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Los 350 años de historia de la Finca San Miguel, INTA Salta

En 1676 el Rey Carlos II de España concedió a la Compañía de Jesús un fundo que se extendía desde Cerrillos hasta Osma.   
Domingo, 19 de octubre de 2025 01:29
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Según una investigación realizada por la licenciada Ángela Ruíz y la profesora Mercedes Guzmán, en el año 1676 (siglo XVII) la Compañía de Jesús recibió en merced tierras que se extendían desde la "acequia de los Cerrillos hasta la estancia de Osma". Y a este extenso fundo que en 2026 cumplirá 350 años, los jesuitas le impusieron el nombre San Miguel, arcángel al que levantaron una capilla donde se venera la antigua imagen y que aún está en pie.

Sobre el año en que el rey de España Carlos II ("El Hechizado") concedió estas tierras a los jesuitas no hay dudas, pero los entredichos surgen cuando se trata de ubicar la "acequia" que servía de límite norte de la propiedad. Para el Dr. Julio Huidobro Saravia, el curso en cuestión era el que, corriendo de oeste a este, pasaba por la finca de los Saravia, propiedad de sus antepasados. Otra versión dice que la verdadera ubicación era la que en los planos figura como "canal de Fritzer", acequia que actualmente es el límite norte de la finca San Miguel, ahora propiedad del INTA Salta (Cerrillos). Finalmente, hay quienes aseguran que el linde original era el río Ancho.

El hecho es que la propiedad concedida por la Corona española a los jesuitas se extendía desde Cerrillos hasta Osma, teniendo de norte a sur una longitud aproximada de 12 leguas (60 km) y abarcando de este a oeste grandes extensiones hacia ambas márgenes del camino real (hoy RN68). En esa superficie estaban incluidas las serranías que, en el centro del valle de Lerma, se extienden desde Cerrillos hasta La Merced, sitio donde los jesuitas descubrieron los yacimientos de cal.

Así fue que la Compañía de Jesús fue dueña y señora de la finca San Miguel de los Cerrillos a lo largo de 91 años, hasta que el rey Carlos III resolvió expulsarlos de América en 1767. Por este motivo, los bienes de los "expulsos" —como se los llamó— pasaron a manos de la Corona española, que a poco los comenzó a vender —según se dijo— para solventar los gastos causados por el exilio de los jesuitas. Y como decimos los salteños, en esa volteada cayó la finca San Miguel, que a poco pasó a manos de la familia Aramburu, posiblemente la misma que poseía extensas propiedades en los Valles Calchaquíes.

Los Tejada

El 1 de junio de 1792, la finca San Miguel cambió nuevamente de dueño. De los Aramburu pasó a manos de don Juan Manuel Tejada por una operación que no podemos dejar de contar. Por un préstamo dinerario que Tejada le había otorgado a los Aramburu, estos pusieron como garantía la finca de los Cerrillos. Como, vencido el plazo, los Aramburu no hicieron efectiva la devolución, en mayo de 1792 y ante el escribano Francisco Antonio Llano se traspasó el inmueble a Tejada. Por entonces, la hacienda ya no tenía las dimensiones del tiempo de los jesuitas, pero aún se extendía varios kilómetros más de lo que hoy abarca la zona urbana de Cerrillos (sobre RN68). Finalmente, el acto de traspaso se concretó el 1 de junio de 1792.

La finca San Miguel permaneció en manos de los Tejada a lo largo de casi 90 años. En ese lapso, la propiedad tuvo muchos cambios, entre ellos pasar de dos a seis los molinos hidráulicos. Según tradición oral, coincidente con algunos vestigios encontrados, había plantaciones de olivos, nogales, perales, manzanos y viñas, aprovechándose estos últimos para elaborar sidra y vino. Los toneles que se conservaron hasta mediados del siglo XX confirman esta versión. También se sabe de obras de riego interno para aprovechar el agua que traía un canal desde el río Rosario y sobre lo cual también hay dos versiones: una que adjudica la obra a los jesuitas, con ayuda de los indios pulares, y la otra que fue excavada por Tejada. De todos modos, este ducto, que aún se conserva, ya no trae agua para riego ni de beber, pero parcialmente sirve como desagüe pluvial en el verano.

Sin dudas, la finca San Miguel tuvo años de gran prosperidad en manos de los Tejada, llegando a tener más de 300 medieros. Pero la bonanza se interrumpió cuando comenzó la Guerra de la Independencia. Entonces su economía empezó a declinar hasta que, a fines del siglo XIX, la finca salió a remate.

Despedida de Saturnino

Según Bernardo Frías, los Tejada, "ya desbarrancados y sin remedio sus intereses, sacóse a remate la hermosa heredad de San Miguel de los Cerrillos. Dos potentados ricos de entonces se disputaron la hacienda: José Ramón Navea y Juan Galo Leguizamón. Navea se la quedó, pagando en la subasta $7.000, y quedándose de dueño de los que en estos tiempos (1930) hubiera pagado la mitad de un millón, si no un millón entero". Y fue a don Saturnino Tejada (hijo del tercer matrimonio) a quien le tocó la dura misión de entregar la hacienda San Miguel.

Como otras salas del valle de Lerma, la de Cerrillos tenía en el extremo de la galería exterior el oratorio que los jesuitas habían erigido al arcángel San Miguel, patrono de la finca y antiquísimo vencedor del diablo. Así fue que cuando don Saturnino Tejada, "hombre alto, delgado, de cabeza y patillas blancas", concluyó la entrega a José Navea de la casa que había heredado de su padre, ingresó con paso firme al oratorio en medio de los concurrentes —interesados, escribano, juez y viejos amigos—. Lo hizo sombrero en mano, alta y sombría la frente, y la expresión del rostro revelando dos virtudes del varón antiguo: la grandeza de espíritu ante los golpes de la adversidad y la pena amarga y honda que traspasaba su pecho. "Y en llegando al altar —continúa Frías—, en cuya altura se destacaba el santo patrono de la hacienda, con voz entera y clara, don Saturnino dijo: 'Señor San Miguel, patrón de mi casa, vengo a despedirme de vos. Ya no nos volveremos a ver sino en el valle de Josafat. ¡Adiós!'. Y, dando la media vuelta, abandonó para siempre los muros que quedaban a sus espaldas."

Lo que se sabe de la creación

El INTA fue creado en 1956, por lo que el año que viene este organismo cumplirá -si los avatares de la política lo permiten- 70 años de vida, coincidiendo con los 350 años de Finca San Miguel.

A poco de creado el INTA, el Ministerio de Agricultura comenzó a estudiar el traslado de su Estación Experimental de Coronel Moldes a un sitio más conveniente del Valle de Lerma. A fines de 1957 el organismo nacional llamó a licitación pública para adquirir un campo que debía "estar en un triángulo imaginario formado por la ciudad de Salta, Rosario de Lerma y El Carril". Cumplidos los plazos, en septiembre de 1958, Agricultura adquirió para el INTA Salta la histórica Finca San Miguel a la Sucesión Luis Patrón Costas. Ahora el predio tenía 1.200 hectáreas, pero su ubicación era única: estaba sobre una ruta pavimentada (RN68); a 13 kilómetros de Salta; a 16 del Aeropuerto Internacional; y a 2 del empalme ferroviario (C-14) a Socompa y Chile, un factor muy importante por entonces. 

La huella de Cánepa en la finca

Don José Ramón Navea vendió al poco tiempo la finca al ítalo piamontés Agustín Cánepa a poco de 1871, año de su arribo al país. Por entonces, la superficie de la finca era de unas 2.000 hectáreas. Por tradición oral se sabe que fue Cánepa quien introdujo los álamos "carolinos" en el Valle de Lerma, pero lo cierto es que en su propiedad y a orillas de la ruta nacional, desde Rio Ancho hasta Palo Marcado, plantó cientos de álamos. Desde entonces ese tramo del camino se llama "Recta de Cánepa". Luego y siguiendo su ejemplo, otros propietarios hicieron lo mismo en otros caminos del Valle de Lerma.

En Cerrillos, Cánepa fue además el mayor colaborador cuando el Presbítero Serapio Gallegos y los padres franciscanos inició la construcción del nuevo templo a San José. Una placa de mármol incrustada en su frontispicio aludía a su generoso aporte, testimonio que desapareció luego de 1981. A la muerte de don Agustín, acaecida en 1900, heredó la finca su hijo Pedro quien aproximadamente en los años de 1930 la vendió a don Luis Patrón Costas.

La finca San Miguel estuvo en manos de la familia Patrón Costas hasta 1958 cuando la adquirió el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación. En ese período se hicieron varias mejoras tanto en el campo como en la sala que circunda la capilla de San Miguel. En 1947 se vendió a David Michel Torino una parcela colindante con el pueblo de Cerrillos dando lugar al nacimiento de Villa Los Tarcos en 1948.

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