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Hay diferencia entre “falso” y “falaz” y “mentiroso”. Falso y falaz son objetivos, y se dicen de las cosas, o hacen relación con ellas; mentiroso es subjetivo, y sirve para calificar a las personas, o a ellas se refiere.
Una falsa historia no es verdad, no debe ser admitida. Una historia mentirosa no es veraz, y no debemos creer en la palabra del narrador.
¿Qué es una mentira? Mentira es una afirmación contraria a la verdad con el propósito de engañar. Por supuesto que el que dice mentiras es un mentiroso.
Al respecto los escépticos formularon la muy famosa “Paradoja del mentiroso” para mostrar las contradicciones de la razón:
-Epiménides dice que los cretenses son mentirosos.
-Epiménides es cretense;
-luego miente al decir que los cretenses son mentirosos.
-Luego los cretenses no son mentirosos.
-Epiménides es cretense,
-luego no es mentiroso.
-Él dice que los cretenses son mentirosos;
-luego los cretenses son mentirosos.
-Etcétera.
Esta paradoja, que viene de la Grecia clásica, podría ser aplicada a muchos políticos y gobernantes actuales, sin desmerecer a ninguno.
La mentira siempre ha ejercido fascinación sobre el hombre. Todos hemos conocido a un mentiroso, y todos hemos mentido alguna vez. En ocasiones se miente por asuntos del instante, de los que uno queda cautivo. En ello reside la complejidad de la mentira, en constante fuga y siempre necesitada de retoques.
Compleja y riesgosa es la mentira, pues una vez adentrados en ella nos convertimos en su presa, sin posibilidad de escape.
Pero el hombre que se presenta ante los demás hombres como dedicado al ejercicio intelectual, o al cuidado de los intereses de la sociedad, esto es, el gobernante, no tiene derecho a mentir.
Y este parece ser el caso de nuestro gobernador, don Juan Manuel Urtubey.
El 3 de diciembre del año pasado firmó una solicitada (“Este gobierno no cierra escuelas, las abre”) en la que decía que “como gobernador de la provincia, he decidido la continuidad en su funcionamiento de la escuela albergue n§ 4295 finca “El Destierro”, en Anta.
Añadía que “estoy convencido de que el cierre de una escuela rural nada aporta a la educación de nuestros niños. Por más razones que existiesen para hacerlo, mientras haya un alumno que quiera aprender en ella”.
Luego ratificó lo dicho en la mencionada solicitada ante alumnos, padres y directivos de la escuela, a los que recibió en su despacho en el Grand Bourg.
Pero menos de un año después, la cerró, no más! La ministra ejecutora fue Adriana López Figueroa, sin duda con el aval de su jefe, el señor gobernador, el que no iba a cerrar escuelas.
Como las mentiras suelen convertirse en papas calientes en la boca del mentiroso (las papas queman, caramba!), el gobierno kirchnerista del abogado Juan Manuel Urtubey anunció oficialmente este jueves que en 40 días iniciará la construcción de una nueva escuela en el departamento de Anta, a la que, entre otros, podrán asistir los chicos que estudiaban en la clausurada escuela 4295 que estaba ubicada en el paraje El Destierro. Total, quedará ahicito, no más! ¿Será verdad, será mentira?
La Paradoja del mentiroso existe desde hace siglos. Y nosotros hoy creamos el Orsai del Mentiroso, para no ser menos que esos muchachos del Peloponeso.