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?La casa del horror? fue blanco de un atentado

Viernes, 21 de junio de 2013 20:59
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El parte policial es escueto: “3.50 de la madrugada. Avenida 17 de Junio y calle Federico Rauch. Incendio de una casa sin moradores, propiedad del señor Capasso. Habitáculo de 4x3 metros. Incendio sofocado por personal del Sistema de Emergencias 911 y Bomberos de la Policía de la Provincia que llegan para controlar la situación. Dentro muchos elementos en desuso, objetos viejos. Aparentemente intencional, pero sin precisar con qué elementos”.

A pesar de la estrechez de estas palabras, ajustadas a la necesidad informativa, surgen libres interpretaciones de quienes se han ganado los derechos otorgados por la vecindad. “Estaba prendido todo eso y la llamarada era enorme. Teníamos miedo por la instalación del gas, aunque fue del otro lado. Han venido solo a hacer daño, esta vez no fue por los perros ni por nada”, contó a El Tribuno una señora que vive sobre Federico Rauch al 100. “A las 3 o 4 de la mañana había un grupo de jóvenes pasando por acá, que vociferaban y estaban entonaditos... capaz que fueron ellos...”, arriesgó otra vecina de Arturo Costas al 100, la paralela anterior a la calle Rauch. La casa de Capasso, a la que dieron el elocuente nombre de “la casa del horror”, recibió todas las miradas el 28 de mayo pasado cuando personal de la Cooperadora Asistencial y Acción Social ingresó con permiso del propietario a limpiarla. Mirones, afectados directos y activistas se habían apostado frente al inmueble y contemplaban horrorizados cómo las ratas huían, amedrentadas porque la patrulla destruía sus madrigueras. Pero el hallazgo de 23 perros muertos causó indignación entre los presentes. Mientras, Francisco Capasso (64) estaba ajeno al procedimiento. Este hombre vive hace ocho meses en total indigencia en la plaza Belgrano.

En aquel momento Rita Acosta, representante de ALFA Salta, había advertido que “hace dos meses que estamos en esta lucha. Hay una turba de vecinos enfurecidos que amenaza con incendiar la casa y matar a los animales”. Sus palabras tuvieron el cariz de una predicción. Y aunque no quedaba ningún habitante entre la porquería, alguien quiso ver aquel despojo de cemento y ladrillos reducido a cenizas.

Un vecino que habita la casa del frente de la desocupada vivienda de Capasso opinó que “esto parece un cuento de (Fedor) Dostoyevsky”. “Nunca me imaginé así, pero lo apasionante de mi vida es que no es monótona y que tengo capacidad de adaptación y me recompongo en la adversidad. Espero que reaccione la Cooperadora Asistencial, que cumplan la orden de la Corte de ayudarme y dejen de malversar fondos”, le dijo Capasso a la periodista Laura Alvarez Chamale, cuando lo entrevistó el 30 de mayo pasado. Y sí, si esta frase destapa cinismo o desprecio al progresismo en la sociedad, el emparentarlo con un personaje del escritor ruso parece un juicio atinado.

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