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Batalla campal entre aborígenes y remiseros tras violento asalto

Lunes, 07 de marzo de 2016 01:30
Roberto Zelarayán (29) fue apedreado en la cabeza en un asalto. 
Una decena de remiseros se enfrentaron con miembros de la comunidad aborigen Misión Los Tobas, ubicada en la entrada sur de la ciudad de Tartagal, cuando fueron en apoyo de un compañero que momentos antes había sufrido un intento de asalto.
La llegada de la policía evitó que se produjeran más heridos, pero el saldo fue de tres lesionados, dos de ellos remiseros y el tercero el supuesto asaltante del trabajador del volante.
Todo comenzó alrededor de las 6 de la mañana, cuando un remisero de la firma Virgen de Urkupiña identificado como José Roberto Zelarayán, de 29 años y domiciliado en el barrio 28 viviendas de Tartagal, traía como pasajeros a dos hombres desde General Mosconi hasta la entrada sur de Tartagal.
Al llegar a esa altura del viaje uno de los pasajeros le pidió al remisero que detuviera el vehículo para descender, momento en que el otro sacó a relucir un arma blanca con el que amenazó al trabajador del volante.
El sujeto le exigía la entrega de toda la recaudación pero el remisero, lejos de amedrentarse opuso tenaz resistencia y se trabó en lucha con ambos, primero dentro del rodado.
Luego el remisero logró abrir la puerta para pedir ayuda, pero los sujetos lo seguían atacando.
La situación se agravó aún más cuando uno de los delincuentes le arrojó una piedra que le impactó en la cabeza y le provocó un corte.
Finalmente los dos sujetos, al ver que no iban a poder con el trabajador, que seguía defendiéndose a pesar de sangrar profusamente, emprendieron una veloz carrera a pie y corrieron a toda velocidad hacia la Misión Los Tobas, con la intención de ocultarse en esa comunidad aborigen.
Llegaron los refuerzos
Cuando los sujetos corrieron a ocultarse en la comunidad aborigen el remisero herido llamó por radio pidiendo auxilio a sus compañeros de la remisería Virgen de Urkupiña, quienes a su vez convocaron a otros trabajadores que a esa hora realizaban recorridos por diferentes calles de la ciudad.
Unos 10 vehículos llegaron al lugar, mientras algunos ayudaban al herido, quien les señaló el lugar donde los dos atacantes se habían ocultado, el resto ingresó a la misión Los Tobas.
Por la descripción que dio Zelarayán pudieron localizar a uno de los sujetos y comenzaron a golpearlo, exigiéndoles que les diga dónde estaba el cómplice. Pero a los pocos minutos otros aborígenes que se encontraban dentro de sus precarias viviendas comenzaron a salir y atacaron a los remiseros en defensa de los dos sujetos. Armados de palos y objetos contundentes superaron en número a los remiseros, que debieron huir del lugar para nos sufrir la misma suerte que su compañero.
La llegada de varios móviles de la policía evitaron que se produjeran más heridos.
Con mareos y dolores
Zelarayán fue asistido en el hospital Perón y dado de alta luego de las curaciones que se le practicaron, pero su abogada, Delicia Ruiz, pidió que le realicen estudios más exhaustivos, ya que el remisero permanecía con mareos y fuertes dolores de cabeza.
La policía busca a los dos asaltantes en inmediaciones de la comunidad donde los aborígenes no permitieron el ingreso de ningún ajeno a la Misión Los Tobas.
Hasta el cierre de esta edición los sospechosos no habían sido detenidos.

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Una decena de remiseros se enfrentaron con miembros de la comunidad aborigen Misión Los Tobas, ubicada en la entrada sur de la ciudad de Tartagal, cuando fueron en apoyo de un compañero que momentos antes había sufrido un intento de asalto.
La llegada de la policía evitó que se produjeran más heridos, pero el saldo fue de tres lesionados, dos de ellos remiseros y el tercero el supuesto asaltante del trabajador del volante.
Todo comenzó alrededor de las 6 de la mañana, cuando un remisero de la firma Virgen de Urkupiña identificado como José Roberto Zelarayán, de 29 años y domiciliado en el barrio 28 viviendas de Tartagal, traía como pasajeros a dos hombres desde General Mosconi hasta la entrada sur de Tartagal.
Al llegar a esa altura del viaje uno de los pasajeros le pidió al remisero que detuviera el vehículo para descender, momento en que el otro sacó a relucir un arma blanca con el que amenazó al trabajador del volante.
El sujeto le exigía la entrega de toda la recaudación pero el remisero, lejos de amedrentarse opuso tenaz resistencia y se trabó en lucha con ambos, primero dentro del rodado.
Luego el remisero logró abrir la puerta para pedir ayuda, pero los sujetos lo seguían atacando.
La situación se agravó aún más cuando uno de los delincuentes le arrojó una piedra que le impactó en la cabeza y le provocó un corte.
Finalmente los dos sujetos, al ver que no iban a poder con el trabajador, que seguía defendiéndose a pesar de sangrar profusamente, emprendieron una veloz carrera a pie y corrieron a toda velocidad hacia la Misión Los Tobas, con la intención de ocultarse en esa comunidad aborigen.
Llegaron los refuerzos
Cuando los sujetos corrieron a ocultarse en la comunidad aborigen el remisero herido llamó por radio pidiendo auxilio a sus compañeros de la remisería Virgen de Urkupiña, quienes a su vez convocaron a otros trabajadores que a esa hora realizaban recorridos por diferentes calles de la ciudad.
Unos 10 vehículos llegaron al lugar, mientras algunos ayudaban al herido, quien les señaló el lugar donde los dos atacantes se habían ocultado, el resto ingresó a la misión Los Tobas.
Por la descripción que dio Zelarayán pudieron localizar a uno de los sujetos y comenzaron a golpearlo, exigiéndoles que les diga dónde estaba el cómplice. Pero a los pocos minutos otros aborígenes que se encontraban dentro de sus precarias viviendas comenzaron a salir y atacaron a los remiseros en defensa de los dos sujetos. Armados de palos y objetos contundentes superaron en número a los remiseros, que debieron huir del lugar para nos sufrir la misma suerte que su compañero.
La llegada de varios móviles de la policía evitaron que se produjeran más heridos.
Con mareos y dolores
Zelarayán fue asistido en el hospital Perón y dado de alta luego de las curaciones que se le practicaron, pero su abogada, Delicia Ruiz, pidió que le realicen estudios más exhaustivos, ya que el remisero permanecía con mareos y fuertes dolores de cabeza.
La policía busca a los dos asaltantes en inmediaciones de la comunidad donde los aborígenes no permitieron el ingreso de ningún ajeno a la Misión Los Tobas.
Hasta el cierre de esta edición los sospechosos no habían sido detenidos.

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