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Todos los salteños vivieron ayer el proceso electoral, pero cada uno a su manera. Para algunos fue un trámite, para otros un momento que quieren olvidar, otros los recordarán para siempre y están quienes no recordarán que fueron a votar. Aquí algunas historias en las urnas:
A votar borracho...
Un hombre de unos 50 años, en aparente estado de ebriedad, fue a votar con una remera política y lo detuvo la Policía.
Sucedió en la jornada de ayer en la escuela Alberdi de la capital salteña. El hombre concurrió a votar con unas copas de más, vestido con una remera de un partido político y adujo que no tenía otra ropa.
Después de causar desorden, lo detuvo la policía.
Cansados de votar
- “Tengo más de setenta y ya no debo votar por obligación sino por convicción. La vez anterior no conocía a nadie, entonces no tenía interés en votar. Además no sabía cómo usar las máquinas. En cambio ahora sí porque puedo identificar a los candidatos y el sistema es en papel, el mismo que conozco desde siempre. Pero es muy agotador concurrir cuatro veces”.
Susana (72)
- “Confunden muchísimo sobre todo por el cambio de métodos: electrónico, no electrónico, y por la situación en que está el país te genera muchísima incertidumbre. Cuando el cambio es recurrente y excesivo siempre queda suspicacia: para qué estarán haciendo tanta cosa. Es una forma de generar más incertidumbre. Hay poca gente votando porque es una cosa modosa, que te cuesta”.
Elba (47)
- “Es tremendamente desgastante y la gente perdió la referencia de qué va a votar. Creo que hemos pagado un marketing para ellos, que eso fue lo que se hizo, para ver dónde ajustaban las cosas. También me pareció desmesurada la publicidad política, la cantidad de papelería impresa. Debe haber un límite para eso porque es dinero público”.