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Debate por América: ¿se festeja o conmemora?

El 12 de octubre ya no es Día de la Raza sino Día de la Diversidad Cultural. Ninguna de las denominaciones es acertada. Se trata de un acontecimiento histórico decisivo, que modificó la imagen del mundo, pero no exento de violencia y atropellos.
Miércoles, 16 de octubre de 2024 02:02
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El 12 de octubre ha sido, por mucho tiempo, una fecha cargada de significados y polémicas. En muchos países de América Latina, esta jornada era conocida como el "Día de la Raza", conmemorando la llegada de Cristóbal Colón al continente americano en 1492. Sin embargo, en las últimas décadas, el nombre y el sentido de esta celebración han cambiado, transformándose en el "Día de la Diversidad Cultural". Este giro refleja una revisión crítica de la historia y una creciente conciencia sobre el impacto que tuvo la colonización europea en las culturas originarias. Pero ¿qué estamos recordando realmente?

Hay varias posturas al respecto por lo que se originó y persiste el debate. La visión tradicional, que aún persiste en algunos sectores, presenta la llegada de Colón como el comienzo de la "civilización" en América. Este enfoque eurocéntrico sugiere que el continente, hasta entonces, estaba sumido en el atraso y el caos, y que la colonización trajo progreso, religión y orden. Otras visiones, orientadas a contextualizar el hecho con las prácticas expansivas de las naciones, plantean que la conquista de América fue "la más civilizada de las que tenemos en cuenta", comparándola con las del Imperio Romano, los persas o incluso los aztecas e incas, que también dominaron a otros pueblos. ¿Qué hubiera sido de América ocupada por los vikingos? Es historia contra fáctica. La historia, en esta visión, está marcada por la interacción entre pueblos, y las conquistas han sido una constante en la evolución de las civilizaciones.

La otra cara de la moneda

Esto nos lleva a plantear la otra cara de la moneda: la violencia, el sometimiento y la explotación que sufrieron las culturas originarias de América. No se trató de un intercambio equitativo, sino de un proceso de imposición en el que las civilizaciones precolombinas fueron desmanteladas, sus riquezas saqueadas y sus formas de vida destruidas. La llegada de los europeos no fue solo un encuentro de culturas, sino el inicio de una colonización que cambió para siempre el destino del continente.

Como bien señala una historiadora argentina, Irene Romero, es importante no caer en simplificaciones. La llegada de Colón fue solo el inicio de un largo y complejo proceso de interacción, en el que América sumó elementos culturales europeos valiosos, pero a costa de enormes sufrimientos y pérdidas.

Decir que Colón "trajo la civilización" supone ignorar las contribuciones de las civilizaciones indígenas que ya existían y que habían alcanzado logros notables en agricultura, astronomía, arquitectura y organización social.

Este es el punto que resalta mi padre, el antropólogo social Héctor Eduardo Rodríguez, al hablar de los pueblos indígenas que, siglos después, siguen marginados y desposeídos de sus tierras y recursos. La crítica al "Día de la Raza" surge precisamente de la necesidad de reconocer que la colonización europea no solo trajo avances tecnológicos y culturales, sino también un largo legado de injusticias que aún perdura. No podemos hablar de "civilización" sin incluir en la conversación el sufrimiento y la resistencia de los pueblos indígenas.

Hablar del "Día de la Raza" es un ejemplo claro de cómo la historia es construida, debatida y reinterpretada. La diversidad de opiniones muestra la variedad de posturas sobre este tema, desde quienes lo ven como un proceso inevitable en la dinámica de los pueblos, hasta aquellos que subrayan la injusticia y violencia inherentes en la colonización. Cada perspectiva trae consigo un fragmento de la verdad histórica, pero es esencial reconocer las voces que históricamente han sido silenciadas en este relato.

El cambio de nombre a "Día de la Diversidad Cultural" en muchos países, incluido Argentina, fue un intento de replantear el sentido de la fecha. Sin embargo, para algunos académicos, el nuevo nombre sigue siendo insuficiente. "La diversidad cultural", es un término que puede sonar neutro y despolitizado, alejándonos del debate profundo sobre las consecuencias del proceso colonizador. En lugar de celebrar, la fecha debería ser una oportunidad para recordar la resistencia y supervivencia de los pueblos indígenas, y para cuestionar las narrativas históricas que han sido impuestas por los vencedores.

De Colón a San Martín

Colón y la Conquista, San Martín y la Independencia: ¿Cómo entender estas figuras en la historia de América?

El debate sobre si es apropiado declarar feriado el 12 de octubre no puede reducirse a una dicotomía de "bien" o "mal", ya que está cargado de complejas dimensiones históricas, sociales y políticas. Sin embargo, también es pertinente introducir una mirada más contemporánea y crítica sobre cómo los países, especialmente en América Latina, abordan su pasado, un punto destacado por el periodista Andrés Oppenheimer en su libro Basta de Historias. Oppenheimer señala que, mientras las naciones desarrolladas miran hacia el futuro, muchas de las sociedades latinoamericanas permanecen atadas a una constante revisión del pasado y al culto de héroes históricos del siglo XIX, lo que podría limitar su progreso en el siglo XXI.

La llegada de Colón a América marcó el inicio de un proceso de colonización que transformó radicalmente las sociedades originarias. Este proceso, aunque a menudo celebrado en algunos discursos, también trajo consigo la opresión, el despojo y la destrucción de culturas. A pesar de ello, surgieron nuevas identidades y formas de mestizaje que complejizan el análisis histórico.

Sin duda, es fundamental reflexionar sobre las implicaciones de la colonización, pero también es crucial no quedarnos anclados en esa narrativa sin proyección hacia el futuro.

Por su parte, la figura de San Martín, generalmente asociada con la independencia de América del Sur, debe entenderse como parte de un proceso colectivo y prolongado. Aunque fue un actor clave en las guerras de emancipación, las nuevas repúblicas no rompieron del todo con las estructuras de dependencia hacia potencias extranjeras. Las nuevas naciones, al igual que las colonias, siguieron vinculadas a sistemas de poder económico y político dominados por potencias extranjeras, perpetuando en cierta medida la dependencia.

Sin embargo, Oppenheimer plantea que el exceso de reverencia al pasado y la idolatría de figuras históricas puede obstaculizar el progreso. Mientras que países como China, Corea del Sur o Finlandia se centran en la innovación, la tecnología y la educación como motores para el futuro, en muchos países latinoamericanos aún se rinde culto a héroes del 1800, sin un enfoque claro hacia los desafíos del siglo XXI.

En última instancia, el 12 de octubre es una fecha que nos invita a reflexionar sobre cómo narramos nuestra historia. La "conquista" no fue un episodio aislado, ni un simple avance de la civilización. Fue un proceso de violencia y dominación, pero también de resistencia y mestizaje, de pérdidas irreparables y de la creación de nuevas identidades. Hoy, más que nunca, es crucial escuchar las voces que han sido silenciadas durante siglos, y replantear qué significa recordar este día.

En ese sentido, declarar este día feriado no es una cuestión de estar "bien" o "mal", sino de cómo utilizamos ese tiempo para pensar, no solo en lo que fuimos, sino en lo que queremos ser. La clave está en equilibrar una revisión crítica del pasado con una mirada decidida hacia el futuro, aprendiendo de la historia sin quedar atrapados en ella.

El "Día de la Raza" se ha transformado, pero el debate sobre su verdadero significado está lejos de haberse resuelto.

(*) Héctor Iván Rodríguez es docente universitario. Dr. en Estadística y consultor internacional

 

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