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La intervención no fue lo que realmente muchos se imaginaron en Juventud Antoniana. El equipo casi se va al descenso y la deuda salarial con el plantel, los técnicos de inferiores y algunos empleados del club fue siempre una constante. La intervención solo podría jactarse de haber ido cancelando otras deudas por juicios de gestiones anteriores, lo que tampoco está totalmente probado.
El desempate que el santo le ganó a Central Norte, el sábado y por penales, no debe tapar la pésima gestión del interventor Fredy Mocchi y de sus colaboradores: Pablo Simkin, José Diez, Marcelo Romero y Fernando Segura.
Así como les cabe responsabilidad al expresidente José Macaione y al DT Gustavo Coleoni por el descenso de Central Norte, la misma crítica debe caer sobre los dirigentes antonianos, ya que Juventud no tuvo más mérito que tener a su arquero iluminado para atajar un tiro desde los doce pasos. El santo hizo una campaña tan mala como la de Central.
Mocchi y sus colaboradores le pifiaron desde el momento en que designaron a Mauro Laspada como DT. Este dejó mucho que desear y subestimó a los hinchas y a los mismos jugadores desde el momento en que comenzó a buscar culpables para justificar su propio fracaso.
Mocchi y sus colaboradores avalaron las malas contrataciones (toda una costumbre en el fútbol salteño) y sin dudas que los propios futbolistas son también responsables de la debacle deportiva.
Y hubo otros yerros de la intervención: en San Luis, donde el santo pudo haber evitado el desempate, los jugadores acusaron abandono, ya que ningún dirigente acompañó al plantel. En la previa del clásico, el que más estuvo presente fue Diez Zabaleta pero hasta se olvidaron de pagar la multa para que el DT Cuadrado pudiera dirigir desde el banco (tuvieron que recurrir a una rápida gestión de la Liga Salteña). Y mientras Mocchi decía una cosa, Romero hacía otra. El interventor negó que se hubiera presentado una protesta por el partido con Estudiantes; Romero ratificó lo contrario.
Además, en Lerma y San Luis se molestaron con Pablo Simkin, quien prefirió viajar a Las Vegas para presenciar la pelea entre Marcos Maidana y Floyd Mayweather mientras el santo peleaba por no descender.
UNO POR UNO
El futuro de cada jugador
Mariano Maino: Sus atajadas en la final ante Central Norte hacen pensar que la próxima dirigencia lo tendrá en cuenta.
Ezequiel Viola: El arquero bonaerense deberá volver a Olimpo de Bahía Blanca, dueño de su pase. La comisión directiva puede negociar su continuidad.
Ezequiel Palacio: El marcador central fue de lo más regular en el campeonato. Quizá es uno de los pocos aciertos de la intervención.
Hernán Fernández: El defensor cordobés estuvo presente en casi todos los partidos del santo. Es del visto bueno por la dirigencia.
Emanuel Martínez: El ex Central Norte fue de mayor a menor en el campeonato. Su futuro es incierto.
Matías López: Llegó de la mano de Laspada y deberá volver a Olimpo, dueño de su pase.
Matías Fernández: Se terminó destacando más por sus reacciones desubicadas que por su juego. Fue uno más del montón.
Daniel Liva: Casi no tuvo participación durante el campeonato. El chaqueño no seguiría en el santo.
Rubén Molina: El volante cordobés estuvo la mayor parte del torneo lesionado. Se esperaba mucho más de este jugador y es factible que no siga.
Matías Ceballos: El volante santafesino fue una gran decepción para este último tramo del torneo. De todos modos podría seguir ya que el mediocampista tendría contrato por dos años.
Alan Sánchez: Trato de aportar lo que pudo pero fue irregular. Dependerá de la dirigencia.
Marcos Litre: tampoco estuvo a la altura y debe volver a Olimpo de Bahía Blanca.
Rodrigo Sánchez: El delantero terminó siendo el máximo goleador de Juventud con cuatro tantos. En teoría debería volver a Villa Mitre de Bahía Blanca, dueño de su pase.