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Los restos del cohete espacial chino cayeron en el Océano Índico

Los medios públicos chinos aseguran que los escombros del ‘Larga Marcha 5B’ chocaron contra el mar cerca de India y Sri Lanka, al desplomarse sin control tras poner en órbita el primer módulo de la nueva estación espacial china  
Viernes, 07 de mayo de 2021 11:02

El cohete Larga Marcha 5B de la agencia espacial china cayó en el Océano Índico a las 5.24 hora peninsular española, según ha informado la autoridad espacial de China. Los restos que resistieron la brutal fricción con la atmósfera al reentrar a la Tierra han chocado contra el mar cerca de India y Sri Lanka. El cohete, que despegó el pasado 28 de abril, caía sin control desde que cumpliera su misión de poner en órbita la futura estación espacial china, Tianhe. En los últimos días, todos los organismos de seguimiento de objetos espaciales seguían con detalle la evolución de su caída para tratar de indicar cuál sería la trayectoria y el momento más probable en que caería sobre la superficie del planeta. Finalmente, la mayoría de los restos se han desintegrado al entrar a la atmósfera y los que quedaban se han hundido en el océano.

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El cohete Larga Marcha 5B de la agencia espacial china cayó en el Océano Índico a las 5.24 hora peninsular española, según ha informado la autoridad espacial de China. Los restos que resistieron la brutal fricción con la atmósfera al reentrar a la Tierra han chocado contra el mar cerca de India y Sri Lanka. El cohete, que despegó el pasado 28 de abril, caía sin control desde que cumpliera su misión de poner en órbita la futura estación espacial china, Tianhe. En los últimos días, todos los organismos de seguimiento de objetos espaciales seguían con detalle la evolución de su caída para tratar de indicar cuál sería la trayectoria y el momento más probable en que caería sobre la superficie del planeta. Finalmente, la mayoría de los restos se han desintegrado al entrar a la atmósfera y los que quedaban se han hundido en el océano.

Los últimos cálculos de las autoridades europeas, a primera hora de la noche del sábado en España, señalaban que el cohete caería sobre la Tierra en la madrugada del sábado al domingo alrededor de las 4:30 hora peninsular española, con más de dos horas de margen de error antes y después de ese momento. La estimación en ese momento del proyecto de vigilancia espacial impulsado por la Unión Europea (SST) es que pudiera caer en el mar cerca de la costa de Australia. “Pero la incertidumbre sigue siendo muy alta, la probabilidad de que caiga ahí ni siquiera es del doble de que caiga en otro sitio”, advertía entonces Jorge Lomba, responsable del programa del espacio del CDTI y coordinador del SST. A medianoche, tanto la agencia rusa Roscosmos como el Departamento de Defensa de EE UU indicaban que la península Ibérica estaría en plena trayectoria de entrada de los restos y que podría suceder frente a las costas del norte de Portugal.

 El protocolo para estos casos indica que después de la hora estimada de caída, se hace un barrido con tres radares para certificar que no sigue orbitando y que ha llegado el desenlace. EE UU se sirve de un satélite de infrarrojos para seguir la enorme energía que desprenden estos restos al chocar contra la atmósfera y certificar el punto de entrada.

Desde el comienzo de este incidente, siempre se consideró que lo más probable era que cayera en los océanos, pero cabía la mínima probabilidad de que los pedazos de la nave llovieran sobre España. En una de sus múltiples órbitas, ya que da una vuelta al planeta cada 90 minutos, astrónomos españoles de la Red de Investigación de Bólidos y Meteoritos pudieron captar su paso desde Sevilla. En el vídeo se observa cómo el objeto brilla de forma intermitente, ya que refleja la luz mientras da vueltas sin control.

 

El último 29 de abril, China lanzó el primer módulo para su estación espacial Tiangong que se puso en órbita con éxito. No obstante, el cohete que lo llevó allí corrió la misma suerte: una gran parte de la nave Long March 5B está ahora en órbita fallida y podría -según estimaciones de expertos- hacer un reingreso descontrolado de regreso a la Tierra para aterrizar en un lugar desconocido.
El astrofísico Jonathan McDowell, del Centro Astrofísico de la Universidad de Harvard, dijo al medio estadounidense CNN que señalar hacia dónde podrían dirigirse los escombros “es casi imposible en este punto debido a la velocidad a la que viaja el cohete”, incluso con cambios leves en las circunstancias que cambian drásticamente la trayectoria.

“Esperamos que vuelva a entrar en algún momento entre el 8 y el 10 de mayo”, dijo McDowell, y detalló: “En ese período de dos días, [el cohete] da la vuelta al mundo 30 veces. La cosa está viajando a unos 29.000 kilómetros por hora, así que si estás a una hora de adivinar cuándo caerá, estás a 30.000 kilómetros de decir dónde”. En este contexto, el océano sigue siendo la apuesta más segura sobre dónde aterrizarán los escombros, dijo, solo porque ocupa la mayor parte de la superficie de la Tierra.

Una caída fuera de control

Si bien la mayoría de los desechos espaciales se queman en la atmósfera, este aparato es tan grande -tiene un peso superior a las 22 toneladas- que generó preocupación en los especialistas. Si permaneciera intacto -siento el planeta un 70% de agua- hay buenas posibilidades de que el cohete caiga en el mar, aunque no es seguro. Podría estrellarse en un área poblada o contra un barco.

En este contexto, el núcleo de 30 metros de altura del Long March 5B se prepara para una de las mayores reentradas incontroladas de la historia dado que no fue diseñada para ser dirigida, por lo que no tiene una trayectoria para caer en el mar en un punto predeterminado.

 

Esta no es la primera vez que China pierde el control de una nave espacial en su regreso a la Tierra. En abril de 2018, un laboratorio espacial Tiangong-1 se desintegró al reingresar a la atmósfera, dos años después de que dejara de funcionar. Las autoridades chinas negaron que el laboratorio estuviera fuera de control.

 

Fuente: La Nación

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