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El 2016 para Gimnasia y Tiro en el plano futbolístico tuvo de todo: vaivenes en los rendimientos, toboganes en los resultados, ciclotimia en el juego del equipo dirigido durante todo un largo año por José María Bianco, momentos de máximo placer y gozo, como en el memorable 5-3 en el Gigante del Norte ante Juventud Antoniana; e instantes de desazón y desencanto, como en el penal errado de Juan Amieva ante Unión Aconquija, en Catamarca, que privó al albo de lograr la clasificación a la segunda ronda en aquel torneo corto del primer semestre. Y para concluir un año agitado que otorgó escaso respiro, culminó con la salida intempestiva del Chaucha, que le abrirá paso a partir del 2017 a un Duilio Botella de alta imagen positiva y buenas recomendaciones, pero cuya didáctica, metodología y trabajo aún son una incógnita por estos lares.
Paradójicamente, la directiva millonaria respaldó a Bianco cuando los vientos eran desfavorables. Sin embargo, cuando el equipo comenzó a jugar como el técnico pretendía, a encontrar una identidad, cuando a los delanteros se les abrió el arco y cuando la hostil crítica del principio comenzó a atenuar, fue el estratega rosarino el que pegó el portazo, cediéndole la posta a su colega marplatense, que tendrá, desde el 29 de enero próximo, ocho partidos vitales para conseguir la clasificación al pentagonal, y luego pelear en cuatro finales más por el ansiado ascenso.
El brindis de fin de año volverá a tener un sabor agridulce en las copas del fútbol salteño mientras vemos escaparse otro año con sequías de ascenso. Pese a ello, fue Gimnasia el que despidió el 2016 con mejor semblante entre los tres grandes de la provincia. Porque logró su clasificación al lindo "lío" del Federal A cinco fechas antes, pese a su meseta descendente. Porque clasificó como el equipo más goleador del torneo, porque venció sus fantasmas de sequía en la red y porque en la última fecha se alzó con la segunda meta propuesta: el boleto a la Copa Argentina, donde buscará nuevamente la chance de enfrentarse a un grande de Primera.
La CD apostó a una coherencia y una base sin gastos grandilocuentes. No sabemos si el tiempo le dará la razón. Pero a la ilusión de que así sea en este 2017 no se la quita nadie.
Paradójicamente, la directiva millonaria respaldó a Bianco cuando los vientos eran desfavorables. Sin embargo, cuando el equipo comenzó a jugar como el técnico pretendía, a encontrar una identidad, cuando a los delanteros se les abrió el arco y cuando la hostil crítica del principio comenzó a atenuar, fue el estratega rosarino el que pegó el portazo, cediéndole la posta a su colega marplatense, que tendrá, desde el 29 de enero próximo, ocho partidos vitales para conseguir la clasificación al pentagonal, y luego pelear en cuatro finales más por el ansiado ascenso.
El brindis de fin de año volverá a tener un sabor agridulce en las copas del fútbol salteño mientras vemos escaparse otro año con sequías de ascenso. Pese a ello, fue Gimnasia el que despidió el 2016 con mejor semblante entre los tres grandes de la provincia. Porque logró su clasificación al lindo "lío" del Federal A cinco fechas antes, pese a su meseta descendente. Porque clasificó como el equipo más goleador del torneo, porque venció sus fantasmas de sequía en la red y porque en la última fecha se alzó con la segunda meta propuesta: el boleto a la Copa Argentina, donde buscará nuevamente la chance de enfrentarse a un grande de Primera.
La CD apostó a una coherencia y una base sin gastos grandilocuentes. No sabemos si el tiempo le dará la razón. Pero a la ilusión de que así sea en este 2017 no se la quita nadie.
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