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La geografía montañosa del norte argentino da lugar a una amplia gama de vocablos relacionados con la hidrografía y la orografía. Encontramos, entre muchos otros, cordilleras, sierras, serranías, cordones, nevados, cadenas, filos, montes, cuchillas, cerros, montañas, cumbres, macizos, crestas, crestones, altos, puntas, etcétera, con sus correspondientes nombres toponímicos (orónimos).
El agua va a dar lugar a ríos, arroyos, corrientes, torrentes, riachuelos, afluentes, etcétera, con sus correspondientes nombres toponímicos (hidrónimos). Las fuerzas internas del planeta construyen el relieve a través de la tectónica y el volcanismo y las fuerzas externas buscan devastar esos relieves a través del agua, el hielo y los vientos.
En la conjunción entre ambos mecanismos de la dialéctica de la naturaleza se van a formar cascadas, chorros, cataratas, gargantas, quebradas, valles, cañones, huaycos, angostos, entre un sinfín de accidentes topográficos. En la compleja trama de nombres del paisaje los hay heredados de los antiguos pueblos indígenas, de los conquistadores, de los tiempos de la colonia y posteriores, hasta los más recientes. Los Incas dejaron una extraordinaria cantidad de topónimos en el norte argentino que se suman a los de los pueblos indígenas que habitaron antes el territorio.
Los conquistadores españoles dejaron también su impronta y no es raro encontrar términos topográficos y mineros relacionados con el mar y el arte de navegar en el interior del continente. Es el ejemplo de Farallón en el caso de Farallón Catal en el salar del Hombre Muerto o Lagunillas de Farallón en la Puna jujeña. El vocablo aparece deformado en Farellón o Farillón que usa el hombre puneño. También aparecen topónimos relacionados con penínsulas, "ojos de mar", ancón y su forma deturpada Encón, isla, costa, mogotes, puerto, portezuelo, punta, etcétera.
Toponimia marina
La toponimia marina en ambientes continentales requiere de un complejo estudio multidisciplinar. Uno de los términos curiosos es punta. Generalmente se aplica en ambientes marinos a un filo rocoso que avanza hacia el agua. En la costa atlántica hay decenas de topónimos como Punta Lara, Punta Mogotes, Punta Alta, así como las puntas Ninfas, Ameghino, Delfín, Lobos, Delgada, Rasa, entre otras. También el vocablo se registra en algunos lagos y embalses (ej., Punta Bandera en el lago Argentino).
La accidentada costa del océano Pacífico en Chile y Perú da lugar a cientos de topónimos "punta" con un lugar emblemático como Punta Arena. La costa de Antofagasta, Iquique y Arica también tiene decenas de topónimos que refieren a punta.
Como dato curioso la ciudad de San Luis fue fundada en un promontorio de cresta aguda y laderas abruptas de las Sierras Pampeanas: Punta de los Venados. El topónimo punta se repite muchas veces en esa provincia. Lo anecdótico es que los habitantes de San Luis reciben el gentilicio de "puntanos" en referencia a esta cuestión orográfica que, como se dijo, hunde sus raíces en la lengua del mar.
En el Noroeste Argentino tenemos el topónimo Punta Balasto, en el extremo sur de la sierra de Quilmes o Cajón. Allí el río Cajón, que corre de norte a sur, dobla al este bordeando el extremo austral de la sierra y luego se dirige al norte como río Santa María. En este caso Samuel Lafone Quevedo propone su origen a partir de la lengua cacán y sería algo referido a "redondo". Hay allí un importante yacimiento arqueológico. Balasto es lo que actualmente se refiere a la piedra triturada para poner como cama en las vías del ferrocarril. Sin embargo, originalmente era el peso que se ponía como lastre en los barcos. De todos modos, la gente lo deformó por pronunciación en "balastro".
En el departamento Tumbaya en Jujuy se registran los topónimos Punta Canal y Punta Corral. Otra acepción tiene que ver con la salida del agua en algún río de montaña y como tal se registran numerosos topónimos "Punta del Agua" (Yavi, Payogasta, Metán, etcétera).
Otro término de origen marino es ancón que se deformó en encón. Originalmente refiere a una ensenada o puerto que forma el mar en sus costas. Es particularmente interesante El Encón en el Valle de Lerma en la punta de una sierra que fue intervenida antrópicamente para desviar el río Arenales. Antiguamente este río se derivaba al sur para formar el río Ancho. Luego quedó encauzado en un paso de montaña y se derivó hacia el este. La palabra aparece en documentos del siglo XVI. Actualmente la punta de montaña del Encón está en el cruce de las rutas provinciales 92 y 94.
Angostura
Otra palabra de doble origen, marino y continental, es angostura. En la costa oceánica se refiere a un canal o brazo de mar. En el continente puede referirse a un paso o depresión entre elevaciones. Es interesante señalar que dicha palabra aparece en la crónica de la fundación de Salta. Citamos textual: "En diez y seis de abril de mil quinientos ochenta y dos, el referido señor fundador de esta ciudad (de Salta, Hernando de Lerma) señaló por éjidos y pasto común de dicha ciudad, desde la angostura que está pasado el arroyo, que dicen Tagarete de esta parte del río… hasta una legua el río abajo sin pasar el río…téngase por mojones…desde los paredones de piedra del Inga…".
Bajo esta terminología se mencionan también la "Angostura del Molino" y la "Angostura de Arias" sobre el río La Caldera según Alberto Vuletin (Geomorfonimia Argentina). Otra angostura importante de la toponimia regional es la del río Tafí del Valle. Ahora bien, el término más difundido es angosto. En nuestra fisiografía existen numerosos angostos entre ellos el Angosto del Mojotoro, Angosto del Pescado, Angosto de Puerta de Díaz, Angosto del Fuerte Alto en el Valle Calchaquí y, en la Quebrada de Humahuaca, Angosto de Yacoraite y Angosto de Perchel, entre otros. Se trata siempre de estrechos en el ambiente fluvial y muchos de ellos fueron evaluados para la construcción de embalses, tal el caso del Angosto del Mojotoro. El que le permitió a Belgrano sortear la sierra de Mojotoro y sorprender al ejército realista por la retaguardia. El viejo término español en desuso entre nosotros es congosto: "Desfiladero o garganta en regiones montañosas por donde puede pasar un río, arroyo o torrente". La mayoría de nuestros ríos, al cortar montañas de diferentes litologías, unas con rocas más duras y otras con rocas más blandas, dan lugar a esas entalladuras que terminan siendo los angostos de la toponimia. La mayoría de nuestras quebradas tienen esos angostos y sus orígenes son muy diversos. A veces es la propia competencia de las rocas a la erosión, otras veces son fallas geológicas que desplazan los terrenos, desplomes de las laderas o bloques atascados. La mayoría de las quebradas y cañones del norte argentino tienen estos angostos, algunos con nombres propios y otros perdidos en las anfractuosidades de las montañas.
Basta con recorrer el Valle Calchaquí y sus cientos de afluentes laterales, o la Quebrada de Humahuaca en idéntico sentido, la Quebrada de las Conchas, la Quebrada de Escoipe, el Cañón del Juramento, las diferentes quebradas que bajan al Valle de Lerma (Yacones, Tilián, Corralito, etcétera), el tortuoso curso del río Arenales desde sus nacientes hasta su desembocadura en el embalse de Cabra Corral con un tramo donde corre encajonado en una sierra de joven elevación al pie de la sierra de Sancha y antes de llegar a Las Tienditas, entre otra centena de lugares donde la topografía y la hidráulica dan lugar a esa fenomenología de angostos y angosturas.
Volcanes de barro
Más allá de resultar en muchos casos atractivos para el geoturismo y los amantes del senderismo, pueden representar una de las causas de riesgos geológicos potenciales. Dada su morfología de estrechamientos pueden generar diques naturales por el desplome de laderas o por la llegada de flujos densos, los populares "volcanes de barro" tan comunes en el norte argentino.
Al llegar la masa de lodo y rocas a uno de esos angostos se produce un atascamiento y se genera una muralla de materiales que taponan a las quebradas por donde se desplazan. El punto es que las aguas al quedar bloqueadas en su curso comienzan a subir hasta formar un embalse o lago que puede alcanzar grandes dimensiones. Los sedimentos arcillosos formados en el fondo de esos lagos pueden sumar espesores importantes como se observa en varias de las grandes quebradas del norte argentino ya mencionadas.
Los angostos de Ingeniero Maury en la Quebrada del Toro o de El Zorrito en las nacientes de la Quebrada de Las Conchas dieron lugar, unos 30 mil años atrás , a grandes lagos que cubrieron cientos de kilómetros cuadrados. El lago que se formó en lo que hoy es la junta de los ríos Calchaquí y Santa María formó un depósito lacustre que al romperse el dique natural comenzó a ser removido por el viento para formar el actual campo de dunas conocido popularmente como los "Médanos de Cafayate", característico por sus arenas blancas y micáceas. Aclarando siempre que son dunas y no médanos, ya que estos últimos corresponden estrictamente a acumulaciones de arenas en playas marinas.
Angostos y angosturas, con nombres propios o anónimos, son parte de la extraordinaria y recóndita fisiografía de las montañas andinas.