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Israel vs. Irán: ¿otra guerra en el horizonte?

Viernes, 24 de junio de 2022 02:17
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El escenario internacional abierto con la invasión de Rusia a Ucrania, un acontecimiento que en la opinión del papa Francisco implicó un hito en la escalada signada por una "Tercera Guerra Mundial" en curso, puede agravarse con el estallido de un nuevo conflicto bélico: Israel examina la alternativa de un ataque preventivo contra Irán antes de que el crecimiento de Hamas, la organización fundamentalista islámica pertrechada por el régimen de Teherán que controla la franja de Gaza, le permita lanzar una ofensiva terrorista de carácter letal contra las principales ciudades del Estado israelí.

El primer ministro israelí, Naftali Bennett, anunció ese viraje: "Estamos aplicando la "Doctrina Pulpo'. Ya no jugamos con los tentáculos, con los apoderados de Irán. Hemos creado una nueva ecuación yendo por la cabeza".

En el pasado, Israel dirigía sus acciones en territorio iraní contra el programa nuclear y los científicos responsables de su desarrollo. Cuando atacaba objetivos de la Guardia Revolucionaria Islámica y su fuerza expedicionaria Quds lo hacía en terceros países, como Siria. Ahora, y no lo oculta, opera abiertamente dentro de Irán.

El crecimiento de Hamas fue producto del apoyo iraní, ejecutado a través de la Guardia Revolucionaria y tuvo como artífice a Qasem Soleimani, un comandante de la Fuerza Quds asesinado por un dron estadounidense en 2020 y sugestivamente homenajeado por el presidente venezolano Nicolás Maduro durante su reciente visita a Teherán. Khaled al- Batash, miembro del buró político de la organización, reconoció que "cuando Soleimani decidió apoyar a la resistencia palestina, ésta logró en 2014 golpear Tel Aviv - y no solo las comunidades de la envoltura de Gaza - y por primera vez bombardeó la ciudad con cohetes Farj, de producción iraní". Proclamó que "gracias a todo esto, Israel ya no puede invadir la Franja de Gaza".

Hamas cuenta hoy con 16.000 soldados activos y el concurso de otros 16.000 integrantes de organismos de seguridad de la Franja de Gaza. El corazón de su estructura es una unidad de élite, llamada "Fuerza Nakba", integrada por 5.000 milicianos. Tiene ahora una unidad naval, equipada con decenas de kits de buceo ultramodernos que le posibilitan sumergirse en zonas de gran profundidad y buscar espacios desprotegidos para atacar, inaugurando una modalidad submarina para golpear al enemigo más allá de la frontera común.

La guerra subterránea

Los túneles componen el eje central de la estrategia militar de Hamas. Ahmed Abdelhadi, su representante en el Líbano, reveló que "hay 360 kilómetros de túneles subterráneos en la Franja de Gaza". Agregó que la idea de construir los túneles fue de Soleimani. Khaled Meshal, jefe de la rama siria de la organización señaló: "A la luz de que el equilibrio de poder se desplazó hacia Israel teníamos que ser creativos para encontrar formas innovadoras. Los túneles fueron una de nuestras innovaciones. Como dicen, la necesidad es la madre de la invención".

En la última década, Hamas construyó una sofisticada red subterránea para eludir los controles satelitales y los sensores terrestres que monitorean la Franja de Gaza. El uso de túneles no es nuevo en el campo militar. La estrategia fue estrenada por el Vietcong en su guerra con Estados Unidos. Pero Hamas perfeccionó el sistema. Su red de túneles interconectados es empleada como "sala de guerra", donde los líderes se reúnen para definir tácticas de combate y para garantizar los puestos de mando cuando las tropas israelíes ingresan en territorio palestino.

Pero este sistema no es solo defensivo. Cruza por debajo de la valla fronteriza y permite a los milicianos ingresar al territorio vecino y atacar patrullas israelíes. Si son descubiertos, suelen tener "trampas" con explosivos diseñadas para hacer volar a las fuerzas enemigas. Sirven, asimismo, como plataforma para el lanzamiento de cohetes. A tal efecto, están diseñados con aberturas en puntos clave para salir a la superficie y colocar las lanzaderas. Cuando el cohete es disparado, vuelve a sellarse la abertura.

La profundidad de los túneles es variada. La mayoría se extiende 10 o 12 metros bajo tierra y otros hasta 30 metros. El lugar de ingreso está ubicado en lugares muy discretos y con aberturas de menos de un metro de ancho. El descenso se realiza por escaleras bien acondicionadas. Son lo suficientemente altos y anchos como para permitir a los soldados desplazarse erguidos y con rapidez. Tienen buena iluminación e incluyen elementos que facilitan el movimiento de objetos pesados como orugas y carros. Utilizan un sistema de comunicación por cable, ya que las redes de celulares no son confiables a esa profundidad o pueden ser captadas por los israelíes.

Entre estas imaginativas tácticas de Hamas se destaca la utilización de pequeños drones. Su fábrica principal fue destruida por los israelíes en 2014. Pero los trabajos continuaron con la coordinación de Mohamed al-Zawari, un ingeniero tunecino experto en aviones no tripulados que también buscó desarrollar minisubmarinos y fue asesinado por un comando israelí en febrero de 2016. Otro equipo especial de milicianos recibió adiestramiento en Malasia en el manejo de parapentes para incursionar en territorio israelí.

 ¿Ataque preventivo? 

Hamas acumula entre 10.000 y 11.000 cohetes de diferente tipo. En 2021 lanzó unos 2.500. La logística es de procedencia iraní. Los cohetes y los elementos para construirlo llegan desde Siria por diferentes medios, pero todos de la mano de Teherán. El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en un reportaje en la cadena Al Jazeera, reveló un acuerdo con las Fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria. El periodista preguntó: “¿Qué les dieron?” y Nasrallah respondió: “Todo lo relacionado con la producción de misiles, la experiencia tecnológica de misiles”. 
Irán aprovechó inteligentemente su participación en la coalición internacional gestada contra ISIS. Con ese pretexto, los efectivos de la Fuerza Quds legalizaron su presencia en Siria, reforzaron su apoyo a la milicia chiita de Hezbollah en el Líbano, patrocinada por Teherán y responsabilizada por la Justicia argentina de la autoría material de los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA, y aceitaron sus relaciones con el gobierno de coalición de mayoría chiita que gobierna Irak. Finalizada la contienda, mantuvieron sus bases en la zona y a través de esos tentáculos establecieron un corredor que conecta a Irán con la frontera israelí. 
Ante esa inédita amenaza a su seguridad, Israel respondió con la intensificación de sus vínculos con las comunidades sunitas del mundo árabe, en especial con las monarquías petroleras del Golfo Pérsico, lideradas por Arabia Saudita y tradicionales aliadas estratégicas de Estados Unidos, que hace tiempo determinaron que su prioridad estratégica no era el apoyo a la causa palestina sino el freno a la expansión regional del régimen de Teherán. Con el respaldo de Washington, asomó la perspectiva de una “OTAN de Medio Oriente” para detener a Irán.
La “Doctrina Pulpo”, oficializada por Bennett, contempla la hipótesis de un operativo militar destinado a destruir la infraestructura del plan nuclear iraní, antes de que su avance garantice la invulnerabilidad del régimen chiita, tal como ocurre con toda potencia atómica. Esa estrategia, de carácter obviamente global, explica la repercusión internacional alcanzada por el misterioso episodio del avión de una compañía estatal venezolana que viajaba con personal militar y tripulantes iraníes, presuntamente integrantes de la Fuerza Quds, detenido en la Argentina.
 
 * Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico 

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