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Final caliente con piñas y denuncias

Lunes, 18 de noviembre de 2013 03:35
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Fue realmente lamentable el final del clásico entre albos y santos. Un final con un técnico desubicado, con un jugador que recibió una trompada y con denuncias cruzadas.

Todos los incidentes fueron observados por el veedor Julio Romero, de la Liga Chaqueña, quien enviará su informe al Consejo Federal.

Una vez que finalizó el clásico se escucharon gritos en el túnel que conduce a los vestuarios, donde el dirigente Ramiro López fue señalado como el agresor del defensor de Juventud Hernán Fernández, quien esperaba a sus compañeros que todavía festejaban la victoria en el campo de juego.

El jugador acusó al dirigente de haberle pegado un golpe de puño en el rostro. En este incidente también fue involucrado otro dirigente, Raúl López, hermano del agresor.

Por este hecho el plantel antoniano se retiró del Gigante del Norte sin realizar declaraciones; mientras que los hermanos López fueron denunciados en la Policía por el defensor Fernández y por el técnico de Juventud, Mauro Laspada, uno de los responsables del final caliente.

Los dirigentes de Gimnasia no se quedaron de brazos cruzados y también fueron hasta la comisaría para acusar al defensor y al técnico Laspada. Inclusive se hicieron revisar con médicos de la fuerza para corroborar las agresiones por parte de los antonianos.

Y, a decir verdad, nada justifica la actitud del dirigente de Gimnasia, que además es reincidente en este tipo de agresiones en la zona de vestuario, pero también cabe remarcar la mala actitud del técnico Mauro Laspada, quien debería dar el ejemplo desde el campo de juego. Pero no, hizo lo contrario. En lugar de preocuparse por sacar adelante a su equipo, reclamó más de la cuenta y armó todo un circo cuando fue expulsado por el árbitro tucumano Montero. El DT exageró, quiso hacer tiempo y exacerbó los ánimos.

Se paró frente a los plateístas del albo que descargaban su furia por la derrota. Fue una provocación lo que hizo Laspada, un técnico que con estas actitudes deja mucho que desear con respecto a su conducta, muy poco profesional.

 

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