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Empresas sin control

Domingo, 04 de marzo de 2012 20:29

Creo que nadie puede negar que el estado de las empresas privatizadas en la actualidad tienen un denominador común: su mantenimiento técnico no es el óptimo. De una u otra manera las consecuencias las padecen los ciudadanos que todos los días se levantan y encaran una jornada laboral para contribuir a levantar nuestra nación. Las organizaciones sindicales levantan su voz, los gerenciadores se defienden y el Estado dice controlar, pero todo me recuerda a un “ménage à trois”. Sin exagerar, dos años antes de la privatización de Ferrocarriles Argentinos, el sueldo de un empleado con la categoría más baja equivalía a dos o tres veces el de un empleado público y mensualmente tenían reajustes que cobraban antes del próximo sueldo. Lo mismo ocurría con las grandes empresas estatales. Pero al parecer, el remedio fue peor que la enfermedad y el enfermo está en tal estado, que nadie quiere hacerse cargo. No soy partidario de la estatización ni de la privatización, pero me pregunto cuál sería el resultado de una empresa con 50% para cada uno. Que comparta los beneficios y las responsabilidades y que sea auditada por una comisión legislativa.
 

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Creo que nadie puede negar que el estado de las empresas privatizadas en la actualidad tienen un denominador común: su mantenimiento técnico no es el óptimo. De una u otra manera las consecuencias las padecen los ciudadanos que todos los días se levantan y encaran una jornada laboral para contribuir a levantar nuestra nación. Las organizaciones sindicales levantan su voz, los gerenciadores se defienden y el Estado dice controlar, pero todo me recuerda a un “ménage à trois”. Sin exagerar, dos años antes de la privatización de Ferrocarriles Argentinos, el sueldo de un empleado con la categoría más baja equivalía a dos o tres veces el de un empleado público y mensualmente tenían reajustes que cobraban antes del próximo sueldo. Lo mismo ocurría con las grandes empresas estatales. Pero al parecer, el remedio fue peor que la enfermedad y el enfermo está en tal estado, que nadie quiere hacerse cargo. No soy partidario de la estatización ni de la privatización, pero me pregunto cuál sería el resultado de una empresa con 50% para cada uno. Que comparta los beneficios y las responsabilidades y que sea auditada por una comisión legislativa.
 

Como ciudadanos tenemos el derecho de saber sobre los fondos públicos y si el Estado gana o pierde en estas empresas para, de esta manera, acordar el valor de los servicios.
 

Abel Nicanor Cuyupari, Ciudad

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