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?La misma sangre...? ya no se ve en los carteles

Domingo, 12 de mayo de 2013 17:20

Otro cambio sobre la marcha en el entorno político del gobernador Juan Manuel Urtubey quien, lejos de encontrar un respiro, se interna más en las profundidades de la incertidumbre y la falta de crédito ante la opinión pública. Tras huir del mal llamado Fondo de Reparación Histórica, agobiado por el bochorno de dilapidar más de 800 millones de pesos sin resultado alguno, Rodolfo Urtubey, hermano del gobernador, cayó una vez más en un lamentable “error de percepción” sobre una publicación que intentó reivindicar “una cuestión de sangre” en el autoproclamado éxito de su gestión.

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Otro cambio sobre la marcha en el entorno político del gobernador Juan Manuel Urtubey quien, lejos de encontrar un respiro, se interna más en las profundidades de la incertidumbre y la falta de crédito ante la opinión pública. Tras huir del mal llamado Fondo de Reparación Histórica, agobiado por el bochorno de dilapidar más de 800 millones de pesos sin resultado alguno, Rodolfo Urtubey, hermano del gobernador, cayó una vez más en un lamentable “error de percepción” sobre una publicación que intentó reivindicar “una cuestión de sangre” en el autoproclamado éxito de su gestión.

La administración discrecional de la fortuna que Juan Manuel le puso a disposición para posicionarse como candidato a senador nacional, no lo ayudaron demasiado, aunque Rodolfo reivindique como logro el haber terminado, luego de un año y medio, 17 obras mínimas de las 175 previstas. Este “error de percepción” es una constante en el esquema del gobierno y, al parecer, los asesores también sufren esta alteración que en psicología es un trastorno de las personas que interpretan en forma selectiva lo que observan, en base a sus intereses, historia y experiencias.

Sin entrar en un terreno técnico, se puede asegurar que algo está fallando en el mensaje oficialista. Falta de percepción, error en la transmisión, imposibilidad de medir automáticamente el impacto en la opinión pública, actos fallidos; las defensas naturales del aparato político no están funcionado. De otra forma no se entiende el evidente giro en los mensajes que no pasan desapercibidos en la sociedad. Se desmienten falazmente las publicaciones de este medio, pero inmediatamente se toman medidas políticas para ocultar el escándalo. Los funcionarios cometen irregularidades investigadas por la Justicia, pero lejos de ser sancionados, se los premia con otro cargo y hasta una posible candidatura. Se promociona un gobierno para los humildes, pero a ellos les toca lo peor; lo mejor (sueldos, casas, créditos, contratos) queda para los amigos y familiares del poder.

El último giro fue el más grosero: la cartelería de Rodolfo Urtubey, con la frase “La misma sangre. La misma lucha” fue reemplazada intempestivamente. “La misma sangre” ya no aparece y sólo se lee “La misma lucha, por una Salta más justa”. Desde este mismo espacio ya se había advertido que “La misma sangre” era un mensaje sectario, conservador y repulsivamente nepotista. Si considerar que el éxito de una gestión es “una cuestión de sangre”, se comprende entonces por qué el gobierno está lleno de familiares.

Se comenta desde las entrañas del poder que Lomas de Medeiros y “La misma sangre” tienen un paralelismo sorprendente en el discurso del gobierno, pero con una visión alejada de la sociedad. En ambos casos, la reacción fue tardía y el descrédito le ganó otro round a Juan Manuel Ur tubey.

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