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Las cenizas de la deportista Patricia Morón, ya descansan en la inmensidad de la Quebrada

Cerca de un centenar de deportistas, familiares y amigos le brindaron una sobrio homenaje en El Alisal. “Te recordaremos siempre, nuestro ángel de la ruta 51”, expresaron los ciclistas.
Martes, 01 de noviembre de 2022 07:44

Cerca de un centenar de ciclistas pedalearon en silencio por la ruta nacional 51 desde la plaza de Campo Quijano hasta la estación de trenes de El Alisal, en plena Quebrada del Toro.  Cada curva, cada montaña y cada descanso despertaron innumerables recuerdos. 

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Cerca de un centenar de ciclistas pedalearon en silencio por la ruta nacional 51 desde la plaza de Campo Quijano hasta la estación de trenes de El Alisal, en plena Quebrada del Toro.  Cada curva, cada montaña y cada descanso despertaron innumerables recuerdos. 

Los deportistas salteños homenajearon así a una de sus pares, Patricia Morón, quien falleció a mediados de octubre de este año durante una intervención quirúrgica, sorprendiendo al mundo del Moutain Bike

 


Familiares, amigos y compañeros de ruta la acompañaron hacia su destino final, el pequeño paraje de montaña ubicado a 40 km de la ciudad de Salta y 13 km del Portal de los Andes.
Allí le organizaron una sobria despedida. 

Sobre el asiento de la bicicleta que la acompañó durante sus últimos años por interminables rutas y caminos, colocaron una urna con sus cenizas. Rompieron aplausos y lágrimas mientras sus restos transitaron el último trecho hacia sus destino final, un pequeño rincón de las montañas que tanto amó.
Patricia se ganó el afecto y la admiración de los aficionados al MTB por haber reflejado a lo largo de su vida una profunda pasión por esta disciplina. Su lugar en el mundo fue la Quebrada del Toro, departamento de Rosario de Lerma, a la que recorría periódicamente con paradas casi obligadas en Chorrillo, El Alisal y Santa Rosa de Tastil, donde la apasionaba disfrutar del paisaje, de la naturaleza y de su libertad. 

 


La pedalista salteña vivía en Villa Lola, camino a Campo Quijano, y trabajaba en un barrio de zona sur de la ciudad de Salta. A diario recorría el trayecto montada en su bicicleta. Era fanática de la vida sana. Fuera de su horario laboral dedicaba prácticamente todo el tiempo libre a entrenar, tanto en el gimnasio como en las rutas y caminos rurales del Valle de Lerma. 

La gente destacó su educación, amabilidad y compañerismo. Cientos de publicaciones en las redes sociales reflejaron el cariño cosechado a lo largo de sus 43 años. 


Su vida y sus interminables recorridos por los caminos salteños no quedarán en el olvido.  Patricia ya descansa en esas montañas que tanto conoció, recorrió y amó.

 

“De ahora en más vivirá en nuestros corazones y nos protegerá en cada ruta, cada camino. Es nuestro ángel de la 51", expresaron sus amigos.

 

 

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