intentando priorizar por primera vez a su familia. Se lo llevó de este mundo una cruel enfermedad y ya descansa con su infatigable compañero de hazañas, el Padre Chifri, con quién supo armar una red de contención para las comunidades de los cerros de Rosario de Lerma, que hoy lloran su partida.
Valerio Gutiérrez nació el 15 de diciembre de 1951 en Pampa Grande, Guachipas. Casado con Rosa Flavia Tejerina y padre de 5 hijos, tuvo 16 nietos. Llegó a los cerros como enfermero un 10 de abril de 1974. Desde entonces trabajó en forma ininterrumpida en El Rosal, San Bernardo de las Zorras y Potrero de Chañi, auxiliando a las familias de los parajes cada vez que lo necesitaban. Durante los años 70, 80 y hasta los 90, la única manera de llegar a los parajes era a caballo o a lomo de mula.
"Él hizo un registro de los lugares, de cada paciente y sus dolencias, de cada mujer parturienta y sus dificultades. A cualquier hora, sin dudarlo, montaba su caballo para socorrer a los vecinos. Valerio supo acompañar al padre Chifri en sus recorridas por los parajes de este extenso territorio y se jubiló en 2017", rememoró Carlos Figueroa, vocero de la Fundación Alfarcito, entidad que continúa ejercitando la prolífica obra del Padre Chifri entre los cerros.
Y añadió: "Valerio quiso celebrar su jubilación agradeciendo a Dios todos los años de servicio, junto a sus familiares, amigos y miembros de la Fundación Alfarcito. El domingo 23 de abril del 2017, recibió en San Bernardo de las Zorras a todos los que querían acompañarlo. Casi sin quererlo, se armó una ceremonia muy especial donde se izaron las banderas nacional y provincial, luego todos asistieron a una Misa de acción de gracias".
Finalmente Figueroa dijo: "Nunca olvidaremos algunas frases de Valerio: "Cuando la vida se presenta dura, muestra tus labios sonrientes y tu columna vertebral flexible"; y "La Fe es dura como una roca para soportar las inclemencias de la vida".
Sus restos ya descansan en su Guachipas natal. Su sueño eterno se mece en almohadas de adobe, entre sábanas de viento fresco.