¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

16°
25 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

A 20 años del adiós al médico rural que revolucionó el tratamiento cardiovascular

René Favaloro dejó siete cartas e las que contó su historia. Él se consideraba un médico de pueblo que tuvo la suerte de perfeccionarse en el extranjero. Evitó honores y murió desilusionado y acorralado por las deudas de su fundación.
Domingo, 02 de agosto de 2020 00:00

Entre sus palabras de despedida, el reconocido cardiocirujano recordó cómo había sido presentado años antes en un acto académico en Estados Unidos: "Se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así".

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Entre sus palabras de despedida, el reconocido cardiocirujano recordó cómo había sido presentado años antes en un acto académico en Estados Unidos: "Se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así".

René Favaloro rememoraba con esas palabras sus años en la localidad pampeana de Jacinto Arauz. Allí viajó a comienzos de 1950. El médico local se había enfermado y lo pedían como remplazo. Recién graduado, el médico nacido en La Plata aceptó la propuesta. Viajó para ocupar el cargo tres meses y se quedó doce años.

En Jacinto Arauz, Favaloro creó un centro asistencial. Junto a su hermano, Juan José, logró mejorar las condiciones de vida de los habitantes. Puso en práctica durante esos años los conocimientos que recibió de dos personas a las que admiraba. Por un lado, su tío, el médico Arturo Cándido Favaloro, y su abuela Césarea de Raffaelli. A esta última le dedicó la tesis con la que se recibió.

En 1962, inspirado por los cambios que la medicina presentaba, Favaloro viajó a los Estados Unidos. Específicamente, a la Cleveland Clinic de Ohio, para especializarse en cirugía torácica y cardiovascular. De aquella renunciaría a comienzos de la década de 1970 para regresar a la Argentina. En su última carta, explicó su decisión: "... se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica".

Una revolución

Años antes de regresar al país, Favaloro revolucionó la ciencia médica para siempre. Durante la década del 60, logró estandarizar y sistematizar la técnica de bypass aortocoronario (o cirugía de revascularización miocárdica). Procedimiento que al día de hoy, con cirugías programadas, y en pacientes sin enfermedades asociadas de jerarquía, la mortalidad llegó a ser inferior al 2%.

Favaloro utilizó por primera vez esta técnica en 1967 y en 1968 publicó el primer trabajo en la literatura mundial sobre el tema.

De vuelta en Argentina, Favaloro trabajó en el Sanatorio Gemes. "A mediados de la década del 70 -recordaba en su última carta-, comenzamos a organizar la Fundación (Favaloro)".

"Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego la construcción del Instituto de Cardiología y cirugía cardiovascular", señaló.

Recordaba en su último mensaje: "Debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno".

Despedida: “Me ha derrotado esta sociedad corrupta”

El 29 de julio de 2000 René Favaloro puso fin a su vida, lleno de desilusión. 

En la fría tarde del sábado 29 de julio de 2000, René Favaloro (77) puso fin a su vida en el baño de su departamento de Barrio Parque, paradójicamente, con un certero disparo al corazón. A 20 años de su muerte, el recuerdo del último mensaje del cardiocirujano que sistematizó el bypass coronario se hace presente con renovada actualidad.

A modo de despedida, Favaloro escribió siete cartas para distintos destinatarios. En uno de esos escritos, el cardiocirujano hizo hincapié en las deudas acuciantes y la crisis económica que afectaba a la fundación que inmortaliza su nombre. También explicó que dejó la Cleveland Clinic en Estados Unidos para volver a la Argentina por su “eterno compromiso con la Patria”. “Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica”, aseguró.

Más adelante en el texto, Favaloro hace mención a los orígenes de la fundación y a los obstáculos que debió enfrentar a lo largo de los años. “Debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza)”, detalló en la carta.

Otro de los pasajes del texto de Favaloro está reservado a una de las instituciones más clásicas de la políticas: los sindicatos. “¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno! Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica”, continúa.

En otro momento de su carta, Favaloro se lamenta por los niveles que ha alcanzado la corrupción: “Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar”, reflexiona.

Además de prohibir que lo despidan con ceremonias civiles ni religiosas, el cardiocirujano le puso nombre y apellido al flagelo que lo condujo a tomar la decisión más trágica.

“En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer. Joaquín V. González escribió la lección de optimismo que se nos entregaba al recibirnos: ‘A mí no me ha derrotado nadie’. Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla”, señaló.

Principios rectores

En 1992, Favaloro pudo ver concretada su Fundación. Ese año presentó los lineamientos éticos con los que quería que la institución se orientara.

1. Honestidad.
2. Trabajar con pasión, esfuerzo y sacrificio sin límites.
3. Evitar ser influidos por conceptos dogmáticos o prejuicios propios o ajenos.
4. Sus contribuciones tendrán valor si solo son el producto de su libre albedrío, ejercido sin sometimiento ni límites.
5. No apartarse nunca de la ética, al comprender que ella está implícitamente condicionada por la moral y por el respeto a la dignidad y a la condición humana del paciente y de sus familiares.

Temas de la nota

PUBLICIDAD