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24 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Vida y transformación que produjo en la corteza terrestre

La aparición de la vida en el planeta sumó a la dinámica de los minerales la transformación permanente de suelos y paisajes.
Lunes, 18 de noviembre de 2024 01:33

La cáscara seca y vacía que se formó en el origen de los tiempos en el planeta Tierra comenzó a transformarse lentamente desde que apareció la vida. En los primeros miles de millones de años de evolución solo había algas estromatolíticas y más tarde formas no invasivas como el reino Vendobionta de Ediacara.

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La cáscara seca y vacía que se formó en el origen de los tiempos en el planeta Tierra comenzó a transformarse lentamente desde que apareció la vida. En los primeros miles de millones de años de evolución solo había algas estromatolíticas y más tarde formas no invasivas como el reino Vendobionta de Ediacara.

Era un mundo estático antes que dinámico.

Las formas globosas ediacarianas estaban fijas en un sustrato bacteriano firme y se alimentaban de la luz solar y de la química marina. En aquellos tiempos de finales del Proterozoico no existía la relación predador-presa. Recién unos 541 millones de años atrás comienza el Fanerozoico con la aparición de invertebrados penetrativos que van a perforar las playas marinas para esconderse, alimentarse o llevar a cabo sus actividades vitales. Gusanos, trilobites, braquiópodos y otros organismos turban el sedimento que los alberga y dejan sus marcas en forma de trazas que se han conservado fósiles.

Nuestros trilobites

Comienza en el planeta el fenómeno de la bioturbación que ha sido llamado la "Primera Revolución Agronómica". Los cerros salteños y jujeños están repletos de esas trazas fósiles en las rocas marinas del Cámbrico y del Ordovícico. Basta recorrer los ríos de la región para encontrarse con cantos rodados que conservan las marcas de gusanos llamadas skolithos o las huellas de trilobites conocidas como cruzianas.

El gran paleontólogo Adolf Seilacher, que visitó Salta en numerosas oportunidades, fue el primero en establecer un esquema mundial donde esos gusanos y esos trilobites, representados por sus huellas, significaban a su vez la profundidad del agua de mar. Hizo un esquema de batimetría marina utilizando las marcas que dejaban los organismos en los sedimentos.

Invertebrados y vegetales

Un gran salto evolutivo en la vida planetaria lo constituye la aparición de las plantas. Estas colonizan los continentes y hunden sus raíces en los primitivos suelos. Las plantas desafían a la gravedad y por lo tanto deben anclarse para sostener su estructura. Las raíces exploran el suelo en busca de agua y sostén. La turbación de la corteza ya no es beneficio exclusivo de los invertebrados sino también de las plantas.

Desde las primitivas Cooksonia del Silúrico a las gigantescas sequoias actuales. Luego van a evolucionar los vertebrados con los peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Los ecosistemas van a ser cada vez más adaptados a las nuevas realidades y a los actores que juegan su rol biológico.

Los mamíferos conviven con los dinosaurios, son pequeños y se refugian en cuevas. Probablemente esas cuevas los ayudaron a sortear el holocausto planetario que se produjo con la caída del asteroide en Yucatán hace 66 millones de años. En Salta se encuentran huellas de pequeños mamíferos que convivieron con los dinosaurios y de otro que aparece después, tal el caso de Purgatorius, cuyo nombre hace referencia al haber vivido entre el cielo y el infierno del bombardeo cósmico del Cretácico superior.

La transformación del suelo

Las termitas primero y las hormigas después aparecen unos 150 millones de años atrás y van a remover los suelos para construir sus termiteros y hormigueros. Algunos de ellos alcanzan tamaños gigantescos. Estos insectos cavan profundamente y remueven rocas y sedimentos que traen al exterior. Muchas veces han servido de guía en la prospección de minerales y gracias a ellos se han encontrado yacimientos de yeso, oro, hierro y otras sustancias por la observación y estudio de dichas estructuras de bioacumulación.

Se conocen termiteros gigantes en África, Australia y América del Sur. Baste como ejemplo mencionar que en el nordeste de Brasil se encontró la red de termiteros más grande del mundo que cubre una superficie equivalente a Gran Bretaña. Hay allí 200 millones de montículos que alcanzan hasta cuatro metros de altura y se han formado en los últimos 4.000 años. Millones de toneladas de tierra han sido removidas por esos insectos para construir sus nidos que resultan verdaderos rascacielos a escala humana. Aparentemente este sería el esfuerzo de bioingeniería más extenso del mundo realizado por una sola especie de insecto.

Las lombrices también generan un gran trabajo en la turbación de los suelos logrando aumentar su fertilidad y aireación. Algunos mamíferos, especialmente los roedores, generan toda clase de madrigueras que pueden dar vuelta un suelo. Los ocultos en la Puna son famosos por generar grandes peladares y sus cuevas se tornan un peligro para animales y personas. Los antiguos viajeros se quejaban amargamente por como sus mulas y caballos quebraban las patas al hundirse en esas madrigueras.

Las marmotas de Heródoto en Afganistán eran famosas por sacar el oro bactriano a la superficie. Algunos animales de la megafauna cuaternaria, especialmente en la edad de hielo, cavaron grandes cuevas para protegerse. Es el caso de los perezosos y los gliptodontes. Se han encontrado barrancas en la costa atlántica bonaerense en donde se pensaba que unos grandes tubos huecos eran antiguos sistemas de desagüe hasta que los paleontólogos interpretaron correctamente que en realidad eran cuevas de refugio de animales de la megafauna.

Imaginemos entonces millones de años de evolución y millones de animales de la megafauna removiendo los suelos sudamericanos. Todos los fenómenos por los cuales la vida remueve, altera y transforma la superficie terrestre, las playas y los fondos oceánicos, se conoce como bioturbación. Los mecanismos por los cuales se degrada la superficie terrestre corresponden a la meteorización y esta puede ser física, química o biológica.

La fragmentación de los materiales para que puedan ser removidos por la erosión y trasportados en función de la gravedad se conoce como clastismo y viene del griego en el sentido de romper y, valga como ejemplo etimológico, iconoclasta o rompedor de imágenes. Los cambios de temperatura, el congelamiento del agua en las grietas, la sal, los ácidos naturales, entre otros, dan lugar a la meteorización física y química. La meteorización por la vida o biometeorización comprende el trabajo destructivo de las raíces de las plantas, las hormigas, roedores, pisadas de animales, etcétera.

Las rocas sufren así de bioclastismo y empiezan a ceder en favor de la erosión. La evolución de los paisajes está íntimamente ligada a esta fenomenología. Los cerros del norte argentino están invadidos por ganado cerril. Puede verse en las laderas inestables de las quebradas a vacas, burros, mulas, caballos, ovejas y cabras pastando. Muchos de estos animales arrancan el pasto de raíz y comen los renovales de los futuros árboles creando una extrema degradación de la cubierta vegetal. Es común ver una red de "romboides de pie de ganado" sobre las laderas que son producto del movimiento gravitatorio de los suelos por la presión de los animales. La formación de cárcavas avanza de manera progresiva hasta que se rompe el equilibrio y comienza el proceso de erosión concentrada con zanjas que canalizan el agua y suman velocidad por las pendientes y la gravedad.

El sobrepastoreo es uno de los fenómenos erosivos más intensos dentro de la fenomenología de la bioerosión, tal como fuera ampliamente demostrado en las investigaciones del Ing. Carlos Saravia Toledo. Otras formas de bioerosión son los lambederos y los habitáculos de aves. Los lambederos son comunes en el norte argentino en formaciones coloradas que tienen contenido salino. Especialmente se forman en capas rosadas del Pleistoceno donde el ganado y los animales salvajes van a lamer la tierra arcillosa en busca de sales. Hemos visto lamiendo a vacas, caballos y cabras, pero también marcas de cuernos de corzuelas, colmillos de chanchos de monte y picos de aves que rasparon el sedimento. Forma parte del hábito de la geofagia, o sea comer tierra.

Todo este trabajo se convierte en unas cuevas que pueden alcanzar hasta un par de metros de diámetro y un metro de profundidad. A veces están unas al lado de las otras formando amplios lambederos. Los techos pueden colapsar y quedan como huecos que llegan a canalizar el agua incrementando la erosión. Las aves pueden anidar en terrenos blandos y para ello hacen allí sus habitáculos. Curiosamente hay un lugar muy especial de este tipo en Salta, en la ruta 68 por el camino a Cafayate que se conoce como "Casa de los Loros" y que responde a esa fenomenología. Precisamente en terrenos blandos, formados al pie del cerro El Zorrito por el colapso de su ladera, han construido sus nidos los loros dando la etimología al lugar. En Córdoba es famosa la "Barranca del Lorero".

En mucha menor escala lo hacen las avispas y las abejas. Alpamisqui significa en quechua "tierra dulce" y hace referencia a colmenas de abejas construidas bajo tierra. Vemos entonces como la vida fue modificando paisajes completos o creando otros nuevos a partir de su actividad. El agua en sus tres estados, la vida sobre la base del carbono y la tectónica de placas es lo que hace completamente distinta a la Tierra de sus vecinos del Sistema Solar.

 

 

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