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Por el virus, dos hermanas se reencuentran tras 50 años

La enfermera descubrió que una de las pacientes era la hija mayor de su padre.
Domingo, 02 de agosto de 2020 00:17

En Nebraska, un estado del medio oeste de Estados Unidos, la pandemia no solo llevó pesadillas, sino una increíble historia de reencuentro. Era un día normal de junio en el centro de rehabilitación, cuando Bev Boro, una ayudante de medicación, revisó su lista de pacientes, en la cual estaba escrito un nombre que le pareció familiar: Doris Crippen.

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En Nebraska, un estado del medio oeste de Estados Unidos, la pandemia no solo llevó pesadillas, sino una increíble historia de reencuentro. Era un día normal de junio en el centro de rehabilitación, cuando Bev Boro, una ayudante de medicación, revisó su lista de pacientes, en la cual estaba escrito un nombre que le pareció familiar: Doris Crippen.

"No paraba de decir: "Dios mío'", comentó Boro, de 53 años. "Debe ser ella". Boro no había visto a su hermana mayor en más de 50 años, a pesar de que ambas se habían estado buscando por mucho tiempo. Sin embargo, el inicio del improbable reencuentro comenzó en mayo, cuando Crippen, de 73 años, fue diagnosticada con la COVID-19.

En un inicio, Doris pensó que tenía una gripe, por la cual pasó varios días en cama sintiéndose exhausta y enferma. "Me fui debilitando cada vez más", narró, hasta que un día, mientras tomaba un vaso de agua en su departamento de Omaha, cayó de la cama y se sintió demasiado débil como para levantarse del suelo.

Crippen, quien vive sola, estuvo tumbada en el suelo sin poder hacer nada durante más de 24 horas antes de que su hijo la encontrara y la llevara rápidamente al hospital. Una radiografía reveló que se había roto el brazo. Además, una prueba mostró que había dado positivo a COVID-19.

Por ello, Crippen estuvo hospitalizada durante más de un mes en un hospital Nebraska, donde dijo que no estaba segura de si sobreviviría, pero lo hizo. Una vez que se recuperó, fue enviada a Dunklau Gardens, un centro de rehabilitación y residencia de ancianos en Fremont, Nebraska, asociado a la Methodist Fremont Health, en donde Boro había estado trabajando durante más de dos décadas.

Ninguna de las dos hermanas imaginó que se reencontrarían, y mucho menos en una situación como esta.

Boro y Crippen comparten el mismo padre, pero nacieron de madres diferentes, pues su padre se había casado tres veces y tenía 10 hijos. Crippen es la mayor y Boro la menor; la última vez que se vieron, la primera tenía 20 años.

Cuando Boro tenía menos de seis meses de edad, el estado de Nebraska consideró que sus padres no estaban en condiciones de cuidarla a ella y a sus tres hermanos, quienes posteriormente entraron en el sistema de acogida y fueron dados en adopción por separado.

Ambas mujeres crecieron en Nebraska y conocían sus nombres. Por ello pasaron años buscándose mutuamente, pero no habían tenido suerte hasta ahora. "Cuando vi el nombre de Doris en la pizarra de pacientes, me puse muy nerviosa", dijo Boro. "Mi corazón se aceleró".

Bev Boro sabía que su hermana tenía problemas de audición, por lo que en uno de sus encuentros llevó una pequeña pizarra con ella, en donde escribió, con letras grandes y negritas, el nombre de su padre, Wendall Huffman. Inmediatamente, Crippen respondió: "Ese es mi padre".

"Entonces me señalé a mí misma y dije: "Él también es el mío'", explicó Boro, y acunó sus brazos hacia atrás y adelante en un movimiento de balanceo para indicar que era su hermanita. "Luego le mostré mi placa con mi nombre". Con sus ojos ahogados en lágrimas, Crippen le dijo: "Tienes sus ojos", refiriéndose a su padre ya fallecido.

Cree que fue “una bendición”

A pesar del sufrimiento que Doris Crippen ha soportado desde que contrajo la COVID-19, dijo que considera la caída, su diagnóstico y otras complicaciones de la enfermedad como “una bendición” porque la trajo a su familia. “Soy la persona más feliz del mundo. No puedo creer que finalmente haya encontrado a mi hermana”, expresó.

Desde que se reencontraron el 27 de junio, las mujeres han pasado tiempo juntas regularmente, compartiendo historias y recuperando el tiempo perdido. A lo largo de los años, Bev Boro se ha conectado con cuatro de sus hermanos a través de Facebook y les ha presentado virtualmente a Crippen.

Si bien las mujeres no sabían nada de la otra cuando se reunieron, “tenemos una conexión muy profunda”, explicó Boro, quien también comentó que “esta experiencia ha cambiado mi vida”.

La historia de las hermanas llevó alegría a trabajadores y pacientes del centro de rehabilitación.

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