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Manos, ese espejo del alma

Lunes, 10 de agosto de 2015 00:39
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"Reconocí esas manos, reconocí esas alas de paloma dorada. Su suavidad venía volando sobre el tiempo, sobre el mar, sobre humo, y en la piel de las uvas me pareció tocarte". A través de la voz ronca y telúrica del poeta chileno Pablo Neruda (1904-1973) nos podemos imaginar que el de las manos es un universo de sentidos y expresiones. Son capaces de realizar actividades sumamente delicadas y precisas, o labores pesadas. Pero toda su funcionalidad no puede notarse en el dorso ni en la palma. Tampoco en las uñas. Según advierte el estilista Miguel Ruhl, son una parte vital de la apariencia, junto con el cabello y la dentadura, porque definen quiénes somos y cómo nos vemos a nosotros mismos. "La mujer suele poner las manos detrás, no las muestra y se deja estar. Pero sí son importantes porque estamos en una etapa visual. Con la irrupción de las nuevas tecnologías miramos y nos informamos constantemente. Lo que antes podía pasar desapercibido en una mujer, como las uñas, hoy ya no. Por ejemplo, la mujer que da un discurso tiene que ser elocuente y conquistar a su público. Cuando habla tiene que gesticular y, al hacerlo, llega a mostrar las manos. Por eso son muy importantes", le dijo a El Tribuno. Añadió que el estado de las manos deja traslucir trazos de la personalidad que no son meros detalles. "Hoy no tenemos tiempo de hablar y conocernos. Si yo te miro de arriba abajo y te hago una radiografía puedo ver por tu exterior qué tipo de persona sos", indicó. Así, según él, la mujer que lleva presentables sus uñas y sus manos exterioriza disciplina, debido a que quien la ve puede imaginársela con una alta autoestima y el rigor suficiente como para levantarse por la mañana a un horario que destinará al cuidado de sus manos. Señaló además que aunque la informalidad sea el predominante actual en el cabello, las manos deben estar impecables sin callos ni uñas comidas, con las cutículas prolijas. "Cada 15 días todas las mujeres tienen que ir a la manicura y hacerse emparejar y pintar las uñas porque no hay que olvidarse de que son un arma de seducción. Les garantizo que se van a sentir mejor y que si salen a cenar van a cambiar hasta en el modo de agarrar los cubiertos en la mesa", expresó. Por su parte, la cosmetóloga Alejandra Bernardón explicó a este medio: "Es normal para mí escuchar: 'Mis manos son de terror, son horribles, qué podés hacer' y empezar a trabajar sobre eso". Luego detalló que en una sesión de manicura básica el primer paso es el baño de parafina, una hidratación profunda ideal para las pieles envejecidas y para lograr la relajación de los tendones y cambiar la tonicidad de la piel. Después se corren las cutículas, se liman las uñas y se les saca el matiz con el bloque de lustre. Así se logra pulir las uñas y que se adhiera mejor el esmalte que se colocará después. Añadió que el pulido no es un desgastado porque no daña las uñas, sino una limpieza profunda. Si hay uñas rotas se les hace una reparación con material acrílico, es decir, una unión de polímeros con monómeros que se aplica sobre la uña como una pasta muy fácil de manejar. Esta pasta queda muy natural y dura hasta que la uña crece y se va cortando. Antes de aplicar el esmalte de color siempre se coloca una base porcelana que les va a ofrecer protección a las uñas y dotarlas de un color mate. Alejandra indicó que se ponen dos capas porque la primera penetra el producto y la segunda le da un mejor acabado. Al finalizar colocó un spray para secar y fijar el esmalte de uñas en unos instantes.



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