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10 de Septiembre,  Salta, Centro, Argentina
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"Estamos en un agotamiento de la opinión pública"

Directora ejecutiva de la consultora Management&Fit.
Miércoles, 10 de septiembre de 2025 01:19
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La politóloga Lara Goiburu, directora ejecutiva de la consultora Management&Fit, analizó el clima político y económico de la Argentina en la previa de las elecciones legislativas de octubre. Invitada al ciclo Hablemos de lo que viene, que se desarrollará este jueves en el Centro de Convenciones de Salta, la especialista advirtió sobre un marcado agotamiento en la opinión pública, con crecientes dificultades económicas que impactan de lleno en el consumo y en la vida cotidiana.

En diálogo con Radio Salta, Goiburu señaló que la inflación dejó de ser el único problema central para la ciudadanía y que la corrupción escaló posiciones hasta convertirse en la principal preocupación de los argentinos. También destacó el rol que volverán a tener los sellos partidarios y los gobernadores en un escenario electoral atravesado por la incertidumbre, la contracción del consumo y la demanda de soluciones inmediatas a la crisis.

Lo que ocurrió el domingo en Buenos Aires generó repercusiones políticas a nivel local, incluso en el propio gobernador Gustavo Sáenz. ¿Cómo se analiza todo esto?

Bueno, estamos en un marco de agotamiento de la opinión pública. Lo que veníamos viendo hace unos meses era una ciudadanía que manifestaba ciertos signos de agotamiento, especialmente vinculados a lo económico. Porque si bien cuando preguntábamos respecto de las actitudes del presidente o de la gestión sobre algunos temas todavía había un cierto apoyo de la ciudadanía vinculado a la promesa de la baja de la inflación, que paulatinamente fue bajando, desde por lo menos abril y mayo el sentimiento de la ciudadanía a nivel nacional respecto de su economía diaria empezaba a mostrar signos de fatiga. Ocho de cada diez manifestaban haber tenido que cambiar sus hábitos de consumo. Durante la primera semana de agosto, en esos cambios de hábitos, en segundo lugar aparecía el consumo de carne, por ejemplo. Solamente el 15% decía que llegaba a fin de mes y podía ahorrar; el resto manifestaba llegar justo o directamente no alcanzar. Había una sensación de fatiga y agotamiento que se aceleró durante agosto, por los episodios conocidos respecto de los casos de corrupción, por los reveses que el Gobierno Nacional tuvo en el Congreso y por el contexto electoral en la provincia de Buenos Aires. La situación, llegando a las elecciones de octubre, empieza a acelerar los tiempos en una economía que se muestra no solamente en lo vinculado a la industria y a los negocios —que reclaman esas reformas prometidas pero todavía pendientes— sino también en el bolsillo del ciudadano y de la ciudadana de a pie.

Ese activo que tenía el Gobierno nacional de haber bajado la inflación, de alguna manera contenerla, ¿ya dejó de ser valorado por la sociedad? ¿Se le acabó el crédito al Gobierno sobre la baja de la inflación?

Bueno, lo que veíamos durante más de veinte meses es que la inflación era el principal problema. Cuando preguntábamos "¿cuál cree usted que es el principal problema del país?", primero en frecuencia de mención siempre estaba la inflación, durante más de veinte meses. En julio, la corrupción saltó del cuarto al segundo lugar en frecuencia de mención y en la primera semana de agosto la corrupción se colocó en primer lugar, a cinco puntos de la inflación. No es que los argentinos se hayan dejado de preocupar por la inflación, pero empiezan a ser otras las preocupaciones, vinculadas a la materialidad de la vida diaria, a cómo llegar a fin de mes, y también vinculadas a los casos de corrupción que durante julio y agosto empezaron a hacerse más conocidos. Parece que pasó hace mucho tiempo, pero primero estuvieron las dudas sobre la distribución del fentanilo, después los audios, antes había sido el episodio de las balizas. En un contexto de ajuste económico y de contracción del consumo, estos casos llevaron a que la corrupción se ubicara como el principal problema, seguida de la inflación. Hoy podemos decir que la sociedad argentina está preocupada fundamentalmente por esas dos cosas.

En este escenario político, siempre se cobran víctimas. ¿Cuál pensás que puede ser el destino inmediato de figuras como Karina Milei?

Mirá, la verdad no podría decirte con certeza. Parece bastante improbable. Todos los analistas estamos viendo lo mismo: que la mirada, sobre todo del mundo de los negocios pero también de la ciudadanía, está puesta en otro lado. Está puesta en cómo se soluciona este nudo económico al que llegó la Argentina antes de las elecciones del 26 de octubre. Creo que ahí hubo un cálculo del Gobierno Nacional de esperar a las elecciones, asegurarse el bloque legislativo y después poder encarar las reformas que manifiestan que faltan. Pero los tiempos económicos no han dado. Y ahí es clave, ustedes recién mencionaban al gobernador de la provincia, pero todos los gobernadores hace ya un tiempo que están reclamando canales de diálogo que en un primer momento estaban abiertos y en los últimos tiempos se cerraron. Vuelve a aparecer como clave en la política argentina el rol de los gobernadores para estabilizar una situación política y económica que parece bastante crujiente.

En Salta estamos acostumbrados a que en las elecciones legislativas nacionales, en las de medio término, sean los sellos partidarios los que traccionen el voto, y no tanto las figuras. Es decir, que cualquier candidato con determinado sello —llámese La Libertad Avanza, o el justicialismo— logre arrastrar votos más por la marca que por su propio currículum. ¿Esto sigue siendo así para las elecciones que vienen?

Lo que estamos viendo a nivel nacional es un gran desconocimiento de la ciudadanía respecto de quiénes son los candidatos que se presentan en estas próximas elecciones. Probablemente en Salta sea un poco diferente a lo que ocurre en provincias con un caudal de electores más importante, pero sí existe una desafección y una desconexión respecto de quiénes son. Con lo cual, el sello vuelve a cobrar importancia. Y la realidad es que aquellos que han protagonizado la política en los últimos 20 años tienen imágenes negativas muy altas. Los líderes tradicionales de la política nacional tienen imágenes negativas muy altas, con lo cual tampoco son figuras que traccionen voto. Hay otras figuras que son muy desconocidas, que tienen todavía una trayectoria por construir para lograr una mejor imagen, pero son muy poco conocidas. Entonces sí: los sellos, para estas elecciones, vuelven a ser muy importantes. Y, de nuevo, la figura de los líderes territoriales. Se vio en la elección del domingo pasado en la provincia de Buenos Aires el rol de los intendentes y de quienes tienen capilaridad territorial. En estas elecciones legislativas de octubre, los gobernadores van a ser una pieza clave de la gobernabilidad en los próximos dos años.

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