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Rubén Gutiérrez es un sacerdote con un rol predominante. Es el encargado de la diócesis de Orán, la más pobre del país. Tal vez ese rol que representa le genera gratificación, pero tiene que enfrentarse a diario con la dura realidad: la pobreza y la droga. Con una mirada crítica, reconoce la situación que miles de salteños sufren. La droga entre los jóvenes y la falta de empleo representan para él dos flagelos que intenta combatir a diario.
¿Qué es lo primero que responde cuando le preguntan por qué hay tanta pobreza en los municipios del norte?
Es el principal problema que tenemos. Hace una semana nos reunimos con la Pastoral Social y el tema de la pobreza es lo que más nos preocupa. En todo el norte la pobreza golpea al 60% de los habitantes. Recuerdo que monseñor Lugones (el anterior obispo) hablaba de las dos Salta: Salta la Linda, la del primer mundo y la Salta del cuarto o quinto mundo. Hay una situación de pobreza material, cultural y educativa.
¿Qué medidas gubernamentales buscan reducir la pobreza hoy?
Se perciben intentos por mejorar la situación, pero son siempre como oleadas del mar que humedecen el terreno nomás. No se toman medidas profundas. Las distintas estrategias como el Fondo de Reparación Histórica del Norte funcionan tan lento que los beneficios no terminan solucionando nada. No entiendo la lentitud que hay para que las cosas se hagan. Por ejemplo, la ruta nacional 50. Me da vergenza porque la prometieron tantas veces.
La droga es otra de las problemáticas instaladas en el norte. ¿Cómo observa usted el crecimiento de este flagelo?
La droga nos está matando! Hay mucha gente afectada y no queremos tener una generación de gente idiota gobernándonos. Eso va a pasar si no detenemos el consumo. Hay una creatividad increíble para hacer esclavos pobres de la droga. La gente saca de donde no puede. Esto pasa crudamente en Orán, Hipólito Yrigoyen, etc. Me preocupa que las adicciones hayan entrado tan fuerte al norte. Junto con la pobreza son dos variables que me duelen y mucho.
¿Por qué es tan difícil que se generen fuentes de trabajo genuinas?
Por malas políticas públicas que le hicieron mucho perjuicio al pueblo. Cuando a nivel nacional se habla de superávit fiscal, acá la gente tiene que ver cómo comer día por día. Es imperdonable y absurdo decir que se puede comer con $6.
¿Los planes sociales hoy están garantizando un mínimo de condiciones básicas para vivir?
No, sería lo ideal, pero eso no ocurre. Estoy seguro que los planes que sirven para situaciones como las del 2001, pero luego no se crearon fuentes laborales durables. Es lamentable tener una estructura de provincia atada con alambre. Somos un país poco serio y se mira para otro lado. Hay una mirada soberbia de creer que solo algunos tienen la respuesta. A través de los planes sociales el Estado marca una presencia virtual o testimonial: estoy pero no estoy. Se hace presente solo por los planes mientras que los municipios están superpoblados de empleados públicos. Es una bomba de tiempo la situación que afecta a los municipios y en algunos lugares ya explotó.
Su mirada sobre la clase política, debe ser muy crítica con todo la realidad que lo rodea...
Yo creo que hay que estar a la altura de los tiempos. Siempre rezamos por los políticos para que trabajen por los pobres. Sí..., creo que hablan más de lo que dicen. Claro, son una clase diferente y lamento que mucho de nuestros políticos se hayan enriquecido a costa de la función. Hay cosas que se tienen que solucionar a nivel provincial y otras a nivel departamental. Muchas veces los políticos, ni ante problemas de pobreza tienen la altura para sentarse a hablar.