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Una prueba de fuego

Jueves, 18 de septiembre de 2025 01:03
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Las elecciones de medio término, donde se renuevan parcialmente las cámaras de diputados y senadores, es una prueba de fuego para el gobierno en la mitad de su mandato. Son diferentes a las presidenciales que se hacen cada cuatro años, porque la política local incide con mayor peso en la decisión de los electores.

La elección de medio término del próximo 26 de octubre tiene algunas peculiaridades como:

  • No hubo elecciones PASO, vigentes desde el año 2011, suspendidas por este año. Tampoco hubo elecciones internas en los partidos políticos, por lo que los candidatos elegidos fueron, en algunos casos, desconocidos y en otros, cuestionados.
  • Será la primera vez en que se vote con la Boleta Única Papel (BUP), habilitando un procedimiento transparente, claro y sencillo; facilitando al elector la elección de los candidatos.
  • Antes de octubre, diez elecciones provinciales se desdoblaron, es decir, lo hacen en una fecha distinta al 26 de octubre de las nacionales, se eligieron desde concejales hasta el gobernador de Corrientes. Trece no desdoblaron y serán simultáneas con las nacionales y votan autoridades, legisladores locales y se elegirá el gobernador de Santiago del Estero.

Está a la vista que cada elección provincial se da en un contexto donde los intereses personales, grupales y políticos son distintos; lo único que se asemejan son los partidos políticos y sus ideologías, ya que en todo el país hay radicales, peronistas, conservadores, agrupaciones provinciales y vecinalistas, y lo nuevo en esta elección es el partido político La Libertad Avanza (LLA).

De todas las elecciones que se hicieron en las distintas provincias hasta la fecha, LLA ganó solo en la elección de CABA. Este último triunfo la posicionó como una fuerza política competitiva, por la importancia y la exposición política que tiene del distrito porteño.

La exhibición mediática del triunfo porteño, alentada por propios y extraños hacía ver a ella como un símbolo en el camino para conquistar la "última colina del kirchnerismo". Pero, los resultados en las elecciones bonaerenses desmintieron la pretensión de convertirse en los verdugos del "populismo".

El triunfo del PJ en Buenos Aires, no sólo relegó a trece puntos de diferencia en el segundo puesto a la LLA, sino que mantuvo su gran peso simbólico que, como un búmerang, invirtió la expectativa reanimando el peronismo y depreciando la imagen del presidente. Esta política capitaneada – la de nacionalizar la campaña en Buenos Aires – por el presidente Milei, operó en contra de las perspectivas del gobierno y de los mercados bursátiles.

Una lucha sin cuartel

Ahora bien, la Argentina no es Buenos Aires. En consecuencia, preanunciar que el resultado del 26 de octubre será parecido al de esta provincia, por lo menos es temerario, ya que estamos en presencia de sistemas electorales distintos, contextos locales diferentes e intereses regionales particulares, que están representados por partidos políticos y agrupaciones provinciales competitivas, poder adquisitivo diferentes y culturas políticas disímiles.

La elección de medio término será el próximo mojón de un camino que se inició con las elecciones provinciales en las que el oficialismo sólo ganó una, en un ambiente enrarecido por la violencia de las campañas electorales.

El ambiente se enrarece más porque ante la convocatoria hecha a los gobernadores por el flamante ministro del interior, la respuesta es el silencio. Esta actitud sumada a los vetos de la ley de financiamiento universitario, la ley de emergencia pediátrica en el hospital Garrahan y la ley sobre el reparto automático de los Aportes del Tesoro Nacional; esteriliza cualquier posibilidad de diálogo político entre el gobierno y los gobernadores.

En ambos bandos se habla de lealtades, traiciones y rendiciones incondicionales. Esta situación política, en la que oficialismo y oposición no dialogan y redoblan la apuesta, se asemeja a una "lucha sin cuartel" que describe una disputa donde el objetivo es la aniquilación del oponente. Asimismo, "no dar cuartel" al que se opone es negar asilo al combatiente vencido, principalmente si se rinde.

Entonces, ante esta situación política, deberíamos tener presente que la lucha por el poder tiene una fase agonal (lucha) y otra de construcción (constructiva) donde en una época se lucha por el poder y en otra se diseñan políticas públicas para construir un estado de cosas que permitan gobernar y progresar, de tal fin que se garantice la gobernabilidad.

El 27 de octubre, un día después de las elecciones, con independencia del resultado, debemos pensar en que uno de los valores más preciados de la democracia es la gobernabilidad y se la obtiene con el convencimiento de que dialogar con el adversario no es para débiles, sino para quienes creen en la fortaleza de la convivencia democrática.

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