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David Green, filántropo de la fe

Viernes, 24 de marzo de 2023 02:27

David Green, un multimillonario norteamericano propietario de Hobby Lobby, una cadena de tiendas de artesanías con 520 locales comerciales abiertos en 42 estados y principal financista de la campaña de mensajes publicitarios sobre la persona de Jesús lanzada recientemente en Estados Unidos, es el mayor benefactor evangélico del mundo.

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David Green, un multimillonario norteamericano propietario de Hobby Lobby, una cadena de tiendas de artesanías con 520 locales comerciales abiertos en 42 estados y principal financista de la campaña de mensajes publicitarios sobre la persona de Jesús lanzada recientemente en Estados Unidos, es el mayor benefactor evangélico del mundo.

Green, con un patrimonio neto estimado en 4.500 millones de dólares, ocupa el puesto 79 en la lista de 400 grandes fortunas elaborada por la revista Forbes. En las entrevistas periodísticas sostiene que el verdadero dueño de su empresa es Dios: "Si tú tienes algo o si yo tengo algo es porque nos lo ha dado nuestro Creador".

Pocos miembros de la lista "Forbes 400" asocian su religión con el trabajo. Los más notorios son Truett Cathy, de Chick-fil-A, y Jin Sook y Do Won Chang, de Forever 21, pertenecientes a la iglesia de los "cristianos renacidos", que guardan biblias en sus oficinas e imprimen párrafos de los evangelios en la parte inferior de cada bolsa de compra de sus productos.

Por el contrario, la inmensa mayoría de los artífices del filantro-capitalismo, una corriente en ascenso en Estados Unidos, liderada por Warren Buffet y Bill Gates, que destaca que las contribuciones privadas para resolver ciertos problemas de interés público suelen ser más eficientes que la acción del Estado, separan tajantemente sus creencias religiosas y sus actividades benéficas. El caso emblemático es Buffet, que admite ser agnóstico.

No obstante, Green se unió al "Compromiso de donación" impulsado por Buffet y Gates en 2010, al que adhieren megamillonarios dispuestos a donar más de la mitad de sus fortunas en obras benéficas. Pero en la carta pública en que manifiesta esa decisión incluye una cita de San Pablo: "Cada uno de vosotros debe dar lo que ha decidido dar en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al donante alegre".

En lugar de intentar mejorar el sistema de escuelas públicas en Estados Unidos, como procura Buffet, o de combatir la malaria o el sida en África, como hace Gates, Green transformó su imperio de artesanías en una organización misionera. Si bien mantiene en secreto el importe total de sus donaciones, Forbes estimó que su monto supera ya los 500 millones de dólares.

Esos aportes financiaron docenas de iglesias y universidades cristianas. En 1999 Green comenzó comprando por 600.000 dólares el edificio de un antiguo hospital de veteranos en Little Rock, en el estado de Arkansas, para construir una iglesia. Desde entonces, invirtió alrededor de 300 millones de dólares en unas cincuenta propiedades con fines religiosos.

Numerosos pastores evangélicos se acercan Green con propuestas y pedidos de colaboración para la creación de nuevas iglesias o centros comunitarios. Pero apenas uno de cada diez resulta elegido para una donación. El beneficiario debe aprobar un proceso de investigación doctrinal que incluye preguntas detalladas hasta sobre el nacimiento de la Virgen. Un famoso pastor estadounidense Rick Warren tuvo que pasar ese examen antes de recibir ayuda para la compra de un terreno para utilizar como lugar de retiro.

La prioridad

La prioridad de Green es la educación. En 2004 donó una antigua planta de la empresa Ericsson en Lynchburg (Virginia) a la Universidad Liberty de Jerry Falwell, un célebre pastor bautista y tele-evangelista. En 2007 invirtió 16 millones de dólares en un campo para el College Haverhill, en Massachusetts. En 2009 compró en 100.000 dólares una propiedad en la que había funcionado una antigua escuela de Mount Hermon, también en Massachusetts, y gastó nueve millones de dólares para renovarla integralmente a fin de donarla, lo que motivó un enorme interés en varias instituciones de la comunidad evangélica.

En algunos casos Green se involucra personalmente en el destino de sus donaciones educativas. En 2007 rescató a la Universidad Oral Roberts, envuelta en escándalos financieros y enormes deudas, con un aporte de 70 millones de dólares. Sustituyó al Consejo de Administración y designó presidente a su hijo Mart. Una de sus nietas es actualmente alumna de lo que Green califica como una "universidad saludable".

Fuera de Estados Unidos, Green está empeñado en poner la Biblia en manos de no creyentes. "¿Cómo vais a hacer llegar la Biblia todo el mundo?, nos preguntan. Pues bien, lo estamos haciendo", señala. A través de diversas fundaciones ya ha repartido 1.400 millones de ejemplares de literatura evangélica en más de 100 países, la mayoría de África y Asia. La Fundación One Hope se focaliza en la entrega de folletos adaptados a niños de entre cuatro y catorce años. Every Home for Christ envía evangelistas con textos bíblicos puerta a puerta en algunos de los países más pobres de la Tierra.

Green diferencia entre causas "buenas", como la investigación en vacunas, la construcción de hospitales o el impulso a emprendimientos que proveen trabajo, y causas "grandes", que trascienden la existencia temporal de sus destinatarios. Al respecto, aclara: "No es que 'les des eso pero no les des comida'. Haces las dos cosas, pero si muero sin comida o sin salvación eterna, quiero morir sin comida".

En otro rasgo de originalidad, Green patrocina la aplicación bíblica "You Version" para teléfonos móviles, equipada para ofrecer casi 300 versiones de la Biblia en 144 idiomas. Esa aplicación ya tiene más de 50 millones de descargas. "No sé cómo llegar a ninguna otra parte una vez que empiezas a conocer eso: la Biblia es la palabra de Dios", afirma el multimillonario.

Para uno de sus proyectos más ambiciosos, Green compró un edificio en Washington con la intención de abrir en tres años el Museo de la Biblia.

El museo será una sede pública para exhibir su colección de 44.000 piezas, integrada por pergaminos manuscritos, libros raros y antiguas tablillas cuneiformes acumuladas durante décadas. Está considerada como la mayor colección privada de antigüedades bíblicas de todo el mundo.

Aunque haya donado más dinero para causas evangélicas que cualquier otra persona viva, Green se enorgullece de recordar su origen humilde y recuerda siempre a su padre, un modesto predicador que se esforzaba para poner sus centavos en el plato de la colecta dominical. Los cinco hermanos Green siguieron el ejemplo paterno y se convirtieron en pastores o esposas de pastores.

Pero Green avanzó en esa dirección por un camino muy poco transitado. Después de una escolaridad accidentada, trabajó como reponedor en un almacén, donde barría el piso y transportaba cajas con mercaderías, se casó con su novia Bárbara, trabajó como gerente de TG&Y, otra tienda de productos de bajo precio, y luego instaló un pequeño negocio que se convirtió en el hoy gigantesco Hobby Lobby. Pero está convencido de que su éxito personal no es solo obra suya: "Creo que Dios nos ha bendecido porque hemos dado".

Hobby Lobby publica anuncios publicitarios en Navidad y Semana Santa en los periódicos locales de las ciudades donde tiene tiendas abiertas, para exaltar los fundamentos religiosos de Estados Unidos. Sus tiendas cierran los domingos para dar a sus empleados y clientes tiempo para el culto. Sostiene que "Dios nos dice que vayamos por el mundo y enseñemos el Evangelio a toda criatura. No dice que escatimes a tus empleados para hacerlo".

Green pretende que la misión de Hobby Lobby perdure en el tiempo. Hoy es una empresa familiar tradicional. Sus tres hijos, Steve y Mart y su hija Darsee, son ejecutivos de la firma y varios de sus nietos ya se han incorporado a la compañía. Pero su estatuto establece que en caso de venta o disolución el 90% se destinará a obras religiosas y el 10% a un fondo de fideicomiso para la educación y la salud de la familia. "Mis nietos no podrán decir tengo el 5% o el 10% y estar sentados en un yate", dice Green, quien cuando viaja prefiere seguir volando en clase turista.

· Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico

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