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Miradas opuestas: "Cobra Kai", a favor y en contra

La serie que retoma la historia de Karate Kid es un suceso en Netflix. Dos opiniones encontradas sobre ella.
Domingo, 06 de septiembre de 2020 14:25

Saber reírse de uno mismo

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Saber reírse de uno mismo

Diego Tabachnik

Cobra Kai aterrizó en Netflix y asestó un tremendo golpe a la nostalgia de los cuarentones. Daniel San y el Señor Miyagi, con su patada de la grulla, dejaron su marca a fuego en ladécada de 1980, y por eso era arriesgado retomar a los personajes de Karate kid. Funcionaban en “otro mundo”. 

Nada como el cine para dejar en evidencia aquellas modas, patrones culturales y formas de narración que envejecieron mal. En su momento atrapaban, pero vistas con el lente actual se ven ridículas.

Cobra Kai superó el desafío de la mejor manera posible: riéndose de sí misma. Y el que más le pone el pecho a esa piña es el personaje de Johnny Lawrence (William Zabka). 

El “rubio malo” es una suerte de neanderthal atrapado en 1984, cuya vida se terminó de desmoronar, vemos ahora, cuando perdió aquel torneo de karate adolescente frente a San. 

Aquí se da la redención al ver cómo un señor patético y “bulinero” se va adaptando a los tiempos que corren. Curioso cómo la serie adopta el espíritu de La venganza de los nerds llevada al universo del karate, aun pisando cierta corrección política sobreactuada. 

Haciendo esa distinción sobre que es una suerte de comedia oculta, el viaje al pasado resulta divertidísimo. La edición, el hard rock de guitarras distorsionadas como banda de sonido y el clima de dojo no puede hacer más que generar ternura de lo inocentes que alguna vez fuimos.

Lo mismo de siempre, recargado

Cobra Kai tiene a su favor un dato casi irrebatible: quienes hayan visto la saga Karate Kid difícilmente puedan resistirse a ver qué sucede con Daniel LaRusso y Johnny Lawrence a unos 35 años de aquella mítica patada de grulla que quedará enmarcada y exhibida para siempre en el museo de la cultura pop de las últimas décadas.

Con un ritmo acorde a los tiempos que corren, las dos primeras temporadas de la serie que extiende aún más el universo de este clásico de la década de 1980 se pasan volando. Aquellos viejos archirrivales se encuentran en el presente y, más allá de la distancia con los hechos originales que los enfrentaron y ciertos toques centennials, nada parece haber cambiado.

Aunque hay giros narrativos propios de una telenovela y algunos pases de comedia, el relato sigue girando en torno al bullying, al desarrollo de la autoestima como herramienta de poder y a cómo el karate puede ser una vía efectiva no sólo para defenderse, sino para entender la vida desde una posición más armónica.

Sin embargo, el poder de la nostalgia y el gancho que significa la reaparición de viejos personajes y la profundización del guion original son suficientes para caer en la trampa. Que se multipliquen los flashbacks a Karate Kid I resume perfectamente lo que Cobra Kai ofrece: un atractivo paseo por la memoria emotiva mezclado con una buena dosis de pasado refritado al servicio del entretenimiento on demand.

De Vos

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