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Largas colas y demoras exasperantes en la atención son los reclamos que se escuchan por estos días en el Hospital Materno Infantil. El problema se hace más evidente en los servicios de guardias, donde la urgencia y la desesperación se conjugan en el ánimo de los pacientes.
Las autoridades del moderno hospital aseguran que el problema radica en la alta demanda y la poca oferta de médicos pediatras y hasta plantearon la posibilidad de traer profesionales de otras provincias para cumplir con la atención. Pero tanto la gerencia como la planta de médicos saben que, en el fondo, es una cuestión de dinero: la hora guardia no resulta salarialmente atractiva para los profesionales y esa es una realidad inobjetable.
Partiendo de esta base, el problema toma otra dimensión, ya que es predecible que la falta de atención no se solucionará “importando” profesionales de otras provincias, sino elevando la propuesta salarial. Sin ese incentivo, la solución es una utopía según lo analizan desde varios sectores.
El secretario de Servicios de Salud, Ricardo Carpio, advierte esta situación que resulta una verdadera encrucijada no sólo para el manejo administrativo del hospital, sino para todo el aparato de la salud de la provincia. “Tenemos que ser responsables y saber de dónde van a salir esos fondos” asegura cada vez que se le plantea la necesidad de una mejora en la oferta salarial.
Carpio sabe que nunca podría aumentar el pago de la hora guardia sin que esto desencadene un efecto dominó en el resto de la planta de médicos, que no parecen muy conformes con el incremento salarial del 23% otorgado por el Gobierno para este año.
Pero más allá de las cuestiones financieras, esta resulta ser una nueva crisis en el Hospital Materno Infantil, que de un tiempo a esta parte viene siendo objeto de fuertes críticas sobre el manejo y la atención.
Las escuchas
Sólo basta recordar el escándalo desatado hace unos meses por las escuchas en una reunión de médicos, que intentaban ponerse de acuerdo sobre los argumentos que expondrían para justificar un caso de mala praxis donde murió un niño de 8 años.
Posteriormente, otro escándalo sacudió al hospital: el posible contagio de Sida a una menor, paciente del área de Oncohematología, que terminó con la salida poco feliz de Martín de la Arena como gerente del nosocomio.
“La llegada del actual gerente Carlos Moreno trajo un poco de alivio, pero eso sólo sirvió para calmar los ánimos, luego de la pésima gestión de De la Arena”, aseguran algunos profesionales que no quieren salir del anonimato.
El recuerdo
Mientras tanto, la gente comprende el esfuerzo de los profesionales, pero pide que la calidad del servicio retome el esplendor que supo tener hace unos años, cuando se programaban turnos con día y horarios de atención en los consultorios o cuando las esperas en la guardia y en mesa de entrada no superaban la media hora.
“Eso no se soluciona contratando a más médicos de guardia. Se necesita una solución más integral. Algo que contenga a los pacientes en sus barrios. Se necesita que funcionen las salitas para descomprimir la demanda en el hospital”, exclaman por lo bajo los profesionales.
Más allá de sus ideologías, muchos de ellos observan con cierta melancolía, las fisuras cada vez más evidentes en el buque insignia de la salud salteña. El Hospital Materno Infantil, construido en el año 2000 con los últimos avances tecnológicos y concebido estratégicamente con un modelo de gestión integral que incluía a los centros de salud, hoy aparece con su potencial disminuido, trabajando en la contingencia y de crisis en crisis.