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“Yuto” Ahanduni, el cerrillano recordado por su pueblo por buena gente

Centenares de amigos y vecinos de Cerrillos y de La Merced recordaron espontáneamente hoy a Narciso Ahanduni, un vecino que supo ganarse el cariño de su pueblo por sus cualidades humanas.
Martes, 11 de mayo de 2021 11:19

A muchas personas se las recuerda por sus logros profesionales, deportivos, políticos, artísticos y de diversa índole. Pero muy pocos tienen el privilegio de permanecer en la conciencia colectiva por “buen tipo” o “buena gente”, como suele decirse en los pueblos del interior. Este es el caso de Narciso “Yuto” Ahanduni, un vecino de Cerrillos, quien falleció de un paro cardíaco tras un trágico accidente vial de su hijo Nicolás, en enero de 2018. Una tragedia que conmocionó a la localidad.

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A muchas personas se las recuerda por sus logros profesionales, deportivos, políticos, artísticos y de diversa índole. Pero muy pocos tienen el privilegio de permanecer en la conciencia colectiva por “buen tipo” o “buena gente”, como suele decirse en los pueblos del interior. Este es el caso de Narciso “Yuto” Ahanduni, un vecino de Cerrillos, quien falleció de un paro cardíaco tras un trágico accidente vial de su hijo Nicolás, en enero de 2018. Una tragedia que conmocionó a la localidad.

Si bien tuvo una reconocida trayectoria en el ámbito comercial y por el trabajo social que desarrolló en todo el departamento, su vida se caracterizó principalmente por ser una persona servicial y transparente. 

Hoy, 11 de mayo, en el día de su natalicio, centenares de cerrillanos y mercedeños lo recordaron espontáneamente en las redes sociales. “Era el tipo con el que podías contar en cualquier momento y a cualquier hora. Esas personas infaltables”, contó Luis. Otros tantos resaltan, que se destacaba por su buen humor y voluntad para dar una mano a quien lo necesitara. 

“Si hay que personificar al buen vecino, ese era el Yuto Ahanduni”, aseguró Carina. De sonrisa fácil, en sus quehaceres diarios solía recorrer los barrios y parajes asistiendo a las familias más humildes. Era el que les acercaba un poco de leña para que prendieran el horno de barro, el que les transportaba los muebles a la hora de una mudanza, el que ayudaba a cambiar una goma o remolcar un auto al que se quedaba en medio de la ruta. 
A pesar de que no le sobraba nada en lo material, atesoraba buenas intensiones que no dudaba en materializarlas de alguna manera. Fue amigo de todos y por eso los cerrillanos lo recuerdan con inmenso cariño, como “un buen tipo”.
 

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