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Líder de jóvenes en una iglesia fue denunciado por abuso sexual

Hijo de pastores, en 2023 fue condenado a tres años por el delito de estupro. La víctima denunció que fue abusada con acceso carnal desde los 14 a los 18 años.
Lunes, 08 de abril de 2024 00:00
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Con la ansiedad y la emoción propio de una adolescente, Virginia (nombre de ficción para preservar la identidad de la víctima) se preparó para ir, junto a su hermana -mayor que ella-, a los 15 de una amiga, compañera de segundo año del colegio. Lo que Virginia no se imaginó fue que la fiesta se celebraría en un templo religioso, y mucho menos que sería el comienzo de casi cuatro años de calvario.

La joven, que actualmente cuenta con la mayoría de edad, denunció a Pablo Matías Ezequiel Molina López (38) de haber abusado sexualmente de ella en reiteradas oportunidades. Según plasmó en su acusación los ultrajes comenzaron en 2018, cuando la víctima tenía 14 años, hasta fines del 2021.

Pablo Molina López es hijo de un matrimonio de pastores, fue -o sigue siendo- integrante de la banda de música de los cultos principales y, hace algunos años, estaba a cargo de la escuelita dominical y un grupo de jóvenes junto a su novia, actual esposa, y un hermano de la congregación.

Ya tiene una condena por abuso sexual

Sobre el líder de los jóvenes pesa una condena por el delito de abuso sexual con aprovechamiento de la inmadurez sexual de la víctima (estupro) en perjuicio de otra menor, pena que recibió el año pasado en un juicio abreviado a cargo del vocal de la Sala V del Tribunal de Juicio, Marcelo Rubio, quien condenó a Molina López con tres años de prisión condicional.

Fue justamente esa primera denuncia, que luego radicó en una condena, lo que destapó una segunda acusación contra el hombre. En esta oportunidad de una gravedad espeluznante, dado que la Justicia salteña investiga si el sujeto violó en varias oportunidades a una menor desde los 14 hasta los 18 años.

Un mes después de cumplir la mayoría de edad, la madre le preguntó a Virginia si Pablo le había hecho algo. La mujer sabía de la denuncia contra el hijo de los pastores de la iglesia a la que se congregaban. Atemorizada, miedo que arrastró durante años, la víctima negó haber sufrido algún tipo de abuso, sin embargo su progenitora insistió y decidió confesar todo.

Los ultrajes que sufrió la víctima

Virginia contó que los abusos sexuales con acceso carnal comenzaron cuando ella tenía 14 años. Una mañana salió para el colegio y tras bajar del colectivo Pablo Molina López la estaba esperando en la puerta del establecimiento a bordo de una Trafic o Combi, vehículo que su padre el pastor solía utilizar para recoger a los feligreses hermanos y llevarlos a la iglesia.

La invitó a subir para ir a desayunar y la terminó llevando al cerro San Bernardo, en una calle sin salida antes de llegar al boliche Castillo (Mao Mao), donde la denunciante dijo que la violó. La preadolescente estaba con el uniforme del colegio y un camperón azul porque hacía frío.

Ese mismo año, 2018, volvió a abusar de ella, pero en el estacionamiento que la familia del acusado tiene sobre la calle Lerma. Allí, la hizo subir a la parte de atrás de la Trafic para violarla, ultrajes que siguieron en distintos lugares, incluso en uno de los domicilios donde se desarrollaban las actividades religiosas.

Una familia poderosa

Desde que fue blanco de los abusos, la joven contó que el sujeto no paró de infundir temor, además de aconsejarles a ella y a sus hermanas que no debían tener novio. Virginia contó que el acusado solía decir que su padre y él tenían poder, quienes se metían con su familia terminaban muy mal.

"Ellos -por el acusado y sus padres- controlaban todo, tenían la clave de los celulares de mis hermanas y del mío", apuntó la denunciante. Además de las amenazas, la joven sostuvo que tenían prohibido muchas cosas, "él -por Pablo Molina- decía que todo el tiempo me estaba observando, que sabía todo lo que hacía o dejaba de hacer", contó la víctima.

Al cabo de un tiempo considerable, luego de que los padres de Virginia hablaran con el pastor, padre del acusado, sin obtener respuestas, decidieron no congregarse, la joven víctima contó que la última vez que vio a su abusador fue una noche en la Casona del Molino, donde ella trabajaba. Le llamó la atención la presencia del acusado y sus padres, inmersa en una profunda crisis decidió no seguir trabajando en el lugar.

Consecuencias del horror

Durante años Virginia tuvo que convivir con el horror constante que significa tener a sol y sombra a un abusador sexual, un sujeto que supo ampararse en la práctica religiosa para arruinar la vida de una menor.

Las consecuencias que padeció la joven no fueron menores, decidió meterse en el mundillo de las drogas y comenzar a consumir paco, marihuana y cuanta sustancia estuviera a su alcance.

En su desgarrador relato, al que El Tribuno tuvo acceso, contó que en dos oportunidades intentó quitarse la vida.

Jugador de Selección

Pablo Matías Molina cuenta con una discapacidad que no le impidió sembrar antecedentes importantes en el plano deportivo.

Fue parte durante varios años de la Selección Argentina de fútbol 7, el salteño representó al país en torneos de relevancia internacional como los Juegos Paralímpicos de Río 2016, tomó parte de los Juegos Parapanamericanos de Toronto 2015 (plata), el Campeonato del Mundo disputado en Inglaterra en 2015 (octava posición) o el Torneo Preparalímpico Salou en 2016 (séptimo lugar), entre otras competencias.

 

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