inicia sesión o regístrate.
Mi coronel: el otro día, cuando usted ya estaba “en donde mora el Padre Inmortal”, tal como reza nuestra “Canción del paracaidista”, concurrí al cementerio para despedir sus restos mortales y me fui triste, pero profundamente reconfortado. Allí se respiraba amor, amistad, dignidad, tradición, milicia, folclore y respeto ante el llamado imprevisto de Dios a su alma.
Me impactó particularmente la actitud y las palabras del Ing. Carlos Diez para con su nieto. ¡Qué herencia le dejó usted! El ingeniero, a quien no tengo el honor de conocer personalmente, es un gaucho de Güemes, es un hombre que, evidentemente, lleva sus valores y principios en la sangre.
Por todo lo dicho y por haber sido el generador de lo que en el cementerio viví, con respeto y admiración le digo: ¡gracias, mi coronel!
Tte. Cnel. (R) Carlos Martínez Segón, Ciudad