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El Cerro López, en Bariloche, no suele regalar sorpresas amargas a quienes buscan desafiar sus pendientes. Sin embargo, el miércoles 4 de septiembre de 2024, este imponente macizo se convirtió en un escenario de terror y milagro cuando una avalancha de magnitud D3 sepultó a varios esquiadores, dejando a la comunidad en vilo y revelando una historia de supervivencia y esperanza.
La tarde había caído en la montaña. A las 17.15, un estruendo rompió la calma del paisaje nevado. La avalancha descendió arrastrando consigo a quienes se encontraban en su camino. En un fatídico giro del destino, una mujer escocesa, Andrea Marshall, perdió la vida en la avalancha, mientras que un guía local, Cristian Erauskin, resultó herido pero logró salir por sus propios medios. Marshall y Erauskin fueron encontrados en la misma noche, pero la búsqueda de otro esquiador, el cordobés Augusto Gruttadauria, se convirtió en una misión desesperada.
Gruttadauria, de 29 años, se encontró atrapado bajo la nieve, sus piernas inmovilizadas por los esquíes que portaba. La noche se cernía sobre él con temperaturas que bajaban rápidamente bajo cero. El frío era tan intenso que parecía consumirlo, anestesiando su cuerpo, mientras la angustia y la desesperación se apoderaban de su mente. Sin embargo, en medio de esa oscuridad helada, una burbuja de aire se convirtió en su salvavidas.
La noche avanzaba y, a las 3 de la mañana del jueves, el milagro ocurrió. Gruttadauria, aún con vida, logró sacar su teléfono móvil de entre la nieve y marcar el 911. En una conversación cargada de desesperación, la voz del joven cordobés alcanzó a los operadores de emergencia. Su relato, a medio camino entre la esperanza y la desesperación, dio pie a una operación de rescate frenética.
Un diálogo angustiante
El operador del 911, intentando mantener la calma, logró conectar a Gruttadauria con la operadora de Bariloche. A continuación, una parte de ese angustiante diálogo reproducido por Clarín:
- Augusto Gruttadauria: "Hola, estoy en el Cerro López, me cayó una avalancha. De pedo puedo respirar, tengo las piernas atadas. Por favor".
- Operador: "No me corte, lo voy a comunicar. ¿Su nombre?"
- Augusto Gruttadauria: "Augusto Gruttadauria."
- Operador: "No me corte que me voy a comunicar con Bariloche, no corte Augusto".
- La llamada fue transferida a la operadora local:
- Augusto Gruttadauria: "Hola, se me cayó una avalancha en el Cerro López, por favor. Me está agarrando hipotermia. Hace cuatro horas me cayó. De pedo puedo respirar porque me hice un hueco".
- Operadora: "¿Cómo se llama?"
- Augusto Gruttadauria: "Yo soy Augusto Gruttadauria. Estoy en la cara derecha del refugio. Envíen a alguien por favor. Tengo frío".
- Operadora: "Necesito que se calme. Me dijo que está entonces a la derecha".
- Augusto Gruttadauria: "Por favor".
- Operadora: "Si señor, tenemos conocimiento, por favor no me corte. No hagas esfuerzos de más por favor. Ahí ya estamos localizando al personal, quedate tranquilo".
- Augusto Gruttadauria: "Gracias por atenderme. Ojalá vengan, ojalá lleguen".
El rescate bajo condiciones extremas
A las pocas horas del llamado, un operativo se desplegó con la urgencia que la situación demandaba. La Comisión de Auxilio del Club Andino Bariloche se movilizó por tierra, mientras que un helicóptero de Defensa Civil surcaba el cielo en busca del cordobés sepultado. Las condiciones eran adversas; la nieve y la altura complicaban las maniobras, y el riesgo de una nueva avalancha era constante.
Finalmente, a las 9 de la mañana del jueves, tras una búsqueda desesperada y con el clima empeorando, se logró ubicar a Gruttadauria. Su ubicación estaba a unos 500 metros de distancia del lugar donde fueron encontrados los otros dos afectados.
La tarea de extraerlo de su prisión helada fue ardua y peligrosa. Los rescatistas debieron maniobrar con extremo cuidado para evitar convertirse en víctimas adicionales del desastre.
Augusto Gruttadauria fue finalmente liberado, después de haber pasado once horas enterrado bajo la nieve. Su estado no era óptimo: golpes, hipotermia y una experiencia que lo marcaría para siempre. Según Carlos Madjinca, secretario de
Protección Ciudadana de Bariloche, el joven fue encontrado en una condición de salud comprometida, pero su voluntad de sobrevivir y la increíble habilidad para mantener una burbuja de aire fueron factores cruciales para su salvación.
El testimonio de los rescatistas
Martín Raffo, médico de la Comisión de Auxilio, expresó su asombro y alivio ante el milagro de la supervivencia. “Nos sorprendió gratamente cuando Augusto logró comunicarse a las 3 de la mañana. Lo que menos imaginás es que te llamen para una cosa así. Obviamente se decidió ir rápidamente a su búsqueda”, comentó Raffo. La recuperación de Gruttadauria no solo fue una victoria para los rescatistas, sino también un testimonio de la fortaleza humana en situaciones extremas.